Camponaraya celebra durante este fin de semana la XLI edición de su Feria del Perro de Caza, un evento multitudinario en el que se dan cita aficionados y profesionales del sector cinegético. Por el recinto ferial de la localidad, han ido pasando durante este sábado y domingo valdeorreses, lacianiegos, cabreireses y bercianos, pero el atractivo de esta celebración desborda el área de influencia habitual de las citas en la olla berciana, pudiendo contarse entre los asistentes a gallegos de las cuatro provincias, asturianos, cántabros, vascos y visitantes de otras zonas de León, Zamora y Salamanca.
El barullo del gentío se jalona con continuos ladridos. Los animales esperan en sus jaulas expositoras a ser comprados o vendidos y a competir en los diferentes concursos que se organizan (este domingo es el de belleza, el sábado había sido el de rastreo), mientras los dueños y demás humanos charlan, se saludan, se reencuentran. Un joven que acaba de llegar de Omaña está descargando sus perros y cuenta que ya ha ganado dos veces en ediciones anteriores de la feria. Otro grupo, de Balboa y Camponaraya, comentan que vienen a pasar el día, ver los perros, saludar amigos y comer el pulpo. Dos cazadores gallegos se deleitan con los setters ingleses, escoceses e irlandeses, los gastones y demás sabuesos. Los niños, cómo no, tratan de acariciar el hocico de los cachorrines por entre las rejas.
La Feria del Perro de Caza de Camponaraya es un evento muy particular. Hace años, había una similar en Carrizo de la Ribera pero ya no se organiza. Los visitantes gallegos señalan que allí, haber, alguna hay, aunque no concretan mucho. Un hombre entrado en edad de Bembibre asegura que lleva viniendo a este recinto en Camponaraya desde que se organiza la feria y que es una de las cosas que más le gusta del año.
El pasado, no se celebró. La pandemia obligó a suspender esta feria que, ahora en 2022, se retoma en su XLI edición. Explica el alcalde, Eduardo Morán, que antes se hacía dos veces por ejercicio: en estas fechas de final de invierno y de nuevo entre septiembre y octubre. Esta segunda dejó de hacerse. Se calcula que pasarán por Camponaraya atraídos por la feria entre 8.000 y 10.000 personas durante el fin de semana. El buen tiempo del domingo auguraba que la cifra de visitantes podría moverse hacia los márgenes más altos. Ha habido grupos grandes, dicen los organizadores, venidos de Pontevedra, Rivadeo y Vegadeo, Tineo o Picos de Europa.
La primera vez que se organizó, cuenta Eduardo Morán, entre los vecinos “se reían”. Ellos, reconoce, no sabían todavía cómo iba a resultar y el día de su puesta en marcha, a eso de las 8 de la mañana, no faltaron chascarrillos: “vaya cómo ladran”, les dijo un vecino, ironizando sobre el vacío en el recinto ferial. Entonces, narra el alcalde, se fueron a desayunar y a la vuelta, asegura, ya no había sitio para aparcar.
El ambiente dominical y de feria con su característico olor y su identificable sonido ha seguido desde entonces cumpliendo con su cita en Camponaraya. Las compra-ventas, aseguran los expositores, no son el principal motivo de la cita. “Con la excusa de los perros, pasas el día con los amigos y comes el pulpo”, dice alegre un berciano. El papel del octópodo en el evento parece importante pues son varios (sobre todo los más experimentados) los que lo mencionan como parte esencial de la liturgia. El alcalde lo corrobora: “si no traemos pulpeiro, la gente se queja”, dice Eduardo Morán, quien recuerda otra anécdota al respecto del manjar marino que no puede faltar en las ferias.
Dice el también presidente de la Diputación que en Camponaraya se celebraba cada 8 y 25 de mes una feria de vacuno, la cual, finalmente, debido a unas regulaciones de la Junta, decayó y se clausuró (en Galicia, en Piedrafita, por ejemplo, se siguen celebrando). El caso es que durante los 3 o 4 años siguientes a dicho cerrojazo, los días 8 y 25 seguía viniendo el pulpeiro a servir el pulpo… y los comensales a dar cuenta de él. Pulpo y churrasco forman parte de la idiosincrasia de este tipo de celebraciones y por sí solos, parece, también pueden hacer permanecer abierto un recinto ferial.
Familias, cazadores, aficionados a los perros o simplemente curiosos disfrutan durante estas jornadas de un evento, la Feria del Perro de Caza de Camponaraya, que agotará la comida y bebida en los bares de la localidad, llenará el aparcamiento, entretendrá a especialistas y a meros interesados y dará vida a la localidad durante todo el fin de semana, con los perros y sus concursos y con el mercado ligado al mundo de la caza.
Los reencuentros de amigos, el darse a conocer de los criadores o, sin más pretensión, pasar la soleada mañana disfrutando de este espectacular evento canino serán la historia particular de cada cual de esos hasta 10.000 visitantes que se espera pasen por Camponaraya a visitar una feria muy particular que hace del Bierzo el centro de atención para muchos cazadores y amantes de los perros del norte y noroeste de España. Estará abierta hasta esta noche a las nueve.