PREMIOS MUJER 2024

Y España funciona sin gobierno

 

Es hora de balances. Y hay satisfacción. Los alcaldes de la mayoría de los pueblos y ciudades de España están muy satisfechos por el llenazo que han tenido sus localidades respectivas en estos días festivos. Mucha gente y mucho consumo. Y para todos los gustos: playa, nieve, procesiones y paisaje. En El Bierzo, un paraje singular como Las Médulas se ha visto desbordado y hasta las autoridades han tenido que pedir ayuda a empresas privadas para organizar la llegada y aparcamiento de miles de vehículos.  Las Médulas no tienen suficiente infraestructura para recibir a tantos visitantes en tan poco tiempo, a pesar de ser un monumento, mejor dicho, ruinas industriales, del inicio del imperio romano. Imprescindible su visita.

En la capital leonesa ha sucedido algo parecido. Hasta el concejal de Turismo, en un ataque de optimismo, ha declarado que es el tiempo de la calidad, que cantidad ya hay más que suficiente. Eso sí los comerciantes rebajan la euforia y aunque reconocen que ha habido más gente que nunca por las calles de León, el gasto no se ha disparado como se esperaba. Es decir, mucho pasear, mirar, comparar, tapear y comprar lo justo, que los efectos de la crisis aún se notan y hay todavía demasiada incertidumbre.

A pesar de las sombras, los efectos colaterales de esta Semana Santa han generado optimismo y autoconfianza. Sectores claves como la hostelería, el turismo o el comercio ganan  autoestima y todo hace indicar que ya es una tendencia, que no se trata de flor de un día. Es decir, la recuperación económica ha venido para quedarse. Ahora sólo hace falta que ese optimismo alcance tanto a la inversión –que no sea sólo especulativa- como, sobre todo, a la creación de empleo y que este empleo sea estable y no tan frágil, precario y de tan baja calidad como el que se ha creado en los últimos meses.

Pero lo más sorprendente de este optimismo y confianza recuperada se produce en un momento en el que el país está regido por un Gobierno en funciones, algo que  no parece preocupar demasiado a los ciudadanos de a pie. No hay Gobierno central y los políticos se han auto concedido unas vacaciones de tres semanas y, en consecuencia, han desaparecido de las primeras páginas de los telediarios y de las portadas de los digitales. A pesar de ello, nada se ha derrumbado y los ciudadanos hacen vida corriente, eso sí, un poco más cabreados que de costumbre, que ya es mucho, por esas vacaciones que siguen disfrutando unos políticos que no se las han ganado porque no han hecho los deberes y, es más, porque no tienen intención de hacer caso a los votantes del pasado 20 de diciembre, día en el que las urnas les pidieron diálogo, negociación, pactos y acuerdos.

El Parlamento seguirá de vacaciones hasta el 5 de abril, suspendiendo la reunión que tenían concertada para esta misma semana. Y ni siquiera los líderes nacionales de los partidos han hecho el más mínimo esfuerzo en estos días para acortar distancias y superar desacuerdos. Y queda ya sólo poco más de un mes para que, a falta de un acuerdo, se convoquen nuevas elecciones, lo que significará que el Gobierno en funciones se mantendrá durante varios meses más. Un récord histórico en un país como España, donde esta situación política no se había producido desde el inicio de la Transición tras la muerte de Franco.

Al final nos va a pasar como a los belgas y a los italianos, el Estado y el país funcionan a pesar de que no haya un Gobierno constituido. Los ciudadanos se acomodan a la interinidad y funcionan con precariedad, pero funcionan, que es lo importante. La reactivación de la economía en Semana Santa puede ser un síntoma. España funciona sin gobierno. A pesar de los políticos.