Violeta R. Oria Iván Alonso, concejal de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Ponferrada, ha cogido las riendas del proyecto del Castillete de San Blas, iniciado en la pasada legislatura por anterior equipo de gobierno, que no obstante no consiguió avanzar en la recuperación de este espacio para el disfrute ciudadano. La rehabilitación del castillete era uno de los compromisos electorales de Coalición por el Bierzo.
La próxima semana, el edil de CB se reunirá con la Fundación Fustegueras, de carácter religioso y propietaria del edificio, con el fin de que el Ayuntamiento pueda llevar a cabo la reparación y el mantenimiento del castillo, así como del bosque y la finca de tres hectáreas que lo rodea, para realizar actividades culturales o de otro tipo y abrir las instalaciones a la ciudadanía.
El castillete se ubica camino de Molinaseca, en el término de Campo, en la primera curva a la derecha. “Creemos que es un espacio que tenemos que proteger y recuperar”, explica Alonso, que por el momento prefiere no adelantar más información hasta su reunión con la fundación propietaria del castillo.
Desde febrero de 2014, la plataforma ciudadana ‘Salvemos el Castillo de San Blas y su entorno’, nacida en febrero de este año en Facebook y que agrupa a 2,175 personas, demanda la recuperación de esta zona. “En la actualidad, el Castillo de San Blas está en ruinas y la finca, abandonada. Han desaparecido la casa y el molino y por el momento nadie ha puesto remedio. Consideramos que este inigualable paraje pertenece a todos los ponferradinos y por tanto merece un cuidado (…). Todavía estamos a tiempo de rescatarlo del olvido”, se afirma en este perfil.
Daniel Valdés (1847-1908) fue quien construyó el castillete de San Blas, también conocido como Castillo de Valdés. Sin haber formalizado testamento y sin dejar hijos, sus propiedades se dividen entre su hermana Mexista y su viuda. Tras diferentes litigios entre los nietos de su hermana el castillo pasa a ser propiedad de Miguel Eugenio Fustegueras Álvarez-Valdés (1895-1961), que fallece igualmente soltero y sin herederos en 1961, con un testamento complicado que conduce a su vez a largos litigios y procesos. Finalmente, el castillete queda en manos de la Fundación Fustegueras.