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La importación de carbón cuadriplica la producción nacional, al sumar 16,2 millones de toneladas foráneas frente a los 3,9 millones de autóctonas

La extracción en las cuencas españolas se desploma un 83% desde 2000 mientras aumentan las compras a Colombia, Indonesia, Rusia y Sudáfrica para quemar mineral en las centrales térmicas
Datos de producción e importación de carbón (F. S. / ICAL)

R. Travesí/ La producción de carbón en España ha caído un 83,3 por ciento entre los años 2000 y 2014 (que supone un 76,4 por ciento en el caso de antracita y hulla) mientras no para de aumentar la compra de mineral en el exterior, con un incremento en el último ejercicio del 19,6 por ciento. Solo el año pasado, la importación de carbón cuadriplicó la producción nacional. Es decir, 16,2 millones de toneladas frente a las 3,9 millones que salieron de las cuencas locales.

La ola de calor que azota España hace varias semanas ha demostrado que el carbón es una fuente de energía competitiva pese a ser más contaminante. Tanto que el carbón lideró la estructura de generación neta del país en junio, con un 25,9 por ciento del total, un porcentaje que se mantiene en lo que va de mes. Pero la falta de incentivos a la quema del carbón nacional en las centrales térmicas hace que las empresas apuesten por el mineral importado, como el procedente de Colombia, Indonesia y Rusia, que es más barato.

La publicación ‘Energía 2015 del Foro de la Industria Nuclear Española’ recoge que la producción total de carbón en España ha pasado de 23,4 millones de toneladas en el año 2000 a las 3,9 millones de toneladas de 2014. El descalabro no solo está relacionado con la decisión de dejar de extraer a partir de 2009 de un tipo de carbón vegetal como el lignito pardo, sobre todo en Galicia, sino, sobre todo, por la importante caída de la producción de antracita y hulla, que son los principales en el subsuelo del norte de las provincias de León y Palencia. En concreto, de los 11,3 millones de toneladas de estos carbones en 2000 a nivel nacional apenas alcanzaron los 2,7 millones el ejercicio pasado. Los descensos han sido progresivos desde entonces.

De esos 2,7 millones de toneladas extraídas de hulla y antracita, las minas de la región solo aportaron un millón de toneladas. Es decir, el 37 por ciento del conjunto nacional. Las cuencas leonesas produjeron 349.000 toneladas de hulla y otras 656.000 toneladas de antracita, mientras que las explotaciones de Palencia extrajeron solo 39.664 toneladas de antracita.

El consumo total de carbón en España ha experimentado constantes bajadas, con un descenso acumulado del 36,2 por ciento desde 2002, sobre todo por la importante bajada del mineral destinado a la generación eléctrica que pasó de 18.910 toneladas equivalentes de petróleo (tep) a 10.200 el año pasado. Una reducción del consumo que también llegó a sectores como la siderurgia, el cemento y otro tipo de industrias no han parado de prescindir de este mineral.

Ante este panorama no es de extrañar que la producción bruta de las centrales térmicas de la Comunidad, que emplean carbón como combustible, haya caído en los últimos años. La instalación de Compostilla (Cubillos de Sil, León) ha bajado un 12,6 por ciento entre 2011 y 2014. La central de Velilla de Río Carrión en Guardo (Palencia) perdió un 32,3 por ciento mientras que Anllares (Páramos de Sil, León) acumuló un retroceso del 29,3 por ciento. La Robla (León) es la única excepción con un aumento del 64,8 por ciento aunque su balance es negativo al establecer una comparativa con otros años como 2012 y 2013.

Generación de electricidad

La mayor parte de las térmicas existentes en España está a pleno rendimiento desde hace varias semanas por la demanda de energía con los sistemas de refrigeración, que además coincide con el descenso de la producción del sector eólico (a diferencia de lo que ocurre en invierno) y solar (con el exceso de calor) pero también la hidráulica (por la ausencia de lluvias). Solo la energía nuclear aguanta el tirón y se sitúa por detrás del carbón en la generación de electricidad, con un 18 por ciento en junio. En el conjunto de 2014, el mineral fósil supuso el 16 por ciento del total de las fuentes de energía.

Un buen momento del que no se benefician las compañías mineras de España ya que desde el inicio del año, prácticamente, se ha paralizado la compra de carbón nacional por parte de las eléctricas con el grave perjuicio para las cuencas de la Comunidad. Y todo parece indicar que esta situación continuará tras la reciente decisión de la Unión Europea de no aceptar el plan minero alcanzado entre el Ministerio de Industria, sindicatos y patronal para el periodo 2013-2018. Bruselas no se fía de los planes del Gobierno de España sobre el cierre de explotaciones, la reducción de empleos, el descenso de la producción ni los planes de viabilidad de las minas que funcionarán a partir de esa fecha.

Falta de incentivos

Así que las compañías eléctricas continuarán con su apuesta por el carbón importado ante la falta de incentivos para la quema del nacional. El Foro de la Industria Nuclear señala que el mineral comprado en otros países aumentó un 19,6 por ciento en el último año hasta los 16,2 millones de toneladas. De esa cantidad, más de la mitad del mineral que llegó a los puertos españoles procedentes de otros países correspondió a la hulla energética con un aumento del 48 por ciento entre 2013 y 2014.

Las importaciones de carbón desde Colombia alcanzaron el año pasado los 5,5 millones de toneladas con un incremento del 120 por ciento, seguidas de los 3,8 millones del mineral procedente de Indonesia, los 2,1 millones de Rusia y los 1,5 millones de Sudáfrica. La lista de los países que más carbón venden a España se completa con Estados Unidos (1,3 millones) y Australia (900.000 toneladas).

El incremento de la generación de electricidad en las centrales térmicas está relacionado con los precios internacionales del carbón que han caído ostensiblemente en los últimos años. Por ejemplo, el precio de la tonelada de carbón en el mercado europeo ha pasado de costar 121 dólares en 2011 a 81 dólares en 2013. También ha habido descensos en los mercados de Estados Unidos (por la reducción del uso del carbón ante el auge de la fractura hidráulica), Japón y el conjunto de Asia. En todo caso el coste variable de una central de carbón es más barato que el uso de gas natural.

 

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