PREMIOS MUJER 2024

José Martínez Porguere

José Martínez Porguere, Pepe el de Ángeles en nuestra casa, y en muchas otras, era canario, no sé de qué isla. Su segundo apellido, al parecer, viene de Francia. De algún pariente que salió de Aquitania o desde Bretaña en barco y que se quedó en las islas.

No sé cómo vino a parar al Bierzo, pero sí sé que era contable de una empresa minera. Uno de los mejores que deben de haber vivido en la comarca. Lo digo porque una vez lo vi hacer una suma muy larga, y era tan rápido y seguro que parecía uno de esos concursantes que acuden a la televisión y allí demuestran su velocidad estratosférica con los números.

Pepe se casó con Ángeles Sánchez Moro, seguramente la mejor amiga de mi madre. A la que le contaba todo y de la que recibía siempre cariño, ideas y experiencia. Y, sobre todo, alegría y ejemplo. Ángeles era una mujer de la Biblia, de todas las Biblias, las religiosas y las laicas. De la Biblia del corazón, de la generosidad y de eso que ahora se llama resiliencia. Y del valor, que es el mérito más grande que puede alcanzar una persona. El valor no para la guerra, sino para afrontar los dolores que causa la vida. A veces esos dolores son extremos, como cuando Pepe y Ángeles perdieron a uno de sus hijos en un absurdo accidente doméstico. Su actitud, su fortaleza extraordinaria, fueron para mí ejemplo permanente, recuerdo activo, por así llamarlo.

Pepe siempre iba de traje oscuro y corbata, y siempre estaba contento. La vida le parecía bien, aunque fuera menos de lo esperado. O todo lo contrario, que eso nunca se sabe. Pepe y Ángeles tuvieron cinco hijos, y muchos sobrinos porque uno de los hermanos de Ángeles, Luis, tuvo doce vástagos, que llenaban, ellos solos, toda la vida y barullo de la avenida de España cuando yo era niño y adolescente.

Las oficinas de Pepe estuvieron durante muchos años en Alinos, un bastión minero situado al norte de Toreno, una población donde todo era hulla, monte, mineros y barro negro. Allí iba y venía José Martínez Porguere cada día desde la ciudad del Dólar y la Peseta. Al volver, se quedaba en casa, o salía a tomar un vino; o se iba a misa con su mujer, que fueron siempre los dos muy creyentes. Pero de las personas que viven la religión en la entrega a los demás, en la acogida y el amor, sin descuidar las vivencias de la liturgia.

Pepe y Ángeles eran una pareja armoniosa. Ella venía de otra tierra minera, Sabero, en la montaña de León. Yo los recuerdo con frecuencia; se quedaron en la entraña de mi memoria adolescente. Eso es algo que sucede en pocas ocasiones, no se sabe explicar por qué, pero se alojaron ahí. Donde perduran.

Un día de 1972 la casa de Pepe y Ángeles, que estaba en la Travesía de la Avenida de España, se quemó, como todo el edificio. Era de madera, el incendio fue espantoso, se quedaron sin nada. Y lo peor, sin recuerdos de la familia. En aquella casa yo había estado muchas veces y siempre había sido feliz. Porque era antigua, porque tenía sabor, porque estaban allí Pepe y Ángeles. Y sus hijos a veces. El día del incendio, salí corriendo a la calle, nosotros vivíamos muy cerca. Había cientos de personas apiñadas, viendo la labor, inútil ya, de los bomberos. En medio de aquel grupo vi a Pepe. Con su corbata, con su esbeltez, con su señorío. Se estaba quemando su casa y él estaba allí sereno y elegante, como si fuera ajeno a la tragedia, para nada estridente. Le vi, le transmití mi pena, y él me dijo que ya se arreglaría todo. En otra casa, claro, con otros muebles, sin los recuerdos, como así sería tiempo después. Fue una imborrable lección de entereza.

En mi última imagen, a Pepe lo recuerdo mayor, caminando por la calle Antolín López Peláez, la calle “de atrás” como le llamaba mi abuela Florentina. La calle de la discreción, para evitar el ruido y las miradas de la paralela avenida de España. Pero en la vida, Pepe siempre caminó por la calle de Delante; por la de la Bondad. Yo cuando voy a Ponferrada me encuentro con su memoria en esa calle, junto a la plaza de la Sencillez.

CÉSAR GAVELA

2 comentarios en “José Martínez Porguere

  1. Querido Cesar,

    Muchas gracias por tu artículo, con ese mismo cariño que tú demuestras, los recordamos sus nietos y no digo más por qué las lágrimas me lo impiden.

    Un fuerte abrazo,
    Jorge Ugarte Martinez

  2. Estimado Cesar, yo tambien recuerdo con cariño a Pepe y Ángeles, ya que eran mis tíos, hermano de mi padre Enrique y también fueron importantes en mi niñez
    Gracias por recordarmelos

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