EBD Corría el año 2001. Senado de España. La Escuela de Cinematografía de Ponferrada, empresarios de renombre en la zona y los prebostes de la Universidad de León presentan los nuevos estudios superiores con toda pompa y alegría. El primer vicerrector del Campus de Ponferrada pactaba en el año 2000 con la productora Maxinema el establecimiento de esa escuela privada con titulación propia de la Universidad de León. El Ayuntamiento de Ponferrada lograba también llenar un hueco en un listado de ofertas de estudios superiores muy pequeño, pero que prometía crecer año tras año. Eran tiempos de bonanza económica y de fondos de la Minería que animaban a ello.
Maxinema se encarga
Cuatro personas conformaban la productora Maxinema. “Fueron ellos los que se pusieron en contacto con la Universidad y con el Ayuntamiento”, explicaba hace tiempo uno de los vicerrectores, Luis Herráiz, el mismo que tuvo que poner cierre a esa Escuela Cinematográfica en el 2005. La productora elaboraba los contenidos audiovisuales y los propios apuntes. Además, se aseguraba que crearían empleos y mantendrían una serie de productos que luego se difundirían por toda España con la marca ‘made in Bierzo o Ponferrada’. Todo el mundo creyó en un pequeño Hollywood, más si cabe, cuando a golpe de promesas y algún talón se contacta con tres cineastas laureados, a saber, Gonzalo Suárez, su hermano Carlos, y Miguel Ángel Rivas. La promoción social y el reclamo profesional se consigue. “Gracias a estas personas, y no a los directivos de la productora, se pudo traer a personajes del mundo del cine. El cénit fue tener a Woody Allen en Ponferrada”, explica uno de los docentes que llegó a ser Jefe de Estudios en funciones.
El mayor año de matrículas tuvo 120 alumnos. Algo inaudito. Gonzalo Suárez apadrina la primera promoción tras sus correspondientes tres años de estudios y rompe para siempre con la Escuela. “Baja calidad de los profesores. Desavenencias en los criterios, en la organización, en los pagos…” nos explican. Un grueso número de profesores dimite en bloque el último año. “No había plan de estudios, proliferaban los enfrentamientos personales, las discusiones continuas, el desorden… Lo único bueno era el abundante material técnico que la Universidad proporcionaba, un material que hoy en día -se nos dice- no ha llegado ni en su mitad a la Escuela de FP donde lo han llevado. ¿Se lo habrán llevado? Nunca se sabrá”, nos comenta el mismo profesor, hoy titular de una brillante productora berciana.
La gestión política, el Ayuntamiento de Ponferrada, intentó por todos los medios apoyar la continuidad. Becas, patrocinios de empresas locales… Pero fueron dos promociones las que sacaron un título que no era universitario, sino un grado secundario de la antigua FP, algo que muchos desconocían hasta que salieron al mercado laboral y que “se procuraba no decir para no bajar en el número de matrículas”, nos recuerdan.
Millones de euros
La nada despreciable cifra de 6.000 euros al año rondaba la matrícula a cada alumno. En una cuenta simple, cualquiera se da cuenta de que durante los cuatro años se manejaron en torno a los diez millones de euros entre matrículas, subvenciones, patrocinios… El negocio para Maxinema era redondo. Pero, ¿quién estaba detrás de esa productora?
Maxinema es, o mejor dicho, era una sociedad limitada encargada de regir toda la Escuela de Cine. Con domicilio social en la Avenida de Palencia, número 2 de León, su actividad declarada es la “producción, servicios relacionados con la misma, películas cinematográficas y vídeos”. Nunca como escuela, y menos de rango universitario reconocido por el Ministerio de Educación y Ciencia o la Consejería de Educación de Castilla y León. Su activo, de 585.754,09 euros en el 2005, declaró superávit en el 2004 de 87.978,51 euros.
Sus administradores eran Fernando Díaz Ríos y Eduardo Keudell, nombrados en acta notarial del 10 de enero del 2001. Una fecha que hace deducir que fue creada ex profeso para la explotación privada de la Escuela de Cine de la Universidad de León. Con a penas 3.100,2 euros en su constitución, manejó millones de euros durante los años en que estuvo gerenciando la citada Escuela. Así figura en las cuentas y otros documentos oficiales, cotejados por EBD, bien en colaboración con la Universidad o con una administración propia. Algo que al parecer no quedaba nunca claro era la línea que separaba la gestión pública con la propia de la empresa, lo que habría enojado a los padrinos, cineastas de renombre, cuando pedían cuentas a los administradores, según nos narran los antiguos profesores y trabajadores.
Víctor García, gerente de Maxinema, hacía de jefe de Estudios en la Escuela, mientras que Manuel Cuenya, conocido colaborador periodístico en el Bierzo, era el responsable de las relaciones públicas y tenía su propia cartera de asignaturas como profesor. Cuatro nombres, cuatro nóminas. Poco a poco el negocio crecía. El 18 de marzo de 2001 ingresan 180.000 euros de capital, el 31 de mayo otros 300.000 euros. Fechas en las que la adjudicación y la estructura se consolida. El 2 de julio del 2002, para cerrar el círculo legal y a posteriori, en el objeto social introducen el concepto de “industria y formación cinematográfica”.
Tres años oscuros
En el 2005 el sueño de la Escuela de Cinematografía culmina. La Universidad de León y el Ayuntamiento de Ponferrada, conscientes de que deben dar una salida pública digna a los alumnos, logran que la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León otorgue el ciclo de grado 2 a los titulados y se compromete a continuar con los estudios en el Virgen del Encina. Esa es la teoría; la práctica es que poco a poco la escuela es desmantelada en parte del edificio universitario ponferradino. Aún así, Maxinema sigue funcionando parcialmente dos años más. Pero termina por morir por falta de recursos. En el 2010, llevaban tres años sin presentar oficialmente sus cuentas anuales al Registro Mercantil como ordena le Ley. La misma Ley que el 14 de febrero de este año, 2015, le ha dado de baja oficialmente.