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La Confederación Miño-Sil prevé declarar la alerta por sequía en la comarca del Bierzo a principios de octubre

Según los datos recogidos por el organismo de cuenca, el actual es el año hidrológico más seco desde 1982
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, Francisco Marín (I), junto al alcalde de Vega de Espinareda (León), Santiago Rodríguez (D), durante la visita a las actuaciones ejecutadas en el arroyo de Castellanos. / C. Sánchez

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, Francisco Marín, aseguró hoy que las previsiones del organismo de cuenca no descartan que la comarca del Bierzo entre en situación de alerta por sequía tras la reunión que mantendrán los técnicos a primeros de octubre. La declaración de la alerta por sequía no afectaría a los ciudadanos, explicó Marín, porque las restricciones se aplicarían a usos prioritarios, como el regadío o los usos industriales.

En ese sentido, el presidente de Confederación, recordó que “el agua embalsada garantiza el abastecimiento de las poblaciones” pese a que el actual año hidrológico ha registrado un 40 por ciento menos de lluvia con respecto a la media. Esta situación de “sequía meteorológica” se agrava por unas “previsiones negativas” que apuntan que los meses de septiembre, octubre y noviembre también estarán por debajo de lo normal en cuanto a las precipitaciones.

Con estos datos, las previsiones del organismo de cuenca apuntan a que, en caso de que en septiembre no se registren precipitaciones de 70 litros por metro cuadrado, algo que no prevén las principales agencias meteorológicas, se cerrará el año hidrológico con los peores datos desde 1982. “El cambio climático nos está pegando en serio”, resumió Marín.

En el aspecto positivo, el presidente de la Miño-Sil destacó que la situación de partida era “buena”, con embalses en buen estado. En caso de declarar la alerta por sequía, “la población no lo notará en nada”, aseguró Marín. La puesta en marcha de la medida sí implicaría un aumento de la vigilancia y el control para evitar vertidos que podrían afectar al ecosistema, así como una reducción de los caudales ecológicos en las zonas no protegidas. “Se trata de tomar medidas para preservar en la medida de lo posible el agua embalsada hasta que vengan las lluvias”, explicó el presidente del organismo de cuenca.