La Cooperativa Vinícola del Bierzo, ubicada en Cabañas Raras, cerró sus puertas en 2012 tras 45 años de historia. Fundada en 1965, fue la cooperativa más pequeña de la comarca, con alrededor de 300 hectáreas de viñedo y más de 500 socios en su apogeo. Disfrutó de una etapa de esplendor con sus vinos Cabañas Oro, que lograron dos premios Zarcillo, pero luego se vio gravemente afectada por la crisis del sector, perjudicada por el proceso de descepe y la falta de relevo generacional.
El Cabañas Oro Tinto Roble ganó en 2009 un Zarcillo de plata, un reconocimiento significativo para un vino de una cooperativa. Diez años antes, en 1999, el Cabañas Oro Crianza había sido galardonado con una medalla de bronce en el mismo concurso vinícola. Sin embargo, el cierre se debió a la falta de viabilidad económica. En 2012, la cooperativa ni siquiera pudo recolectar uva de la campaña de ese año. La mala gestión y la crisis que afectaba al sector agrícola se cobraron una nueva víctima, siendo el principal problema un crédito bancario de 300.000 euros que no pudieron amortizar, sumado a la imposibilidad de pagar a los viticultores asociados. “La aparición de bodegas privadas que pagaban mejor y producían vinos de mayor calidad perjudicó mucho. Era muy difícil sobrevivir en esas condiciones. Aquí se aceptaba de todo, no se premiaba la calidad…” explica Manuel García Marqués, alcalde de Cabañas Raras y sobrino de Pepe ‘el Zapatero’, uno de los fundadores de la cooperativa.
Hasta 2004 o 2005, la Bodega Cooperativa Vinícola del Bierzo todavía recolectaba alrededor de dos millones de kilos de uva tras la vendimia. Sin embargo, en la recolección de 2009, la cosecha se redujo a una cuarta parte, alcanzando solo los 150.000 kilos en 2010. El cese en la actividad de los viticultores mayores sin relevo familiar está detrás de esas cifras, que reflejan también que de los quinientos socios que impulsaron la creación de la cooperativa en 1965, la mayoría de Cabañas Raras, pero también de localidades como Sancedo, Cueto, Cubillos del Sil, Fresnedo, Finolledo, San Juan de la Mata, Columbrianos, Cortiguera y Ocedo… solo quedaron alrededor de un centenar.
A pesar de los intentos de fusión con otras cooperativas de la comarca, como las de Cacabelos, Camponaraya y Ponferrada, las negociaciones no prosperaron. La falta de acuerdos que permitieran la comercialización conjunta del vino dio el golpe de gracia a la cooperativa. Durante una asamblea general, la directiva aprobó, con un margen muy estrecho, el inicio del proceso de cierre, resultando en una votación de 28 a favor, 27 en contra y dos abstenciones. La bodega permaneció abierta un tiempo más para vender el stock existente.
La notable disminución en el número de socios y una situación económica insostenible llevaron al cierre inminente. Los viticultores asociados a Vinícola del Bierzo pudieron entregar su producción a Vinos del Bierzo, la cooperativa más grande de la zona, que ofreció su apoyo para asegurar que la cosecha no se perdiera.
Falso etiquetado
Posteriormente, llegaron años inciertos e inactivos. “Hace 8 o 10 años, las instalaciones se alquilaron a unos productores gallegos que hicieron un chanchullo con etiquetas de la D.O. Bierzo. Traían uva de fuera en camiones y la vendían bajo esa etiqueta. Al final, la bodega se la quedó el banco”, recuerda el regidor.
El recinto de la cooperativa vinícola fue puesto a la venta a través de Servihabitat, el portal inmobiliario de La Caixa. El Ayuntamiento hizo algunas gestiones para intentar hacerse con el inmueble, pero finalmente, las instalaciones fueron adquiridas por un particular, Eduardo Blanco García, un empresario de la localidad y director gerente de la empresa de estructuras metálicas Detrame, que ha crecido considerablemente en Europa. El periódico económico Financial Times incluyó a la compañía entre las mil de Europa que más crecieron durante 2018.
Futuro incierto
El cierre del lugar se llevó a cabo con un vallado, lo que parecía indicar que una nueva actividad iba a ponerse en marcha. Pese a que en su momento salió publicado que estas instalaciones iban a convertirse en una estación de servicio 24 horas con tienda y cafetería, este medio de comunicación se ha puesto en contacto con el actual propietario, quien no ha querido informar sobre sus planes, aunque ha desmentido que vayan a destinarse a una estación de servicio. “No sé bien lo que voy a hacer con ella, me lo estoy pensando”, ha asegurado.
Por otra parte, otras fuentes aseguran que el dueño ya ha solicitado la licencia para su derribo. Sin embargo, desde el ayuntamiento nos indican que no tienen constancia de tal solicitud.