La asignatura más importante

Estos días, con ocasión de la aprobación en el Congreso de los Diputados del proyecto de Ley de Educación (la LOMCE), se han multiplicado los debates sobre el  tema. En más de uno hemos podido comprobar la fobia que tienen algunos, que se les dan de progresistas, a la asignatura de religión, aduciendo que no tiene por qué explicarse en los colegios, y que hay que dedicar ese espacio a otras asignaturas más importantes.

Pues bien, no parece exagerado decir que la asignatura más importante de todas es precisamente la de religión. Las razones son muy claras. Si hay Dios, nada hay más importante que Dios, creador y fin de todo cuanto existe. Es imperdonable desconocer todo lo que a lo largo de los siglos y en todas partes se ha dicho de Dios. Alguien que desconozca las religiones, y sobre todo aquellas que más han influido e influyen en nuestro entorno, es un inculto. Y si Dios no existiera, también habría que estudiar religión para desmontar lo que sería la mayor de las mentiras. No se puede hablar con propiedad de la religión sin antes estudiarla.

La religión hace referencia a la parte más noble del hombre, que le distingue de los restantes seres: al espíritu. Eliminar el estudio de la religión equivale a considerar al ser humano como un mero objeto de la zoología, o sea, como un simple animal.

Sólo el estudio de la religión permite avanzar en el conocimiento del sentido de la vida. De poco valdría a una persona saber muchas matemáticas, mucha lengua, mucha biología… si no sabe de dónde viene, ni para qué está en este mundo, ni a dónde va. Y, por cierto, si el estudio de la historia prescinde de la religión, ésta queda prácticamente vacía de contenido. No se entenderían la mayoría de los acontecimientos, ni las creaciones artísticas más importantes de la humanidad, ni de España. Y, dado que la vida del hombre no acaba en la tierra, hay que decir con Santa Teresa: “Al final de la jornada, el que se salva sabe, y el que no no sabe nada”.

Quienes desean echar la religión de la escuela, la están confundiendo con la catequesis. El estudio académico de la religión es tan serio como cualquier otra materia y que nadie piense que no requiere esfuerzo. Basta con mirar los libros de texto. Por ello parece muy justo que se valoren las calificaciones.

Si a todo esto añadimos la necesidad de una adecuada formación moral, de unos principios que conformen una adecuada conducta, la religión en una escuela que pretenda la formación integral del alumno es realmente imprescindible