La Guerra Civil: Influencia Alemana

Que la influencia de la Alemania nazi fue determinante para que Franco ganara la Guerra Civil es un hecho claro y notorio. Lo que ya no es tan claro y notorio es que esta influencia alemana se venía gestando desde la Primera Guerra Mundial. Dos de las personas más influyentes del Tercer Reich a la hora de decidir y cuantificar la ayuda alemana al lado de Franco fueron el almirante Canaris y el embajador Eberhard von Stohrer.

El inicio de la ayuda de Hitler, o al menos la toma de la decisión de ayudar por parte de este a Franco, se sitúa en una sala de conciertos del festival anual de Wagner en la localidad de Bayreuth. A esta entrevista acudió desde el Marruecos español el empresario alemán residente en dicha zona, Johannes Bernhardt. Era un empresario que a  consecuencia de la crisis en la Alemania de los años treinta se vio obligado a emigrar y asentarse en territorio español. Tras acordar una buena comisión se decidió a realizar las tareas de intermediario entre Franco y Hitler.

La primera misión de este mediador fue determinante, ni más ni menos que en una carta que portaba, Franco le solicitaba ayuda a Hitler para vencer al comunismo. Bien, en la citada reunión se encontraban además del Füher, Goering y el citado comisionista, el almirante Canaris quien fue decisivo para convencer a Hitler sobre la conveniencia de apoyar a Franco.

Canaris conocía perfectamente España porque había formado parte de los servicios secretos alemanes en España durante la Primera Guerra Mundial. En la década de los años veinte volvió a España y estableció fuertes contactos con militares españoles, incluso algunos autores afirman que conoció en aquella época a Franco. Además, también estableció fuertes vínculos con empresarios de la construcción naval como Echevarrieta.

Todos estos antecedentes permitieron a Canaris posicionarse my bien ante Hitler como un verdadero experto en España y por ello tuvo muy presentes todos los consejos e informes que recibía del almirante. Trabajador incansable, ya en 1936, en el cuartel general de Franco en Salamanca, convence a este último de la necesidad de que la Legión Cóndor venga en su ayuda para contrarrestar el masivo envío de aviones por parte de la Unión soviética al bando republicano.

Hasta el final de la guerra, su influencia en la toma de decisiones, incluso algunas de carácter estratégico por parte de Franco, estuvo muy presente. Entre los dos hombres había una sincera amistad y respeto mutuo. Canaris conocía perfectamente el carácter español y España. Siempre quiso vivir en ella.

Una biografía muy similar a la de Canaris en lo que respecta a España fue la del embajador alemán durante la Guerra Civil Eberhard von Stohrer. Diplomático de carrera, barón y doctor en Derecho era un aristócrata de la diplomacia del Tercer Reich. Conocedor en profundidad de España pues ya había formado de la delegación diplomática de su país en el nuestro desde el año 1913 hasta 1919. También profundo conocedor de nuestra forma de ser, a diferencia de su predecesor Wilhelm  von Faupel, fue respetado y querido por el gobierno de Franco. Supo entender el catolicismo de los españoles y esto le sirvió para poner paz en las cada vez más deterioradas relaciones entre Hitler y Franco. Consolidó la implantación de relaciones comerciales entre la España de Franco y la Alemania nazi que fueron determinantes para la victoria del primero. Entre las actividades prioritarias del embajador estaba la puesta en marcha y consolidación de la empresa Hisma que serviría como medio para canalizar la ayuda alemana.

Se afirma que al terminar la guerra, y ante la insistencia por parte de su gobierno de cobrar la deuda contraída por el nuevo gobierno español,  intercedió en favor de España para que el pago se realizara en especias. Entre ellas, el wolframio del Bierzo que tan necesario era para la maquinaria de guerra alemana.

Sin estas dos personas y ante el escaso interés inicial mostrado por Hitler en la contienda española, quizás el resultado de la guerra podría haber sido otro. El espía Canaris y el diplomático von Stohrer contribuyeron a la victoria de Franco sin ningún género de paliativos.