“¡Vamos valientes!, ¡Sois unos campeones!, ¡Hay que luchar, luchar y luchar!”. Con gritos de ánimo recibía este viernes la capital del Bierzo a la marcha blanca en defensa de la Sanidad de Laciana y el Bierzo. Y lo hacían a lo grande porque, según fuentes oficiales, cuatro mil personas salieron a las calles de Ponferrada para arropar a esta marcha que el lunes partió de Villablino y recorrió más de sesenta kilómetros en cinco etapas.
Trece fueron los kilómetros que ni se sabe ya cuántos pies recorrieron en esta última etapa desde Cubillos del Sil, a la que se unieron innumerables personas. La comitiva arrancó a las 09:00 horas y a ritmo muy muy lento, caminó hasta el Hospital el Bierzo, donde llegó aproximadamente a las 13.00 horas.
Por las calles de la capital del Bierzo, lacianiegos y bercianos no se cansaron de aplaudir, de agradecer una iniciativa que lucha por los derechos sanitarios de toda la población de ambas comarcas. Justo a la entrada de Ponferrada, alrededor de mil personas hicieron el pasillo a una marcha que contenía la respiración y tragaba saliva. El nudo en la garganta era inevitable. La marcha había logrado su objetivo: llegar a la capital del Bierzo.
Muchos, muchísimos lacianiegos fueron los que se desplazaron hasta Ponferrada para recibir a los suyos. Para ser el bastón que auxilió en los últimos kilómetros a los participantes. Porque son sus padres, sus hijos, sus amigos, sus vecinos los que caminaron en la marcha y querían brindar el mayor de sus apoyos. Muchos comercios cerraron sus puertas para poder acudir, algunos se desplazaron en sus propios vehículos y otros en los autobuses que fletaron las Juntas Vecinales del municipio.
Aplaudieron y aplaudieron, se emocionaron, saludaron a los de Laciana y los del valle devolvían el favor con miradas cómplices y más aplausos de agradecimiento. Es el sentir de una comarca que ha heredado el espíritu reivindicativo que el carbón construyó, aunque los veteranos bromearan, precisamente hoy, con que ya ha llegado la hora del relevo generacional.
Las banderas de Laciana –en mano del edil del equipo de gobierno socialista Jose Saavedra– y del Bierzo –portada por el edil de Podemos en el Ayuntamiento de Camponaraya Oli Vega– abriendo la cabecera de la fila, ondeando al viento, silbatos, gritos a favor de la sanidad pública y de calidad, algún cántico contra Mañueco, de nuevo la música del acordeón de la lacianiega María del Mar García animando, y la unión de dos comarcas: Laciana y el Bierzo. De hecho uno de los emblemas más repetidos fue ‘Laciana y el Bierzo unidos jamás serán vencidos».
El esperado momento fue la entrada de la marcha en el Hospital El Bierzo y el encuentro con los muchos profesionales sanitarios que en las escaleras de los aparcamientos, en las ventanas, con carteles y globos verdes, y en otros tantos rincones vitoreaban a los de la marcha blanca. Tras el paseillo por las inmediaciones del centro hospitalario tomaban la palabra, entre otros, el presidente de la plataforma en defensa de la Sanidad de Laciana, Valentín Arias, el coordinador de la marcha, Javier Rubio y la edil de Sanidad de Villablino, Pilar Carrasco.
“¡La que hemos liado!”, exclamaba Arias, al tiempo que Carrasco confesaba sentirse “orgullosa” de ser lacianiega y “orgullosa” de ser “hermana del Bierzo”, mientras Javier Rubio terminaba su discurso tirando de un poema de Benedetti. “En la calle codo a codo somos mucho más que dos”.
Es el resumen de una iniciativa de protesta que ha movilizado diariamente a cien coches que trasladaron a los participantes al inicio de cada etapa y vuelta a sus domicilios, que busca más dotación de profesionales médicos para el centro de salud de Villablino que cubre más de 10.000 tarjetas sanitarias, la apertura de sus consultorios rurales, el cumplimiento de aquellas promesas que la Junta de Castilla y León hizo cuando puso en marcha el Centro Sociosanitario de Villablino… En definitiva, una sanidad digna, un servicio que por derecho ha de tener la comarca.
Si algo ha conseguido la marcha es hacerse oír, sacar fuera de las fronteras del municipio los problemas sanitarios que tiene la comarca. Ahora la pelota está en otro tejado y solo queda esperar que la cosecha dé sus frutos. Y ojalá sea así. Porque el valle se lo merece.
FOTOGALERÍA DE LA MARCHA BLANCA