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La localidad de Quintana de Fuseros acogió este sábado la XII Fiesta del Municipio de Igüeña, una celebración con la que este Ayuntamiento quiere fomentar la unión entre los dos valles que lo conforman. Con este evento, que cambia de valle en cada edición para ir pasando por todos los pueblos del municipio (los habitados), se quiere unir a sus ciudadanos. La buena acogida de la fiesta es una prueba del éxito de esta iniciativa.
La población de este municipio, de alma minera, está dispersa por las ocho localidades que lo conforman. En el valle del Boeza están Colinas del Campo de Martín Moro Toledano (a 1.112 metros), Quintana de Fuseros e Igüeña. También se encuentran en esta cuenta Montes de la Ermita (uno de los pueblos a mayor altitud del Bierzo, a 1.300 metros) y Urdiales de Colinas, que son dos de las localidades del Bierzo que se encuentran deshabitados (aunque si se visitan, se ve que hay casas arregladas y personas que hacen estancias cortas, como de fin de semana).
En el valle del río Tremor están Espina de Tremor (a 1.241 metros de altitud y lindante ya con la comarca de Omaña), Tremor de Arriba, Rodrigatos y Pobladura de las Regueras y Almagarinos (este ya, a 933 metros).
Fiesta del Municipio de Igüeña
La celebración de esta Fiesta del Municipio recayó en este 2022 en la pedanía de Quintana de Fuseros. Los habitantes del resto de localidades del municipio acudieron con sus pendones y ataviados con camisetas de colores que diferenciaban a cada grupo. También hubo visitantes de otras localidades del Bierzo Alto, como la vecina Noceda. Al alcalde de Igüeña, Alider Presa, le acompañó en el plano institucional el presidente del Consejo Comarcal del Bierzo, el bembibrés Gerardo Álvarez Courel.
Tras el desfile de pendones, se hizo una visita guiada al lagar y al molino. Los afectos y reencuentros se sucedían a medida que se acercaba el plato fuerte de la fiesta, la comilona popular, que se había calculado para 600 personas (el municipio supera ligeramente los 1.100 habitantes). Al final, quedaron muy pocos asientos libres y los asistentes dieron cuenta del churrasco, la paella y los postres hasta quedar bien a gusto.
Por la tarde, estaban programadas diversas actividades y juegos, como el Torneo de soga por pueblos, que se estrenaba este año. El tute no pudo faltar, así como la rana; ni la música, que trajo la banda Kikiribú. Finalmente, se sirvieron sopas de ajo.
Igüeña recuperó con esta celebración una fiesta que busca que la confraternización entre los habitentes de un municipio dispersos por dos valles, recodaba su alcalde, Alider Presa. El pasado minero que los unía (y que lo convierte en el municipio con la renta per cápita más alta del Bierzo) se ha desvanecido y hoy se buscan alternativas que nutriéndose de su exhuberante naturaleza puedan servir para el turismo, además de otras iniciativas que siembran esta zona del Bierzo alto de actividad.
Pobladura de las Regueras es, por ejemplo, un referente nacional e incluso internacional para el deporte del trial, al disponer de un circuito al aire libre único en España. Colinas del Campo está declarado Bic y a su belleza arquitectónica suma el ser inicio de una de las (dos) subidas al Catoute, la sur. En Tremor de Arriba, hace dos años, se puso en marcha una iniciativa para atraer población mediante la puesta a la venta de más de un centenar de viviendas a precios inferiores a los 4.000 euros. Esta localidad y Quintana de Fuseros albergan las dos escuelas que quedan abiertas en el municipio.
En la cabeza del municipio, la propia Igüeña, además de un local de restauración que se lista entre los que mejores críticas reciben de todo el Bierzo, hay una playa fluvial que atrae a visitantes de toda la comarca durante el verano. Otra de estas infraestructuras se espera que se convierta durante los próximos meses en la segunda con la que cuente este Ayuntamiento; precisamente, en Quintana de Fuseros, donde este sábado se reunían para comer, beber y divertirse juntos todos los habitantes del término de Igüeña.
Una (en verdad dos) nuevas playas fluviales en el Bierzo
La localidad de Quintana de Fuseros ve como avanzan las obras de la que en unos meses será la última de las playas fluviales del Bierzo. Se trata de una iniciativa del Ayuntamiento de Igüeña que financia y ejecuta la Confederación Hidrográfica. Desde el municipio, entienden que esta infraestructura atraerá visitantes, dinamizando turísticamente la localidad. Desde la zona de la futura playa, junto al arroyo de Quintana, va una senda, llamada de los Molinos, que llega a unas cascadas.
Según el alcalde, Alider Presa, no cabe pensar que la playa fluvial de Quintana de Fuseros vaya a poder entrar en funcionamiento este verano. Las obras se espera que terminen antes del otoño, pero habrá que esperar a 2023 para que los bañistas puedan disfrutarl de esta nueva infraestructura. Los trabajos, dependientes de la CHMS, “van despacio, pero van, que es lo importante”, explica con optimismo Presa al respecto del que será, el de Quintana, el segundo azud artificial con fines de ocio en el municipio de Igüeña (tras el de la cabeza del municipio).
A por su primera playa fluvial van, por su parte, en el municipio de Fabero. Será en el Cúa, a su paso por Bárcena de la Abadía. Este ayuntamiento, también de alma minera, busca formas con las que reactivar su economía y el ocio y turismo estival también serán una de ellas.
Las obras de la playa fluvial de Bárcena de la Abadía no han comenzado. Su alcaldesa, Mari Paz Martínez, señala que se encuentra en licitación por parte de la CHMS, que no hace mucho realizó unos últimos trabajos de medición. Aunque también va “despacio”, entienden que para 2023 Fabero también podría sumar para el Bierzo una nueva playa fluvial en esta pedanía.