PREMIOS MUJER 2024

La larga y doliente comitiva del Entierro cierra el Viernes Santo

La procesión más larga de la Semana Santa ponferradina, con un total de 13 pasos, y la más solemne, reunió en la Plaza de la Encina las túnicas negras y mantillas con las túnicas blancas para recorrer la parte alta de la ciudad
El paso de Jesús conducido al Sepulcro desfiló hoy por primera vez (Roberto Sevillano)

V.R.O. La procesión más larga de la Semana Santa ponferradina, con un total de 13 pasos, y la más solemne, la del Entierro, fue la protagonista de la tarde del Viernes Santo. Túnicas negras y mantillas acompañaron a los pasos a la Plaza de la Encina para reunirse allí con los hermanos que vistieron las túnicas blancas.

Desde allí, los trece pasos, con la sagrada Urna y Nuestra Señora de la Soledad cerrando la procesión, se dirigieron hasta la plaza del Ayuntamiento, por la calle del Paraisín, y posteriormente se adentraron en la zona alta de la ciudad para regresar de nuevo al casco antiguo y recogerse en la iglesia de San Andrés.

La Oración en el huerto, Flagelación, Ecce Homo, Verónica, Jesús Nazareno, Cristo de la Esperanza, Calvario, La Lanzada, La Piedad, Cruz Desnuda, Conducción al sepulcro, Sagrada urna y Nuestra Señora de la Soledad compusieron la comitiva que recordó la muerte de Cristo.

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Roberto Sevillano

 

Orígenes del Viernes Santo

El Viernes Santo es el segundo día del llamado Triduo Pascual, el periodo durante el cual la liturgia católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. En concreto, el Viernes Santo se recuerda la muerte en la cruz del fundador del Cristianismo.

Según la tradición cristiana, Jesucristo murió a los 33 años y a las 3 de la tarde. Según narran los Evangelios, los sumos sacerdotes -las autoridades religiosas de la época- conspiraban contra Jesús de Nazaret porque este se proclamaba “el Hijo de Dios”; lo consideraban un “alborotador”.

Jesús ante Pilato

Estas autoridades y quienes les apoyaban decidieron llevar a Jesús ante Poncio Pilato, quinto prefecto de la provincia romana de Judea entre los años 26 y 36 d.C. Este en principio no vio culpa en Él para condenarle, pero finalmente se avino a la presión de una multitud que clamaba por su crucifixión.

Según el Evangelio de Mateo, Pilato entonces se lavó las manos con agua a la vista del pueblo, proclamándose “inocente de la sangre de este justo”. Este gesto de ‘lavarse las manos’ es el origen de la expresión que llega hasta nuestros días.

Como era costumbre liberar a un reo por la fiesta judía de la Pascua, Pilato decidió soltar a uno muy conocido llamado Barrabás, cediendo así a la presión de los manifestantes.

Despojado y humillado

Siguiendo el relato de los Evangelios, a Jesús le despojaron de sus vestiduras, las cuales se echaron a suertes, le colocaron una corona de espinas en la cabeza, y le golpearon, le escupieron y le escarnecieron.

Le hicieron cargar con su propia cruz hasta un pequeño monte a las afueras de Jerusalén llamado Gólgota, lugar del calvario o de las calaveras, debido a la forma de calavera que tenían las rocas de una de sus laderas.

En el Gólgota o Calvario fue crucificado entre dos ladrones y bajo un cartel que decía ‘Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos’, origen de las siglas y de la expresión INRI. Según el Evangelio de Juan, los pontífices de los judíos protestaron a Pilatos, pidiéndole que cambiara la redacción por “él ha dicho: yo soy el Rey de los Judíos”. Pero Pilato se lo negó con esta famosa réplica: “Lo escrito, escrito está”.

Roberto Sevillano
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