La Ponferradina afronta esta noche (El Toralín, 21.00 horas) una final por la permanencia en Segunda División recibiendo a un Almería que se juega sus opciones de alcanzar el ascenso directo a Primera. Después de cinco derrotas consecutivas, el equipo de Bolo quiere rehacerse y recuperar las buenas sensaciones que demostró durante la mayor parte de la temporada para eludir los últimos cuatro puestos de la clasificación.
El técnico blanquiazul podrá contar con todos sus jugadores, salvo Saúl, que atraviesa por un proceso febril, y Omar, de permiso tras su reciente paternidad. Vuelve Óscar Sielva, el mariscal de campo de la Deportiva, que se perdió el partido de Soria por sanción, y el resto de la plantilla espera la hora del partido como leones enjaulados, tal y como lo describió el propio Bolo en la previa.
El bilbaíno apeló al coraje de los suyos para sacar adelante un partido en el que, en caso de sumar los tres puntos, la Ponferradina se salvaría si el Lugo y el Albacete no ganan sus respectivos partidos ante Tenerife y Zaragoza. Cualquier otro escenario dejaría todo en el aire para la última jornada, que se disputa el lunes, en la que los blanquiazules deben visitar La Romareda para enfrentarse al Zaragoza.
Los aficionados bercianos se dejarán sentir en los prolegómenos del partido, ya que el Frente Norte ha hecho una convocatoria para recibir al equipo a su llegada al estadio, siempre manteniendo las medidas de seguridad y con el uso obligatorio de mascarilla. Aunque no podrán entrar al campo, sí intentarán que sus ánimos se escuchen en el interior de un Toralín que hoy quiere escribir otra página de la historia de la Deportiva.