PREMIOS MUJER 2024

La exposición ‘Ponferrada yeyé’ recuerda cómo eran la ciudad y sus gentes en la década de los 60

La muestra podrá visitarse hasta el 16 de septiembre en la Casa de la Cultura de la capital berciana

La exposición ‘Ponferrada yeyé’, que mañana abrirá sus puertas en la Casa de la Cultura de la capital berciana, recuerda cómo eran la ciudad y sus gentes en la década de los 60 del siglo pasado, a través de más de un centenar de imágenes en las que se aprecian las casas y comercios del centro de la ciudad en ese momento de la historia. La muestra repasa esos años en los que los jóvenes acudían al Alaska, local de moda, compraban sus libros en la librería Zorrilla o la ropa en las Galerías El Catalán.

Al respecto, la muestra, que podrá visitarse hasta el 16 de septiembre en horario de 8 a 14.30 horas, nos recuerda que a Ponferrada le llegó la modernidad aún con la ropa tendida en algunos corredores de la plaza Lazúrtegui, donde los guardias urbanos con uniforme blanco y guantes, dirigían el abundante tráfico de los flamantes Seat 600, sobre un pedestal y bajo la sombrilla. Una ciudad que tenía su centro en la bulliciosa plaza, con el teatro Edesa y bares como el Moderno, el Caballero, el Central y el Nagasaki, además de la cafetería del propio teatro, desde cuya galería se contemplaba el ir y venir de las gentes cada día.

El germen de la exposición se encuentra en un expediente custodiado en el Archivo Histórico Municipal. En él, se refleja la pugna entre el propietario del solar donde se ubicaba el bar Moderno en la plaza de Lazúrtegui, y el arrendatario del local, que no es otra que la eterna disputa entre los defensores de lo viejo y lo nuevo. Si el propietario quería hacer un gran edificio en el solar, el arrendatario alegó que “Ponferrada es un pueblo grande, aunque nuestra ilusión es que lo vean de otra manera” y presentó más de un centenar de fotografías de las casas y comercios del centro de la ciudad.

Se trata de un auténtico tesoro de imágenes que permite elaborar un discurso expositivo sobre el desarrollo urbanístico de la ciudad, ya que las leyes y reglamentos urbanísticos del momento defendían el incremento de la edificación, o sea, el aumento del número de viviendas y estas casas pequeñas, de planta y piso, estorbaban en el nuevo concepto de ciudad moderna, con su empresa por antonomasia, la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), que daba trabajo a más de 5.000 personas y en cuyo Consejo de Administración aparecían nombres como el del general Jaime Milans del Bosch o el de Emilio Botín, del Banco Santander.

Para el patrimonio ponferradino no fue su mejor década, pues la vieja iglesia de San Pedro, junto al puente de la Puebla, fueron derribados para instalar el moderno edificio de la Telefónica. En la plaza del Ayuntamiento, el viejo convento de los Agustinos fue demolido para instalar el imponente Instituto Gil y Carrasco. El arquitecto de moda era Mirones que en esa década diseña la Ponferrada yeyé, con proyectos de muchos edificios de viviendas y los de la nueva iglesia de San Pedro o el cine Adriano.

Muchos de los edificios de esa modernidad son obra suya, aunque la ciudad seguía padeciendo los problemas de una población poco cuidadosa con la higiene, como así lo recuerda un bando del alcalde Luis García Ojeda, que comparte el sillón municipal en esa década con Luis Nieto.

En cuanto a las instalaciones culturales, el teatro Adriano se inaugura en 1962, cercano a la pequeña ermita del Cristo, que la modernidad miraba ya con recelo. La obra elegida para la ocasión fue ‘La dama del alba’ de Alejandro Casona y la primera película ‘Pijama para dos’, cuyas colas del primer día aún se recuerdan. Dicen que el propio Adriano Morán salió a decirles a los que aguardaban a conseguir su entrada, que al día siguiente habría otro pase y gratuito para ellos.

Allí debutaría la compañía teatral Conde Gatón en 1967 con ‘La soltera rebelde’ de Víctor Ruiz Iriarte y bajo la dirección de José Cruz Vega. Además, en el teatro Edesa actuaban artistas de moda y se proyectaban las mejores películas, aunque el Cine Morán comenzaba a ganar adeptos al proyectar en pantalla panorámica.

PGOU de 1963

Además, el Plan General de Ordenación Urbanísitca (PGOU) de 1963, daba vía libre al Plan Parcial promovido por el Ministerio de Vivienda en el Polígono de las Huertas, con el que desapareció la Ribera del Sacramento, espacio de gran valor hortícola y agrícola e inmemorial tradición del sistema de riego controlado por los ‘jueces de aguas’.

En este plan se califican como reserva urbana la gran superficie de los terrenos propiedad de la MSP, entre la montaña de carbón y la carretera de La Coruña y desde ésta a la estación del ferrocarril. La red viaria que propone el Plan preveía la construcción de dos puentes sobre el Sil, uno junto al puente del ferrocarril y otro en la ribera del Sacramento, donde al final se construyeron, el de Garcia Ojeda en 1971 y el del Centenario en 2007.

Por otro lado, en los programas y carteles de fiestas de la década, si bien la estética se tiñe de pop, las actividades programadas no abandonaban el guión tradicional, con el tiro al pichón como plato fuerte. Los pimientos desaparecieron con la reforma del barrio de las Huertas del Sacramento, pero el Ayuntamiento creó el certamen ‘Pimiento de oro’, entregando el primero a Enrique Fernández Díaz en las fiestas de la Encina de 1966.

En esa década también surgen concursos musicales para jóvenes. El primero fue en 1967 y allí participaron grupos ponferradinos donde destacaban como músicos y compositores Manuel Fernández Zanca o Ángel Cacharrón. Se construyen muchos grupos escolares en esa década y dos ponferradinos -uno de ellos de adopción- triunfan en el panorama musical español, con varios discos en el mercado.

Se trata de Roberto Lana, que obtiene el primer premio en el II Festival de la Canción del Atlántico, con el tema ‘Corazón con música’ y graba dos sencillos: ‘Llevas mi vida contigo’, con la que participa en el Festival de Benidorm de 1967 y otra para el festival de San Remo. Por su parte, Adolfo Rodríguez, cantante de Los Íberos, triunfa en el panorama de la música pop española de la década de los 60, grabando nueve singles y un LP. Su gran éxito fue ‘Summertime girl’, aunque su inglés tuviera algo de acento berciano.

En el panorama literario, en 1964 salió a la calle el Semario ‘Aquiana’, dirigido por Ignacio Fidalgo, que tomaba el relevo en la crónica local al desaparecido diario ‘Promesa’. ‘Aquiana’ será el cronista de la historia de la ciudad a lo largo de cuarenta años.

Otras de las novedades de la década fueron la puesta en marcha del Instituto Politécnico Virgen de la Encina, conocido como“la Sindical”, las piscinas del Club de Tenis, el Colegio de la Asunción, el Hotel Temple o la Residencia Camino de Santiago. Por último, la década también contempló la inauguración del nuevo cementerio de Montearenas, el 3 de diciembre de 1965.