PREMIOS MUJER 2024

La ARMH exhuma los restos de un berciano asesinado en As Covas

Se trata del ferroviario Julio Bello, natural de Carucedo
Imagen del momento en el que se encontraron los restos. / EBD

A última hora del martes la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) localizó los restos de Julio Bello Sierra, asesinado en 1936 como consecuencia de la represión franquista. El equipo arqueológico, dirigido por René Pacheco y formado por personas voluntarias llegadas de diferentes puntos, dio con la sepultura del represaliado gracias a la investigación realizada por el historiador Alejandro Rodríguez, cuya información fue localizada en el Archivo del Tribunal Militar Terrotorial IV de Ferrol.

Los trabajos continuarán a lo largo del día de hoy en el cementerio parroquial de la aldea lucense perteneciente al Concello de Quiroga, al que se han desplazado algunos familiares de la víctima. El hallazgo de los restos, con evidentes signos de violencia, será denunciado en el cuartel de la Guardia Civil de Quiroga por el coordinador y vicepresidente de ARMH, Marco González.

Estos trabajos han sido financiados por la ARMH gracias a la colaboración del sindicato noruego EL&IT y al premio al activismo en Derechos Humanos Alba-Puffin, concedido el pasado año en Nueva York.

Julio Bello Sierra era un berciano natural de Carucedo, donde había nacido en 1898. Estaba casado con Isabel Arias Arias, con la que tenía cuatro hijos de corta edad. Desde muy joven comenzó a trabajar en la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España (Ferrocarriles del Norte), trabajo que le llevaría destinado en 1935 a trasladar su residencia a la casilla situada en el kilómetro. 320/529 de la línea Palencia-Coruña, muy próxima a la localidad lucense de Montefurado.

A pesar de que no tuviese una filiación política o sindical conocida, el día 31 de octubre de 1936, tres falangistas de Carracedelo y Toral de los Vados (León) se presentaron en la casa en la que residía la familia con el objetivo de detener e interrogar a Julio. A pesar de las reticencias de Isabel, salió de su domicilio detenido, a los pocos metros fue asesinado y su cadáver arrojado a las aguas del río Sil.

Casi un mes más tarde, el día 20 de noviembre de 1936, su cuerpo apareció a más de 20 kilómetros de Montefurado aguas abajo, en la aldea de As Covas, donde se denunció la aparición del cuerpo y se procedió a su identificación y entierro. El informe de la Guardia Civil de Quiroga, en el que se califica al berciano como “enemigo del movimiento patriótico militar iniciado en julio último”, provocó el cierre de las investigaciones judiciales sin la búsqueda de los responsables de su muerte.

Imagen del momento en el que se encontraron los restos. / EBD
Imagen del momento en el que se encontraron los restos. / EBD