En unas revistas que gozaron durante años de amplia difusión y que se dedican exclusivamente a la publicación de artículos sobre historia, había una sección denominada justamente, “La conquista del pasado”. Es un buen título para este artículo y es esta una buena época para pensar en la Historia. La Semana Santa (acaba de finalizar) está llena de referencias al pasado y suele ser habitual por estas fechas la difusión de las denominadas “películas de romanos”. La Historia (lo he dicho creo que mas de una vez),también puede y debe analizarse con criterios racionales y científicos, así lo hacen o lo intentan hacer al menos los historiadores rigurosos.
Tenemos la sensación de que a medida de transcurren los años los sucesos históricos y su memoria se diluyen poco a poco hasta prácticamente desaparecer. Hay un sinfín de detalles y vivencias personales que se pierden irremisiblemente con la muerte de las personas, salvo claro está, que estas redacten previamente sus memorias algo que sólo en contadas ocasiones sucede. Por otra parte es evidente que el paso del tiempo propicia por diversas causas (incendios, robos, desastres naturales,…),la pérdida del registro del pasado. El tristemente conocido incendio de la Biblioteca de Alejandría,cuya culpabilidad al menos en parte recae ,sobre el no menos célebre político y militar ( paradógicamente hombre de letras y célebre historiador);Julio César, es uno de los ejemplos mas antiguos y conocidos.
Sin embargo no es menos cierto que diversas circunstancias (en general de reciente aparición),han propiciado una situación que parece extraña: conocemos sucesos del pasado mejor que nuestros antepasados que vivieron en el tiempo mas próximos a los mismos. Abundan los ejemplos. Son muchas las personas que nada mas ver el comienzo de una película sitúan la acción en el tiempo con bastante acierto (Época Romana, Edad Media, Guerras Napoleónicas, …). Sin embargo hace algunas décadas la mayoría de las personas dirían que esas imágenes corresponden a los “antiguos” y punto. La difusión del conocimiento y las tecnologías modernas cada vez mas novedosas hacen auténticos milagros.
Hace algunos días tuve la suerte de adquirir un pequeño librito titulado “Historia de España” y cuyo autor es S. Calleja Fernández. El dato histórico mas reciente que cita este libro es la jura de la Constitución por Alfonso XIII el 17 de mayo de 1902. Digo que es un librito porque aunque tiene 178 páginas sus dimensiones son de 10 x 15 cm. (es decir aproximadamente la cuarta parte de un folio A4) y me llamó la atención porque yo sabía que era el que allá por los años finales del siglo XIX, se estudiaba en las escuelas de mi pueblo y sin duda en las de otros muchos mas. Aunque el contenido del mismo no me deparó grandes sorpresas me hacía ilusión ver lo que (en el mejor de los casos) podían leer sobre la Historia de España (era además de las enseñanzas bíblicas la única accesible),los de la época de mis abuelos o bisabuelos. Como era de esperar es una historia un tanto poetizada o una historia moralizadora. El autor en vez de limitarse a mostrar la realidad pura y dura de la historia, pretendía “educar” a los alumnos de acuerdo con la moral de la época. Además el contenido es muy escaso. Cualquier alumno de secundaria de nuestros días debe ser capaz de ampliar el contenido de cualquier página de este librito hasta escribir un artículo bastante mas extenso que este. El acceso a los libros y más recientemente a la Red,pone a disposición de una gran parte de la población un caudal de información impensable hace escasas décadas.
Este y otros muchos ejemplos ponen de manifiesto que en la actualidad es muchísimo mas fácil “ver el pasado” y conocer la Historia que hace algunos años. Todo hace suponer que esta posibilidad de acceso al pasado se hará cada día de modo mas simple. Hace unos 35 años que empecé aquí precisamente en Madrid (en la Biblioteca Nacional) a buscar datos históricos que me interesaban. Hoy también desde Madrid sigo con esa tarea, pero a través de la Red puedo leer muchos documentos sin moverme de mi lugar de residencia. Lo que busco ahora ya no son fuentes impresas o publicadas, sigo la pista de documentos cuyo contenido es inédito (los he hallado en el Archivo Histórico Nacional) y cuyos originales en algunos casos se hallan a mas de 100 km. de donde estoy. Así da gusto.
La consecuencia inevitable de todo esto es que el pasado cada vez será mejor conocido. Hace ya tiempo que he pensado que nos encaminamos-por suerte- a una etapa en la que cualquier pequeña aldea disponga de algún libro donde se recojan detalles de su pasado, aunque se trate de algo tan sencillo como ese libro del Sr. S. Calleja Fernández que en los años finales del siglo XIX, servía de texto para estudiar la historia de toda España. La tecnología actual permite investigar el pasado cada vez con mas facilidad. Los detectores de metales-por ejemplo- facilitan la búsqueda de restos arqueológicos en los antiguos campos de batalla. Todo esto está dando sus frutos y de nuevo nos encontramos con que podemos reconstruir, con base racional determinadas batallas y saber lo que sucedió mejor de lo que se sabía hace por ejemplo un siglo. No obstante en el campo de la investigación histórica los métodos aun siguen siendo los mismos que hace siglos: análisis de documentos y restos arqueológicos básicamente, si bien con medios cada vez mas sofisticados.
EL MITO DEL CRONOVISOR
¿Cuál sería una auténtica revolución en este campo?. Pues aunque sea decir un disparate me atrevo a señalar que esa revolución en el campo de la investigación histórica, podría venir de algo que hoy no es mas que una mera hipótesis o si se quiere ciencia ficción pura y dura. Me estoy refiriendo al llamado CRONOVISOR. Es un artefacto que no existe y que quizá jamás se pueda conseguir, pero que según su definición serviría para lograr imágenes del pasado que lógicamente no fueron recogidas por nadie en su momento.
Hace muchos años (debió ser en 1972) que oí hablar de ese supuesto invento y en la Red siguen apareciendo referencias al mismo, pero no hay pruebas de que se haya construido alguna vez, ni lo que es peor de que se pueda lograr algún día tan revolucionario descubrimiento. Las malas lenguas han sugerido que un invento de este tipo podría dar lugar no sólo a una auténtica revisión de la Historia; si no al derrumbe de verdades que se han tenido por indudables y absolutas ¿Que pasaría si quedase probado que las verdades de las grandes religiones no son tales?. El tema es desde luego apasionante, pero quizá esta circunstancia es una de las razones para sospechar que hay “gato encerrado” en todo este asunto. Todos los que escribimos deseamos que nuestros artículos tengan “gancho” y este tema sin duda lo tiene,….. empezar a especular con este tema, puede ser un filón muy rentable, pero hay que ser realistas y honestos. Hace muchas décadas que es posible captar y dejar grabadas ondas sonoras y ondas luminosas,……pero ello sólo es posible si tal labor se hace, en el momento y no posteriormente, que es lo que hipotéticamente haría el cronovisor. Por tanto seamos serios y digamos que el cronovisor es un mito como el de Santa Claus o el del elixir de la eterna juventud.
No obstante si ese hipotético artefacto se hiciese realidad sería uno de los inventos mas importantes de toda la Historia y haría las delicias de todos los historiadores. Yo si tuviese capacidad y posibilidades dedicaría con sumo agrado mi tiempo libre para lograr ese invento.
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Madrid 28 de abril de 2014
Rogelio Meléndez Tercero