El diaño y la diaña, aceptaciones gallegas del diablo y la diablesa, desfilaron como lo hacían los ancestros de todos los bercianos entorno al año 1840
Tiene muy claro lo que puede decir y lo que no, por lo que no cuenta qué trabajo desempeña por cuenta ajena y ni siquiera acota la provincia de la que procede. “Soy de Castilla y León. Mejor dejarlo así. No conoces a los rusos”