El Servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Ponferrada ha pedido este lunes colaboración ciudadana para la protección de la glicinia del Museo de la Radio, tras detectar que algunas personas se hacen fotos con el árbol saltando la valla perimetral y pisando el suelo donde está plantada, lo que provoca daños al sistema radicular de esta emblemática glicinia, cuya edad hace que su estado de salud sea precario y precise de cuidados extremos, entre los que figura el máximo respeto por parte de los ciudadanos.
El Servicio de Medio Ambiente recuerda que hay dispuestas cámaras de videovigilancia para identificar a los infractores y, dado que está específicamente protegida mediante una Ordenanza Municipal que incluye un régimen sancionador, se les puede aplicar dicha sanción. Desde el consistorio, recuerdan que nada se puede hacer sin la concienciación y el respeto de los ciudadanos, tutelando la protección del árbol y rechazando los comportamientos individuales que puedan causar daño a este monumento natural que es todo un emblema de Ponferrada.
Este árbol ha recibido cuidados por parte de un experto contratado por el Ayuntamiento.
Sustitución del ciruelo del patio de las cuadras
Por otro lado, operarios adscritos al Servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Ponferrada, han procedido a la sustitución del ciruelo que había en el patio del edificio de Las Cuadras debido al estado irreversible que presentaba el ejemplar sustituido.
Este árbol ya había sido sometido el pasado mes de julio a un proceso de apuntalamiento para evitar que una de sus ramas desgajadas cayera sobre el tejado del edificio de Las Cuadras, donde se ubica la Oficina de Turismo y estaba pendiente de su evaluación de Medio Ambiente para después del verano.
Según el informe de la Inspección de Servicios y del Técnico de Medio Ambiente, el ejemplar sustituido se encontraba “en estado vegetativo de carácter regresivo”, lo que llevó a realizar un seguimiento más intenso de su estado. Dicho seguimiento constató que el ejemplar que fue sustituido tenía dos ramas totalmente secas sin posibilidad de rebrotes. Asimismo, tenía otras dos ramas verdes en las que se apreciaba una fractura a la altura de la bifurcación del tronco.
Debido precisamente a esas fisuras del tronco, así como a la presencia de hongos en su base vinculada a la pudrición de la madera, concluye el informe que “se hace necesario proceder al apeo del citado árbol”. El informe también preveía la posibilidad de plantar un nuevo ejemplar, para lo cual ha resultado preciso arrancar la mayor parte del sistema radicular del viejo ciruelo, reponiendo posteriormente el empedrado con una cama de material permeable.