No. Parece que no. La temida moción de censura al actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ponferrada se queda literalmente sin fechas aceptables que puedan justificar tal acción. El mes que viene se cumplirán dos años, la mitad de la legislatura, y a nadie en su sano juicio le entraría en la cabeza un golpe de efecto similar al que se realizó contra el gobierno presidido por el exalcalde Carlos López Riesco. Gloria Fernández Merayo, la que no se iba “a comer el turrón”, según algunos, va camino del ecuador sin visos del hundimiento que algunos le vaticinaban. Y no ha sido un camino precisamente fácil.
Sin embargo, por ese camino, tenemos a toda la honorable oposición local diezmada. El PSOE, para empezar, se descabezó con la marcha de Ángela Marqués, que sigue de concejala de a pie esperando quizás un golpe interno en su partido que, con Pachi López, le vuelva a dar oxígeno. El nuevo portavoz, Olegario Ramón, de perfil más bajo, ha dado al menos tranquilidad en las huestes de la socialdemocracia.
En USE, excisión del PSOE de antaño, siguen esperando a que el panorama socialista local se disipe para saber a qué atenerse: integrarse, seguir por libre… Coalición por El Bierzo, con Pedro Muñoz al frente, cogobierna con el PP en Ponferrada y con el PSOE en el Consejo Comarcal. Es quien más rédito está obteniendo de las fragilidades de los dos míticos “grandes”. Los ediles de Ponferrada en Común, con el “camarada Tanque” a la cabeza, resulta que ya no pertenecen a esta formación pues se les ha expulsado. Pero en instancias superiores de la izquierda (IU, su partido) se les dice que ni caso y para delante. Ciudadanos cuenta con dos concejalas caminando sobre el alambre para no decantarse por nadie, pero si se rasca resulta que en el organigrama interno de su formación alegan no contar con ellas en absoluto, ahora y en el futuro. Esto no hay quien lo entienda.
Al final, Merayo y compañía, con amenazas de huelgas, megacontratos judicializados, burocracia interna en contra, cambios de concejales y hasta con la renovación de contratos ilegales en el vivero de empresas del IMFE (ilegales porque no cumplen los requisitos originales y alientan la competencia desleal frente a las empresas locales) siguen adelante con el ademán.
El editor