V.R.O. A.C.M, la mujer que el pasado martes resultó herida tras explotarle una bombona en su casa de Ponferrada, sufre quemaduras de grado 2 y 3, éste último el más grave. Es por ello que el Hospital del Bierzo la trasladó el mismo día que fue ingresada a la unidad de quemados del complejo hospitalario de La Coruña. “Dada la gravedad de las lesiones, en la parte anterior del cuerpo, cara, torso, brazos y piernas, que asimismo le afectaron a las vías respiratorias, se decidió el traslado urgente”, señalaron hoy fuentes hospitalarias, que no descartaron que la mujer tenga que ser sometida a injertos si bien esto es algo que se decidirá finalmente en La Coruña. A día de hoy, el hospital gallego, referente en el noroeste por su unidad de quemados, solo informa que la herida sigue “estable dentro de la gravedad”. Fuentes sanitarias afirman que este diagnóstico suele mantenerse durante algún tiempo en el caso de los quemados, pues la mejoría es muy lenta.
Las mismas fuentes indican que “una quemadura de tercer grado se conoce como una quemadura de espesor total. Este tipo de quemaduras destruye la capa exterior de la piel (epidermis) y toda la capa debajo (la dermis)”. “Afectan también a los tejidos que se encuentran debajo de la piel como vasos sanguíneos, tendones, nervio y músculos, en casos extremos hasta a los huesos”, señalan.
Aunque fue la propia mujer la que abrió la puerta a los bomberos tras la explosión, confusa y desorientada -por lo que inicialmente sus heridas no parecían tan graves-, lo cierto es que al poco tiempo de llegar a urgencias empeoró. Uno de los bomberos que la bajó a la ambulancia ya indicó el día del accidente que este tipo de quemaduras “apenas se aprecian recién producidas, pero luego la piel se vuelve seca y rugosa, se oscurece e inflama de manera alarmante”.
Los hechos se produjeron el 26 de agosto a las 09:04 en la calle San Lázaro. Cuando llegaron al lugar de los hechos, los bomberos tuvieron que apagar un incendio en la cocina y desalojar a la mujer, en estado de shock y que no paraba de repetir un “lo siento” por las molestias que entendía que estaba causando. El piso ha quedado “destrozado”, según los vecinos. La mujer vivía sola y es profesora. Procede de Sevilla y era inquilina del piso desde hace unos meses.