PREMIOS MUJER 2024

La carrera antes de la carrera

En periodo estival lo normal es disfrutar de unas merecidas vacaciones, la playa, la montaña, en definitiva buscar un momento de relajación. Esto lo puedes hacer si no eres estudiante, porque eso de la ‘buena vida del estudiante’ es relativo. Si has hecho el vago durante el curso te toca sacrificar parte de tu verano de forma merecida, pero el problema viene cuando habiendo aprobado todo en junio y disponerte a pasar un buen verano, ese verano se ve perturbado por una amiga inesperada la burocracia.

Si no hablo de otra cosa, que el infernal papeleo que tienen que realizar los alumnos que finalizan sus estudios en el instituto y se disponen a realizar en primer lugar la selectividad y en segundo lugar la matrícula para la universidad. Ya que en muchos casos ese excesivo papeleo tiene a los estudiantes más preocupados que los propios exámenes, podría enumerar uno tras otro los requisitos que deben de realizar, pero entones esta humilde queja sería extensa que una de las mejores obras de la literatura como son Los Pilares de la Tierra. Muchos de estos jóvenes incluso encuentran más quebraderos de cabeza en las mil y una fórmulas de matricularse que en los propios exámenes de la temida selectividad. Y es que parece que estos estudiantes deban sacarse una carrera anterior a la propia que quieren estudiar solamente para cumplimentar debidamente todo el papeleo.

El problema radica en las dichosas autonomías, porque los alumnos que estudian en la misma autonomía lo tienen más o menos sencillo, pero el principal problema se lo encuentran los alumnos que se van a otra comunidad autónoma. Y es que, en ocasiones piden más requisitos para alguna inscripción en una universidad pública con sus becas y subvenciones, que incluso para que te concedan una hipoteca o para cambiar la residencia a un país extranjero.

También otro problema importante es la falta de información que estos alumnos disponen. En el instituto pasan por encima el 90% de los requisitos y se centran en los elementales y en las universidades suponen que deben saberlo y no tienen el tiempo necesario para explicarlo. Al final unos por otros la casa sin barrer, y los pobres recién titulados en bachilleratos con un lío de tres pares de narices.

Un auténtico jaleo señoras y señores es el paso del bachillerato a la universidad, así como es este caso se puede extrapolar a muchos campos que por el cambio de autonomía o bien por la excesiva burocracia más que ayudar a los recién llegados, que es lo que se aprende de pequeños, lo que hacen es complicarles la vida hasta el momento de comenzar una nueva andadura en su vida.

Álvaro Carrera