¿Cómo nace la idea de este libro?
Al cumplirse el centenario de la constitución de la Minero como empresa, Víctor del Reguero y yo pensamos que era un buen momento para publicar un libro sobre Ponferrada y Villablino, sobre sus transformaciones económicas, sociales y culturales a lo largo de un siglo de cambios profundos, unos positivos y otros no tanto. Es una obra personal sobre dos ciudades unidas por el carbón, una con las minas y otras con las oficinas, que padecieron la tarumba del progreso y sobre hechos o personas que contribuyeron de manera importante a ese tiempo de desarrollo industrial y social. Y además queríamos contarlo de manera divulgativa, con lenguaje sencillo para aquellas gentes que, de una manera o de otra, somos herederos de ese tiempo. Las fotografías, muchas de ellas inéditas, son parte fundamental del libro. En ese campo, Víctor está haciendo un gran trabajo desde el club Xeitu de Villablino, en tareas de recuperación de material fotográfico y documental sobre la industria minera en la provincia de León.
¿Y qué supuso la irrupción del carbón y en líneas generales la revolución industrial en Ponferrada?
Ni todo fue bueno, ni tampoco malo. Lo primero que supuso esta revolución industrial fue un gran desarrollo económico y de población. Solo para la construcción del ferrocarril vinieron 4.000 personas, duplicando la población existente entonces en Ponferrada. Ahí comienza el abandono de los pueblos del Bierzo, que será constante a lo largo de las décadas siguientes. A nivel urbanístico supuso el nacimiento de un nuevo barrio: la Puebla. Hasta la llegada de la MSP la Puebla era un caserío entorno a la calleja del río, calles Real y del Cristo que terminaban en la glorieta de la Puebla, hoy Lazúrtegui, con un grupo de casitas bajas para enmarcar las diferentes carretas a Galicia y a Asturias. La llegada del ferrocarril a Ponferrada (1883) fue una pieza clave para la instalación de la Minero en nuestra ciudad.
Ponferrada creció tanto que en la década de los cincuenta llegó a ser récord en España en crecimiento poblacional. Curiosamente, en esos años, siete de cada diez personas con residencia en Ponferrada no habían nacido en ella. Ese crecimiento se verá incrementado con la llegada de Endesa, la explotación de mineral de hierro en los cotos Vivaldi y Wagner y la instalación de la acerería Roldán, entre otros, convirtiendo a Ponferrada en la ciudad del dólar, con la base del carbón y la electricidad, lo que propició un desarrollo fundamental del sector del transporte y los servicios.
La ciudad queda dividida en dos grandes zonas: la parte alta y la Puebla. Y así será a lo largo del siglo XX. Si la Puebla crece a nivel económico y de población, la zona alta se quedará para “vestir santos”, con los servicios administrativos y religiosos. Esa lucha se observa, por ejemplo, en relación al ocio y la diversión. Si el empresario Adriano Morán abre un teatro en la Puebla, el popular Edesa, la burguesía de la zona alta abre el Bergidum, con la empresa CEUPSA. Los de ambos barrios se conocerán como hebreos y merengues.
El Ayuntamiento donará a MSP una franja enorme de terreno en la falda del monte Castro y en el Toralín, con idea de construir por parte de la Minero una siderurgia que nunca pensaron hacer. Eso estranguló el crecimiento natural de la ciudad hacia Cuatrovientos y Compostilla. Nuestro urbanismo caótico es un regalo de la Minero que incluso llegó hasta el siglo XXI, cuando el consistorio tiene que comprar los terrenos que un día le regalara y que fueron pasando de unas manos a otras a medida que la empresa entraba en crisis, desde los años ochenta. La Rosaleda es fruto de una política constructiva especulativa que ha terminado por dejar vacía la Puebla, arruinando su comercio y sin muchas posibilidades de que recupere población, ya que la gente joven se desplaza al nuevo barrio en las cercanías del centro comercial, a pisos nuevos con buenos y modernos servicios. Otros aspectos negativos son la contaminación, principalmente humos y carbonilla, además de teñir las aguas del río Sil, hasta su llegada, cristalinas, que recogían aguadores y criadas para uso doméstico hasta que en 1926 el agua llega a las viviendas. La Minero comienza sus vertidos en 1919. Y luego será Endesa, Roldán y otros.
