PREMIOS MUJER 2024

La moción, un año

Ha pasado un año de la moción de censura en Ponferrada. Un episodio tumultuoso en la vida política ponferradina, que todavía recuerdan sus actores y también los espectadores. Un pasaje que ruborizó a todas las partes, todas, y que puso en tela de juicio al mismísimo secretario general de los socialistas y candidato perpetuo, Alfredo Pérez Rubalcaba, que llegó a ordenar la dimisión de Samuel Folgueral, unas horas después de haber tomado posesión, del primer sillón ponferradino.

La desobediencia como respuesta, acababa por primera vez en la historia, con la representación socialista en el consistorio Ponferradino. Un año después, lejos de cicatrizar, la herida política todavía supura más. La infección en el PSOE, es tan sangrante que ni los más veteranos, los que se dicen barones, son capaces de conciliar en un solo discurso. Es demasiado tarde. Ha crecido mucha maleza, en forma de envidia, egoísmo, odio y personalismos, que están acabando con la filosofía de la formación centenaria, que dio sentido a la democracia en España. ¡Está el PSOE para que le den de comer a parte!. Y el alcalde no ha querido hacer leña, aunque a él le dieron bastante. ¿Será ese silencio hacia quien le escupió en la cara, razón de peso, para volver a las siglas del Partido Socialista?.… no estoy segura… hay que tener mucho hígado… de momento el secretario regional del PSOE, ha dicho que cometieron un grave error, con la moción, que no volverán a repetir. El caso es que transcurrido un año, todavía la sociedad se pregunta si Ponferrada ha cambiado en este período….

Pero en este año de moción, hay otros dos aspectos que no quiero dejar de mencionar y que tienen que ver por un lado con el otro partido grande, el PP, que muy poco ha reivindicado, lo que la moción les arrebató. Las cúpulas del PP, y del PSOE se han contagiado de una grandeza capitalina, que intenta guillotinar cualquier tipo de discrepancia de los suyos. Si la moneda de pago de Samuel Folgueral fue la expulsión, la del PP con Carlos López Riesco, ha sido el olvido a la figura de un alcalde que estuvo 11 años representando unas siglas en Ponferrada y las mismas, durante 4, en el Congreso de los Diputados. Sobre el ex alcalde, han caído las pestes de la ingratitud y la injusticia, con las que le pagó su propio partido. Se podrá estar de acuerdo ó no con su política, con su forma de actuar públicamente,  hasta con su forma de ser…pero no es justo, ni digno el trato político, porque desempeñó la función que le encomendó la mayoría que le votó en las elecciones.  En lo que a los dos alcaldes les pasó, está perfectamente resumida la esencia de los partidos mayoritarios: pasan por encima de las bases como Atila. Jugar a los puzzles en política, tiene más peligro que un tubo de ensayo con ácido sulfúrico y agua. 

Y el tercer punto de análisis, es IAP. El grupo con el que Ismael Alvarez, anunciaba su vuelta a la política después cumplir con la justicia. Independientes Agrupados de Ponferrada, el partido, que no hay que olvidar, sigue presidiendo Ismael, que se ha ido del Ayuntamiento pero no de la política, ¡y ojo!…que ya huele a elecciones.

Las del 2015 se aventuran frenéticas, y con muchos escenarios posibles: Samuel Folgueral en el PSOE ó como independiente, IAP convirtiéndose en rival de sus hoy socios de gobierno, en el PP no me atrevo a sentenciar lo de Eduardo Fernández, Carlos López Riesco no quiere contar, ni confirmar, ni desmentir, Pedro Muñoz a sus trece dejándose querer con formación propia ó asociado, UPyD, Izquierda Unida, Partido del Bierzo, PRB y además ¡ojo! hay otro partido vigente y otro presidente y veterano político en el MASS, Angel Escuredo y su mano derecha Fátima López, que no sabemos, si finalmente continuarán por esa senda, aunque algo se barrunta…

Ha pasado un año de la moción de censura… y un año y poco queda, para las próximas municipales, que van a necesitar una semana y no una jornada de reflexión, con todo lo que tenemos encima. Cierro con una cita del sabio Groucho: “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos y casi siempre, aplicar los remedios equivocados”.