Apenas tres semanas después de su llegada a la capital berciana, Munitis ha transformado a la Deportiva. Con el cántabro en el banquillo, el conjunto blanquiazul ha sufrido una metamorfosis que le ha llevado a recortar distancias con la cabeza de la tabla y a tener esta tarde la oportunidad de colarse en la zona de ‘playoff’ por primera vez en lo que va de temporada.
Para el renacer de la Ponferradina, el técnico ha evitado cualquier tipo de revolución, apostando siempre por el mismo dibujo, un clásico 4-4-2, recuperando las bandas y terminando con la soledad de Figueroa en la punta de ataque. Y es que con Manolo Herrero los bandazos tácticos fueron habituales. El propio entrenador jienense reconoció que las primeras jornadas estaban siendo una especie de “segunda pretemporada” en la que intentar encajar las piezas. Munitis, por su parte, lo tuvo bien claro desde su llegada y ha cambiado algunas piezas, pero el sistema no varía.
El descubrimiento Abel Moreno
El gran beneficiado ha sido Abel Moreno. El jugador cedido por el Córdoba es uno de esos laterales con alma de extremo que no terminaba de encajar en ningún esquema. Ahora, como interior, el andaluz brilla en ataque y echa una mano en defensa.
Lo que en un primer momento podría parecer una apuesta defensiva, con dos laterales por la misma banda, se ha convertido en la mejor receta para abrir el cerrojo que se encontraban los bercianos cada fin de semana. Por la izquierda, el goteo es constante y la mejor forma de evitar el embudo que se formaba por el centro.
El problema fue la solución
Un accidente como el de la expulsión de Jonathan Ruiz y Andy en Mutilnova que dejaba a Munitis sin los dos mediocentros clásicos de la plantilla, ha descubierto una pareja inesperada que está sabiendo reinar en la medular. Con Chavero y Cidoncha, la Deportiva combina calidad y entrega.
Y es que ante el Racing, ni siquiera un corte de digestión logró sacar a Chavero del terreno de juego. Con Munitis, el centrocampista ha ganado galones y aunque en Palencia lo probó en la banda, es en el centro del campo donde ha mostrado su mejor versión.
La asignatura pendiente de esta nueva pareja es controlar su recién adquirido entusiasmo defensivo. Ambos llevan tres tarjetas amarillas y se encuentran a solo dos de cumplir el primer ciclo de sanción.
Intensidad y un gen ganador
Durante las primeras jornadas, la Deportiva, por momentos, fue un equipo apático, sin alma, que deambulaba por el campo y sacaba sus encuentros con algunos fogonazos de calidad. Aunque Munitis el equipo berciano no es ni mucho menos un rodillo, ha conseguido convertirlo en un equipo muy incómodo.
Lo ha conseguido adelantado la línea de presión. Figueroa, Rayco, Juanto e incluso Caiado, que también ha jugado en la delantera, son los primeros en iniciar un acoso y derribo que busca cortar la continuidad del rival, jugar lo más posible en el campo contrario y que el rival no puede armar jugadas claras de ataque.
Así, el cántabro ha conseguido cerrar el grifo de goles encajados, dejando su portería a cero en los tres partidos que ha dirigido y reduciendo las ocasiones rivales a la mínima expresión, como muestra que Dinu apenas haya tenido que intervenir en 180 minutos.
También han mejorado los blanquiazules en el ‘otro’ fútbol. Los de Racing y Celta B fueron partidos muy trabados en los que la Ponferradina logró, por momentos, desquiciar a sus rivales. El filial vigués acabó con diez jugadores y renunció a su fútbol habitual víctima del planteamiento berciano.