A algunos abogados les pasa como a los equipos de fútbol en crisis: quieren ganar los partidos, en este caso los juicios, en los despachos o, como ahora sucede en León, en la calle. Intentando movilizar a la opinión pública para marcar por la escuadra el gol que no se ha conseguido en el campo de juego. Está bien que se intente conmover a los ciudadanos en busca de firmas para que la policía local Raquel Gago siga en la calle hasta que se revise el juicio; pero este tipo de acciones, en un país serio, como pretendidamente es España, no se consigue con demagogia y apelando a la sensibilidad social en la calle o en los platós televisivos sino en los juzgados, en el juicio. Y la verdad, es que el ya famoso abogado defensor de Raquel, Fermín Guerrero, ha fallado más que una escopeta de feria. Y ahora vienen los lamentos, el rechinar de dientes y las salidas de pata de banco.
El Jurado ha considerado culpable a Raquel Gago de asesinato, atentado y tenencia ilícita de armas por el crimen el 12 de mayo de 2014 de la entonces presidenta de la Diputación y del PP leonés, Isabel Carrasco. A la espera de la sentencia que dicte el juez y que puede llegar a los 15 años de prisión, Raquel Gago se enfrenta a su inmediata entrada en la cárcel. El fiscal y las acusaciones particulares creen que hay riesgo de fuga y que con un veredicto de culpabilidad tan tajante como éste, lo normal es que la acusada ingrese cuanto antes en prisión.
Nadie cree que de verdad haya riesgo de fuga. Raquel Gago ya ha demostrado durante el juicio de qué temple está hecha y todo hace indicar que no tiene madera de prófuga a lo Telma y Louise. No lo ha tenido como policía local y no es posible que ahora lo vaya a tener ante la inminente posibilidad de entrar en prisión.
Por eso, esta mañana, en la audiencia para que los jueces decidan si ingresa en prisión ya o se mantiene su actual libertad condicional a la espera de la revisión del juicio, Raquel volvió a esgrimir su lado más emotivo y no dejó de llorar y de entrecortar con lágrimas su intervención implorando por una medida de gracia. Ya usó este recurso en su última intervención ante el Jurado, antes de que los cinco hombres y cuatro mujeres sin piedad se aislasen para deliberar. Lloró y la voz se le quebró con mucha facilidad, pero no consiguió su objetivo de conmoverlos. El veredicto fue extremadamente duro: 15 años de petición de condena.
Su abogado está convencido de que este caso se sustanciará definitivamente en el Supremo, previo paso por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Y eso significa varios años de espera. De ahí que la urgencia ahora sea lograr la libertad condicional para su clienta. Y para ello, una vez más, tratan de convertir el caso en un circo.
Raquel se presentó esta mañana en la Audiencia Provincial de León acompañada por dos fornidos agentes de la Policía Local de León, uniformados y haciendo exhibición notoria de abrazos, besos y otros arrumacos, en un claro gesto de solidaridad y apoyo hacia la que aún es su compañera. ¿Ha sido un caso aislado de dos policías o estos agentes representan al resto de los compañeros? Mucho corporativismo ha sobrado en este juicio y del que han hecho gala no sólo los policías locales sino también los policías nacionales, mandos policiales, abogados, funcionarios de la Diputación y políticos. Por de pronto, al alcalde de León, Antonio Silván, le han amargado esta mañana la lectura de los periódicos locales en los que se recoge la crónica de su hazaña ayer en Madrid como gran orador.
Además, el ya famoso abogado Guerrero trata de utilizar en beneficio de su patrocinada la recogida de cerca de seis mil firmas en menos de dos días solicitando la libertad condicional para Raquel Gago. Bastante cuestionada está ya la Justicia para que encima se trate de chantajear o condicionar sus decisiones con firmas recogidas a través de las redes sociales en beneficio o en contra de un acusado. Mal argumento el de este abogado polémico. O muy desesperado. La Justicia no se hace en la calle sino en los tribunales.
La verdad es que Raquel Gago y su familia deberían analizar la gestión de Fermín Guerrero como abogado defensor. Y no sólo por su extraña y no explicada desaparición durante casi un día entero en pleno juicio, un hecho que, sin duda, ha perjudicado los intereses de su defendida. Ahora se puede asegurar que los miembros del Jurado tomaron buena nota de aquella desaparición y han actuado en consecuencia. No en vano fue una absoluta falta de respeto hacia ellos como jurados, hacia su propia defendida y hacia la Justicia en general. El juicio estuvo en un tris de ser suspendido y el Jurado no lo ha olvidado en su veredicto.
Sino que, además, Guerrero ha librado, de forma paralela durante todo el juicio, una sórdida batalla personal contra el fiscal, Emilio Fernández, con acusaciones muy graves y con la amenaza de presentar una queja ante la Fiscalía General por posibles irregularidades del fiscal al dar una rueda de prensa antes del inicio del juicio. A toro pasado, está claro que este pulso entre Guerrero y el fiscal lo ha perdido el abogado y ha empeorado la situación de su patrocinada. El Jurado, sin duda, también tomó buena nota de esa batalla cruenta y ha actuado en consecuencia.
Y, por último, el abogado defensor también se equivocó al elegir al perito forense que debía de tratar de convencer al Jurado sobre la existencia médica del famoso bloqueo involuntario de Raquel Gago, bloqueo que le habría impedido recordar durante cerca de treinta horas que en la tarde del crimen tomó té con Monserrat y con Triana en la casa de las acusadas y que, minutos después del asesinato, se encontró con Triana en plena calle y le abrió la puerta de su coche para que dejara en su interior el bolso con la revólver del crimen. La teoría de la disfunción cognitiva o bloqueo no funcionó porque el psiquiatra forense, que la propia defensa pagaba, se arrugó al asegurar que en ningún caso esa disfunción podía ser considerada una patología sino, como mucho, como una disfunción social que no alteraba el conocimiento de la realidad.
¿Hasta qué punto han influido los notorios fallos del abogado Fermín Gurrero en la condena de Raquel Gago? Nunca se sabrá. Pero mañana saldremos de duda en lo principal, es decir si la acusada ingresa o no en prisión de forma inmediata. Y dentro de unos pocos días más sabremos también la pena definitiva que aplique el juez y que estará muy próxima a los 15 años. No tiene mucha capacidad de maniobra.
Me parece un juicio muy mediatizado por el cargo publico estoy con los q piden q no entre en prisión la Gago. Y no se adombre el articulista en q se busque apoyo social, se ha buscado muchas veces cuando se considera la pena desproporcionada