Que el viernes 18 de marzo fuera el rey Mohamed VI quien les contara a los españoles que el gobierno de España había decidido romper con lo establecido por la ONU para el futuro de una antigua provincia española significa que hay marroquíes comenzando a soñar con españoles que les limpian los zapatos. Por supuesto, sin poner en cuestión la dignidad de cualquier trabajo.
Que solo seis días después la justicia británica haya decidido someter a juicio al mismo ciudadano español con el que no se han atrevido ni los jueces ni los parlamentarios españoles, significa que España es un cubo de basura que se va llenando con excusas y mentiras de quienes se niegan a reformar las leyes para mejorar la democracia.
El juicio que, a instancias de su ex amante Corina, se celebrará en Londres contra el padre de Felipe VI salpicará, y mucho, al CNI español. Además, es muy probable que coincida en el tiempo con sentencias de tribunales de la UE que confirmarán los fracasos de todos los intentos de España para detener a Puigdemont y los suyos.
Resulta increíble que no haya una mayoría suficiente de políticos españoles que comprendan que hay que cerrar la etapa de una monarquía que ya no sirve y que hace tiempo que solo contribuye a arrastrar por el fango la imagen de España.
Domingo Sanz