Sí, en esta ocasión se cumple la máxima romana de pan et circus. Esta bendita tierra, de gente trabajadora; acostumbrada más a la rudeza del trabajo en las minas y los campos necesitaba una alegría, una esperanza a la que aferrarse, una ilusión, un desahogo después de tantas traiciones políticas y gubernamentales jugando con el futuro de una comarca, una región con identidad muy definida y arraigada en el mapa geográfico de la península Ibérica. Lo necesitábamos más que el aire fresco en la jornada del partido de balompié el pasado sábado. Confesamos que tanta pre-euforia, tanta bandera y tanto preparativo nos hacía recordar decepciones futbolísticas de mayor altura como la del propio Barcelona por dos veces en esta temporada en competiciones de alto nivel y repercusión.
Pero fuera miedos. ¡Bruxas, bruxas! Como se exclama en las casas de la comarca cuando se quiere ahuyentar el mal fario. Somos medio gallegos, sí, pero también medio mesetarios…Somos: Bercianos. Y si en el Bierzo destacan dos símbolos por encima de otros, uno de ellos es nuestro equipo de fútbol, la Sociedad Deportiva Ponferradina, y el otro nuestra Virgen de la Encina, que ni la toquen.
Para los que no entienden esta génesis, este adn se lo repetimos otra vez: somos una provincia dentro de dos provincias, una región dentro de dos regiones. Lo asumimos y vivimos con ello. Quizás sea ese uno de los orígenes de nuestros problemas, el equilibrio de poderes administrativos y políticos adulterados en el Bierzo. Manda carayo que tuvo que ser Aznar, el de los bigotes, el de la foto en las Azores el que nos otorgó un Estatuto para poder estar representados como unidad geográfica y pseudoadministrativa. Otros nos coartaron las competencias, los presupuestos y la capacidad de acción. Pero aferrémonos a esa bandera de la representación como si de una casa real se tratara. Hay que llevar la sede del Consejo a un edificio señero, ¿por qué no, insistimos, a las cerradas oficinas de la Ciuden en el poblado de Compostilla? Me imagino a un consejero regional visitando al presidente comarcal, la hilera de banderas institucionales -la del Bierzo entre ellas- y dándose cuenta de que no viene al último y olvidado rincón del imperio donde sólo falta la muralla de Arriano como en Hibernia, la antigua Gran Bretaña.
La Ponferradina nos ha hecho soñar con que Europa tiene que escuchar e introducir la rama ferroviaria del Atlántico para nuestras ciudades norteñas y los puertos del noroeste. Nos están condenando a más de 20 años de atraso en las comunicaciones ferroviarias y por carretera. La Ponferradina nos ha situado de nuevo en el mapa de España en una sociedad donde el fútbol es religión y los futbolistas los nuevos héroes del pueblo. La Ponferradina, Silvano, Domínguez, Nistal, Yuri y tantos otros de la gran familia blanquiazul nos han devuelto el orgullo. Gracias.
El editor