El final de esta empresa nos deja una zona sin reconversión, sin ilusión y con falta de aprovechamiento de los recursos que siempre tuvo, además de una población que poco a poco se marcha en busca de mejores expectativas. Lo mismo pasa en Villablino. En suma, la Minero ha impulsado y estrangulado la vida de Ponferrada, propició nuestros sueños de progreso en el pasado y ahora, una vez desaparecida, nos deja desvelos para el presente y futuro.
Después de esas primeras décadas, ¿cómo afectó la guerra civil y la República a la Minero?
Durante la guerra se militarizan algunas secciones de la empresa por distintos motivos, por lo estratégico de su sector y la importancia que ambos bandos le dan al carbón y a los trabajadores mineros. Sin embargo, durante la República se producen algunos hechos significativos. El primer alcalde republicano, Francisco Puente Falagán, cuenta en sus memorias como exige que la Minero y otras empresas del sector pagasen los impuestos que les correspondían como empresas mineras. También plantea la reversión de los acuerdos que se tomaron en 1918 de regalarles esos terrenos y que los mismos vuelvan a ser propiedad del pueblo. Quizás por ello sólo durará un año en el cargo, lo que habla del poder que tenía la empresa aquí y en Madrid. La Minero creó mucho empleo en la zona, al principio de mala calidad (muchas horas, malas condiciones y poco salario), lo que propició diversas huelgas, alguna como la de 1936 con paros casi totales en ella y en otras de la zona.
A partir de los años 40, su política girará hacia un paternalismo que propiciará la construcción de un poblado con viviendas para sus trabajadores y para cubrir sus necesidades con economato, sanatorio, escuela, etc. Así, la empresa tiene todo bajo control ya que al vivir juntas las familias tienen garantizada la “paz social” y mucho de lo entregado retorna a la propia empresa. Estas construcciones nos han dejado una huella en la ciudad, cuya conservación es importante a nivel histórico y cultural. Aunque se trate de una arquitectura funcional, sencilla y utilitaria, forma parte de la historia Ponferrada y Villablino. Todas ellas deberían protegerse con las normas urbanísticas, además de crear un recorrido cultural y evocador de lo que fue la empresa que transformó la ciudad en el siglo XX.
Llegados al siglo XXI, la Ponferrada de la Minero ha terminado. ¿Estamos asistiendo al hundimiento del Bierzo y de Laciana?
Por una parte, sí, pero ya hemos pasado otras crisis. El Bierzo comenzó mal el siglo XX, tras varias epidemias de filoxera en el viñedo, lo que empujó a más de 10.000 bercianos a emigrar a Argentina o Cuba en las primeras décadas. Tras la llegada de MSP e industrias derivadas, la recuperación de la ciudad y comarca fue espectacular, aunque a costa de vaciar los pueblos, como antes mencioné.
Desde la década de los 80 asistimos al final de esa época, cuando la CEE anuncia el final de la minería del carbón. Han pasado más de 30 años y no ha existido una reconversión industrial de calidad. Parece que hemos vivido como si no hubiera un mañana. No se ha hecho nada serio desde entonces, ni en los ocho años de gobierno de Aznar, ni en los ocho de Zapatero, ni después. La Junta de Castilla y León tampoco ha hecho nada serio en términos generales. Los fondos Miner se gastaron mal, en hacer pabellones, piscinas, campus universitarios, paseos fluviales o en la autovía Ponferrada-Toreno, cuyas obras se deberían realizar con cargo a otros fondos y reservando los Miner para invertir en empleo estable. Y ahí no se debe olvidar que hay una cadena de responsabilidades en políticos, sindicatos, etc.
Ahora no tenemos en previsiones la llegada de una nueva MSP que nos salve. ¿Cuál opina que puede ser ese nuevo yacimiento económico y de empleo para Ponferrada y el Bierzo?
