Antes del inicio del partido ante el Andorra del domingo, el público de El Toralín felicitó, ovación mediante, a José Fernández Nieto por sus 25 años como presidente de la Ponferradina, un cargo al que accedió un 24 de enero del año 2000. Un cuarto de siglo en el que la Deportiva ha crecido exponencialmente desde la mera supervivencia en una Segunda B recién alcanzada hasta pasar diez años en Segunda División, llegando a coquetear con el playoff de ascenso a Primera en más de una ocasión.
Los 25 años de presidencia de Silvano han sido los de la profesionalización de un club que pocos años antes había temido por su existencia. Poco a poco, siempre con la idea de no gastar más de lo que se ingresa sin que ello signifique renunciar a plantearse metas ambiciosas, la Ponferradina ha ido dando pasos adelante desde que José Fernández Nieto sustituyera a Delfrido Pérez, el hombre que le abrió las puertas del club, en el sillón presidencial.
En lo deportivo, Silvano se encontró con el equipo que peleaba por la permanencia en aquella temporada 1999-2000 tras haber logrado el ascenso el año anterior. De hecho, el día que asumió la presidencia la Deportiva estaba en puestos de descenso a Tercera, y acabaría salvándose en la última jornada con la recordada victoria (2-0) ante el Fuenlabrada en Fuentesnuevas.
Precisamente, el cambio de estadio fue el primer hito en la presidencia de José Fernández Nieto, ya que el primer partido de la siguiente campaña fue el último que se jugó en Fuentesnuevas. El 5 de septiembre de 2000 se inauguró El Toralín con el Celta de Vigo como invitado y doce días después acogía su primer partido de Liga ante la Universidad de Oviedo, un encuentro que tuvo que suspenderse por una tromba de agua que provocó la inundación del campo.
Esa temporada, la Deportiva logró la permanencia con más holgura y en las siguientes se fue asentando en la categoría hasta que llegó el momento de buscar un nuevo impulso. La llegada de Miguel Ángel Álvarez Tomé al banquillo trajo consigo el primer playoff de ascenso a Segunda y el primer título de Segunda B en la 2004-05 (llegarían dos más en 2008 y 2010), y al año siguiente llegó otro gran momento de la presidencia de Silvano: el primer ascenso a Segunda División, inimaginable sólo cinco años antes.
Lejos de dejarse fascinar por el oropel del fútbol profesional –y también de venirse abajo por lo efímera de su primera participación en el mismo–, José Fernández Nieto se mantuvo firme en su idea de llegar a lo más alto sin comprometer el futuro del club. Así convirtió a la Deportiva en uno de los gallos de Segunda B y así logró retornar una, dos y hasta tres veces a Segunda División en 2010, 2012 y 2019. Diez campañas en la categoría de plata y dos veces al borde de jugar el playoff de ascenso a Primera, todo ello haciendo los equilibrios necesarios con las cuentas para mantener al club saneado y sin miedo al abismo de un descenso que se ha llevado a más de uno por delante en estos 25 años.
De manera paralela, Silvano ha ido mejorando el humilde estadio que inauguró en 2000 hasta ponerlo a la altura de las circunstancias del club, tanto en instalaciones como en aforo y servicios para el público. También ha ampliado el patrimonio del club, uno de los grandes objetivos que se marcó cuando asumió la presidencia, con la adquisición de unos terrenos destinados a seguir expandiendo las posibilidades de la Deportiva, que ya cuenta con sus propias instalaciones para el fútbol base en Compostilla y con el campo de entrenamiento anexo al estadio que lleva el nombre de Jesús Tartilán.
25 años después de la llegada de José Fernández Nieto al despacho presidencial, la Ponferradina ha pasado de ser un club humilde que peleaba por sobrevivir en Segunda B a uno que aspira sin tapujos a codearse con los mejores del fútbol español sin perder esa humildad, quizá el rasgo más definitorio de este cuarto de siglo de Silvano al frente de una Deportiva que con él se ha convertido en un icono para Ponferrada y para todo el Bierzo.