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Fallas de libro y fallas reales

Cualquier persona que haya ojeado un libro de geología elemental, habrá podido contemplar lo que es una falla. Se trata de una rotura en el terreno acompañada de un cierto desplazamiento de las partes que quedan a ambos lados del plano de rotura. En los libros una falla es algo muy similar a lo que ocurre cuando cogemos un trozo de queso y lo cortamos con un cuchillo. Resulta un corte muy bien definido, lo que se llama un corte limpio. El desplazamiento de una falla en los libros se cita como si fuese de una cuantía uniforme. Por supuesto el plano de la falla también es un plano rigurosamente plano, valga la redundancia, con su dirección y pendiente (buzamiento) correspondientes. En una palabra que en los libros de geología se dibujan las fallas de un modo tan evidente que cualquier persona es capaz de verlas.

El análisis de las fallas, es esencial para resolver muchos problemas geológicos. En la minería del carbón una gran cantidad de problemas, yo diría que la mayoría tenían algo que ver con las fallas; pero ¿cómo se veían las fallas en la mina?. Pues por desgracia prácticamente casi nunca como en los libros. Aquí está el problema.

Si observamos con cierta calma un mapa geológico es fácil percibir que las fallas en realidad no son planos “tan planos” como se dibujan en los libros. Si comparamos un mapa geológico con lo que vemos en el terreno, la verdad es que esas trazas de las fallas en la superficie del terreno que figuran en los mapas geológicos tampoco se ven por parte alguna. Las fallas si suelen verse cuando se hace algún tipo de excavación, como por ejemplo al realizar un desmonte para una autovía; pero en la superficie del terreno no, ya que la vegetación o el propio terreno por lo general enmascaran totalmente esos cortes que se ven al realizar una excavación o una zanja, aunque eso si con más o menos nitidez. En una palabra que a menudo la presencia de una falla se deduce tras analizar con calma una serie de datos, pero no se percibe a simple vista.

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En las minas de carbón las fallas eran una auténtica pesadilla, tanto para el rendimiento de la explotación como para todos los trabajadores desde los picadores a los ingenieros o geólogos. El primer síntoma de la aparición de una falla era la presencia de terreno “descompuesto” es decir poco compacto y/o la brusca desaparición del carbón. A menudo lo que se veía no era un corte limpio si no una zona que a veces precisaba para ser cruzada hacer una galería de mas de 10 metros en los que el terreno estaba como he dicho totalmente descompuesto.  En esas circunstancias era imposible saber que dirección o que pendiente tenía el plano (si es que era un plano) de la falla. Solamente localizando ese “trastorno” en varios puntos de la explotación y situándolo en los planos de labores era posible llegar a alguna conclusión. Ni que decir tiene que ese tramo de terreno descompuesto (la caja de la falla) no tenía porque ser siempre de la misma anchura.

Otro tanto ocurría con el desplazamiento (el “salto” de las capas). Este no era rigurosamente constante. Eso de decir que el salto es de un número concreto de metros era a menudo una afirmación temeraria. El terreno no es uniforme y ciertas capas (las mas rígidas) ante un empuje se rompen y se desplazan, pero las capas rígidas están mezcladas con otras que no lo son tanto. Una capa mas blanda (arcillosa por ejemplo) ante un empuje se comprime en gran parte pero sin llegar a romper o rompiendo pero desplazándose mucho menos que otra mas rígida ante el mismo empuje.

Es cierto que de vez en cuando si era posible ver fallas como las de los libros; pero esto no ocurría tan a menudo como fuese lo deseable. Una falla se parecía mas a un corte producido en una barra de pan cuando con las manos la partimos en dos que a lo que ocurre en el caso del queso. Así las cosas podría parecer que lo que se enseña en los libros es equivocado. No obstante esto no es correcto.

En los libros se muestran las fallas de modo que se entienda lo que son, ya que si se las dibujase como se ven en el terreno la gran mayoría de los estudiantes no aprenderían nada. Una vez asimilado el concepto de lo que es una falla, es labor del técnico interpretar lo que ve. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que una fina línea de por ejemplo medio milímetro de grosor trazada en un mapa a escala 1:50.000 sobre el terreno ( o en una mina) serían 25 metros. Realizar una galería de 25 metros eran muchos días de trabajo.

Los planos de labores de la mina se hacían a menudo a escala 1:2.000 ó incluso a escala 1:1.000 y a esta escala 25 metros ya no son una línea si no una banda de grosor bien evidente. En esos 25 metros y sobre el terreno (interior de la mina),lo que se veía en realidad eran multitud de pequeñas fallas orientadas de las más diversas maneras y que por lo general no eran coincidentes con la del plano general de la falla. En definitiva, que el aspecto de una falla cambia ante nuestra vista en función de la escala.

Toda esta problemática sólo se llega a entender a fuerza de observar con detalle lo que se ve y siempre teniendo en cuenta el concepto teórico de lo que es una falla. Sin ese concepto es muy difícil entender lo que realmente es una falla. Por ello cuanto mas se estudie mejor; pero no basta con estudiar y aprobar. En la práctica además de todo esto es necesario reflexionar y pensar con calma.

Adjunto una imagen de una falla real la llamada Falla de La Silva cruzando la Autovía del Noroeste a una distancia de aproximadamente 1 Km al NE de este pueblo. Si sabemos que en esta imagen aparece fotografiada una falla, es relativamente fácil para cualquier lector verla; pero si no lo sabemos es posible que incluso personas con conocimientos de geología no se den cuenta de esta realidad. El lector puede auto-examinarse, intentando averiguar la traza del plano de la falla en esta fotografía, que yo mismo hice años.

Madrid, 3 de junio de 2018

Rogelio Meléndez Tercero

 

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