La Minero nos dejó una huella industrial positiva a nivel económico y social, pero su final vino acompañado de una nefasta política basada en ayudas y subvenciones que al final fueron el peor enemigo de trabajadores y territorios. Pero hay que saber sobreponerse. Si pensamos que el museo Guggenheim ayudó al cambio de Bilbao y su ría, el proyecto ‘Ciudad de la Energía’ daría un giro a la tendencia pesimista de nuestra zona. Ese proyecto, que presentó el PSOE cuando fue candidata a la alcaldía Charo Velasco en 1999, era un extraordinario ejemplo de lo que podría suponer la recuperación de una zona degradada por la industria y deprimida tras el cierre de las empresas mineras y energéticas, aunando sostenibilidad, investigación, protección del patrimonio, divulgación, turismo de calidad, etc. Su culminación daría un vuelco a la desolación que provocó el final de la actividad industrial. Un proyecto vinculado también al río Sil, en cuyo tramo urbano, desde fuente del Azufre hasta el Gericol, se aprecian las tres edades de Ponferrada (cultura castreña, peregrinaciones y carbón). ¿Dónde quedó ese proyecto? Se realizaron investigaciones en materia de CO2 y se recuperó la central eléctrica de la Minero, de gran valor, pero el resto quedó paralizado por las luchas políticas y una mala gestión. Incluso desde el ayuntamiento no solo no se apoyó el proyecto sino que pusieron palos en las ruedas para dificultar su desarrollo. Ese proyecto debería generar sinergias positivas para cambiar la tendencia depresiva de Ponferrada, incluyendo la finalización del proyecto del Museo de la Energía. Es éste una pieza clave para obtener el impulso que necesitamos. Se me ocurre que podemos convertirlo en la sede mundial de una empresa líder en el sector energético, como Repsol por ejemplo. Y en paralelo crear una fundación en la que participen todas las administraciones para una gestión más eficaz y participativa.
Por cierto, ahora se propone desde la Junta que ‘Compostilla I’ acoja un museo de los caminos de Santiago y no la segunda fase prevista para el Museo de la Energía. Usted, que puso en marcha y dirigió los museos municipales de Ponferrada, ¿qué opina?
Dedicar la central de Compostilla I a un museo de las peregrinaciones sería un gran error, como otros muchos que ha cometido la Junta con el patrimonio del Bierzo. La propuesta es absurda y supone un desconocimiento de la situación actual de los museos, centros que precisan de una reflexión seria que analice su presente y futuro, no con ocurrencias precipitadas y sin un análisis de contenidos y sobre todo económicos. Herrera, al lanzar esa propuesta, demuestra su ignorancia en ese campo o, dada su experiencia, lanza un globo sonda para desviar la atención y provocar controversia, algo muy propio de quien tiene poco interés en nuestro futuro. Cuando era director de los museos de Ponferrada, veía como los peregrinos asomaban por la puerta y preguntaban si era gratis la entrada. Al decirles que no, se iban sin entrar ni al recibidor.
La Ponferrada industrial tiene mucho potencial a nivel cultural y turístico, vinculado al Ponfeblino, al pozo Julia, a las minas de Villablino y a todo el patrimonio natural, gastronómico, cultural y humano de nuestra tierra. Herrera debería conocer mejor las propuestas que hacen sus consejerías y trabajar en el desarrollo de un STP (Sistema Territorial de Patrimonio) que la Junta propone para el patrimonio regional y que no aplica al conjunto industrial de la minería leonesa y palentina, en una clara dejación de funciones de sus propias medidas protectoras, que es desalentadora. Y encima la oposición ni se entera, ni se lo demanda.
Usted siempre ha apoyado el Ponfeblino y ha realizado propuestas complementarias al tren turístico…
Sí, es otro gran proyecto vinculado al pasado de MSP con gran potencial turístico y cultural de proyección internacional. Ese trazado y su tren son más conocidos fuera de España que en nuestra propia tierra. Desde hace más de 18 años que vengo insistiendo en su calidad como producto turístico y cultural, pero todavía no se ha presentado ninguna propuesta de calado que haya convencido a la Junta para apoyarlo, salvo la que presentó el alcalde de Palacios del Sil con ‘cicloraíles’ u otros sistemas de locomoción, junto a trenes a la carta.
Sería un proyecto para ejecutar por tramos, incluyendo todo el trazado como un proyecto global con las estaciones convertidas en hoteles rurales, restaurantes, tiendas, zonas de ocio, a la vez que desarrollar proyectos que generen empleo en las distintas poblaciones del recorrido con la implantación de piscifactorías, cultivos propios de montaña, ganadería, caza y pesca, actividades deportivas con bicicletas de montaña, descensos en piraguas o las últimas que proponían una fábrica de harina de castaña en el lavadero de Santa Cruz del Sil o un taller para recuperación de material ferroviario antiguo, como recientemente han planteado unos inversores en los antiguos talleres de la Minero en Villablino.
En su día se planteó a la Facultad de Ingeniería Mecánica la posibilidad de que sus alumnos elaboraran, como trabajos fin de carrera, prototipos de ‘ciclorailes’ o plataformas para enganchar las bicicletas y hacer recorridos sobre raíles para desplazarte a rutas de montaña. Les pareció muy interesante, como tantas otras cosas. Y después, tiempo de silencio.
Los vagones históricos son propiedad de la Junta, pues la concesión dice que ese material debe revertir a la Junta una vez finalizada, pero resulta que han desaparecido el coche de pasajeros con asientos de primera clase y el coche salón. Unas 50 plazas que podrían ser suficientes para hacer viajes determinados a lo largo del año. Pero la consejería de Fomento no sabe, no contesta y el Consorcio no presiona lo suficiente.
¿Qué opina de la vía verde que reivindica una plataforma para ese trazado?
Caminos es lo que sobran en el Bierzo y Laciana. El trazado del Ponfeblino tiene 100 años y es un patrimonio histórico y cultural. De levantar la vía siempre hay tiempo, pero antes tenemos que luchar y trabajar sobre un proyecto serio que conserve esta infraestructura centenaria y sus estaciones y apeaderos.
¿Por qué en esta comarca es tan díficil que ciertos proyectos, como el del Ponfeblino, se materialicen? Usted también fue gerente de las Médulas, espacio para el que presentó un proyecto que tampoco vio la luz
El problema es que no se conoce bien el territorio, ni materias como el turismo, además de no invertir en la redacción de proyectos de calidad. Se pierde mucho tiempo en reuniones y manifestaciones. Mi proyecto de gestión unificada de Las Médulas se metió en un cajón y allí quedó. El responsable, director de patrimonio, ni fue cesado por la consejera (que fue la que me encargó ese proyecto), ni ofreció otro alternativo, ni hizo nada salvo manejar las Médulas desde Valladolid con la inestimable ayuda de sus “colaboradores” es esta tierra, aquellos que dicen defender lo nuestro y lo que de verdad defienden son sus intereses. Y sé de lo que hablo.
En materia de arquitectura industrial, habría que preguntarse por qué la Junta no declara BIC (Bien de Interés Cultural) las locomotoras, estaciones, trazado ferroviario e instalaciones mineras (lavaderos, centrales, pozos, etc.). El Club Xeitu y Víctor del Reguero lo han pedido en varias ocasiones, con el apoyo de la Comisión Territorial de Patrimonio (cuando yo era vicepresidente de la misma) y desde la consejería de Cultura no han hecho nada de nada. En toda la provincia solo están declarados el pozo Ibarra de la Hullera Vasco-Leonesa y dos locomotoras de la Asociación Ferroviaria, mientras aquí desaparecen locomotoras de vapor (una de ellas una joya de 1891), como las 3 que se llevó Vitorino Alonso del museo de Ponferrada, tras un largo litigio, sin que el director general de patrimonio hiciera nada por conservar tan preciado material.
¿Falta ambición en el Bierzo?
Falta ambición y ganas de luchar. Nos hemos adormecido y pensamos que con manifestaciones o declaraciones en los periódicos ya se consiguen las cosas. Hace falta conocimientos, inteligencia, mucha capacidad de trabajo y espíritu solidario. Y ser reivindicativos, que somos una ciudad y una comarca muy importante en esta comunidad autónoma. Tenemos que recibir lo que merecemos por entidad de población, por historia y por potencial económico y humano. Es tiempo de llamar a las cosas por su nombre y exigir lo que nos corresponde. Y si no lo hacemos así, que apague el último.
Jesús Álvarez Courel es licenciado en Filosofía y Letras, especialidad Historia del Arte y Master en Museología por la Universidad Complutense. Ha sido realizador y guionista de cine y televisión y, desde 1995, director de los museos de Ponferrada. En 2008 fue nombrado Jefe del Servicio Territorial de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León en la provincia de León, Desde 2016 ejerce como Archivero-Bibliotecario del Ayuntamiento de Ponferrada. Ha escrito numerosos libros sobre asuntos culturales y de patrimonio.
Ojalá se pudiera caminar juntos en pos de la zona, sin pisarse, sin meter el dedo en el ojo, cada uno en su sitio y dios en el de todos. No soy muy enamoradizo de ciertas retrospectivas cuando lo que se perdió se perdió y se avecinan nuevos caminos, aunque queda muy bien para la literatura leonesa; Aixa decía :”Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, aforismo que enlaza con este otro para cada momento “el que tenga algo que decir que hable ahora o calle para siempre”.
bueno, da gusto leer a Xente que aún sueña y sabe de lo que habla. Claro que existen posibilidades de desarrollo económico, social y sobre todo político, para la Comarca, que es igual llamarla Comarca, o Candidata a Provincia (vencida en latín) que desde la época liberal parece ser el único objetivo a batir.
Es interesante la cantidad de datos y las críticas vertidas por el autor a la gestión actual de bienes e impuestos por la Autoridad actual, y sin duda habrá que comprar el libro para profundizar más en el tema.
Aunque creo que la suerte está echada hace algunos lustros, y no tenemos la suerte de disponer de un mínimo de equipo competente en las instituciones, tanto de rango autonómico, estatal o comunitario. Mientras prevalezcan las soeces televisivas en las mini tertulias o a la hora del café, las prejubilaciones sigan haciendo que las cajas de los grandes distribuidores de víveres y ultramarinos se lleven las cuatro perras que aún genera la industria del carbón, en tanto que no consigamos bajar los impuestos para que las iniciativas privadas puedan generar riqueza, las iniciativas populares no cuajen en nuevas legislaciones sobre medio ambiente, turismo y calidad de vida para las villas y pueblos, poco o nada podremos avanzar.
y me explico, porque nadie va a inventar nada, el capital inversor sólo se fija donde hay innovación, emoción, e ilusión creadora. sin ese capital somos pasto de las llamas y carne para las hienas.
en primer lugar debería existir un Fuero específico del Bierzo, una petición única de reducción de impuestos generalizada a los habitantes, residentes y no residentes del Bierzo, la organización autogestionable de Pueblos y Villas mediante Fundaciones y Concejos, la protección de variantes dialectales autóctonas y de Gestión del Monte, Gestión de Valles, del Agua y Culturales, Gestión de iniciativas empresariales, la Petición a instancias de Poder Real y Comunitario de la necesidad vital y de supervivencia de una Región histórica que solo ha aportado riqueza y beneficio, y que tiene Derecho Propio a existir y mejorar la calidad de vida de las gentes y el entorno.
necesitamos una energía barata, leyes propias que acerquen capital para el desarrollo de ideas.
es absurdo que la mayor inversión en temas como el camino jacobeo se realice con fondos comunitarios en Austria a los que ningún español hata tenido ni tan siquiera presencia. o que los Fondos Fever se gestionen desde Madrid o Valladolid.
no necesitamos políticos con sueldos impagables y dietas desorbitadas, no necesitamos grandes cadenas francesas o alemanas que se llevan el capital propio y apenas pagan impuestos, no necesitamos más obras públicas ni más subvenciones no controladas por la Comarca, ni necesitamos que nadie de fuera venga a decirnos que tal o cual yacimiento pueda ser explotado,
lo que necesitamos es autogestión, transparente y abierta, para ser una referencia en este país que se ha ido a menos por la nefasta gestión de sus políticos, y de las grandes empresas.
necesitamos más mentalidad autóctona, y necesitamos mucho más dinero, es decir menos impuestos y más autogestión.
en tanto exista Europa como centro de Gestión, necesitamos una relación directa desde el Bierzo, sin puentes de la Junta o del Gobierno Central, y eso significa una Revolución Cultural, y eso es difícil con el status quo actual, donde la mayoría de los habitantes de esta tierra critican pero a la vez todos quisieran ser un Vitorino.
De modo que me quedo con la última frase del artículo con una pequeña alteración, el último que se vaya, que NO apague la luz, en tarifa nocturna es gratis y ya se encargan las grandes corporaciones de regalársela a franceses y marrocanos por prebendas que ni siquiera nosotros conocemos.
un saludo desde la emigración