La Navidad es época de encuentros familiares, de unión, alegría y celebración. Sin embargo, para aquellas personas que están atravesando un periodo de duelo, suele ser especialmente difícil ya que las ausencias se viven con mayor intensidad.
‘Es navidad y en casa hay una silla vacía’ es el evocador título con el que Alba Payas, psicoterapeuta que desarrolló el modelo integrativo relacional, bautizó una de sus ponencias y que ilustra perfectamente la desolación y amargura que podemos sentir en estas fechas.
Parece que la sociedad nos obliga a ser felices durante esta época del año y resulta prácticamente imposible escapar a ella porque lo impregna todo: luces, decoración, villancicos, compras, publicidad …. En estos casos la pérdida transforma estas fechas en un periodo de emociones encontradas, en las que la soledad, la añoranza y la nostalgia nos desbordan.
La otra cara de la Navidad
Para muchas personas hay un antes y un después en su percepción de la navidad cuando se producen episodios dramáticos en su vida. No solo un fallecimiento, sino también una ruptura sentimental… o puede ser que este periodo tan especial nos recuerde aquello que ya no podremos tener o que no hemos tenido nunca, como hijos, una pareja…. o traiga a nuestra memoria un conflicto entre miembros de la familia no resueltos. Son heridas que se abren en un momento donde lo que se espera de nosotros es que estemos alegres. Por eso es tan natural que en las personas en duelo el dolor sea aún más lacerante.
A decir de los psicólogos, es normal estar triste, sobrepasado e incluso enfadado porque no es fácil controlar estas emociones. Todos hemos escuchado eso de “ojalá me quedase dormido el día 23 de diciembre y despertase el 7 de enero cuando ya todo hubiera pasado”.
Tres formas de afrontación
Según los expertos existen tres formas de afrontar la llegada de estas fiestas: ‘suprimir’ la navidad, mantener las tradiciones de años anteriores evitando hablar de la pérdida, o construir una nueva navidad.
La primera opción parece humana y entendible. Cancelarlo todo, no organizar nada y hacer algo completamente diferente, lejos de casa, de la familia y amigos donde nadie nos conozca. Sin embargo, Noemy Alvarez, psicóloga especialista en duelo es firme al decir ‘tu pena va contigo y la próxima Navidad llegará con las mismas incógnitas. Huir de la situación no la resuelve. El dolor emocional se puede posponer pero no suprimir, siempre vuelve y con mucha mayor virulencia’. Asegura que muchas familias no han vuelto a organizar una fiesta de navidad, acumulando dolor año tras año, convirtiéndolo en hábito de evitación muy difícil de romper, algo que puede provocar un efecto muy nocivo en niños y adolescentes.
La segunda opción tampoco es muy recomendable. Consiste en ponerse la máscara de ‘lo llevo bien, no ha pasado nada’, en muchos casos para no preocupar a los demás o no arruinar su navidad. Así que la persona en duelo se traga su nudo y se esconde para llorar. ‘Los sentimientos encubiertos acaban saliendo de forma distorsionada. Así, las personas dolientes acaban por no mencionar nada para no preocupar. Todos sufren en silencio, se crean los MUROS DE SILENCIO. Esto se traduce en agotamiento, irritabilidad y mucha ansiedad’, explica la especialista en duelo.
Por tanto, lo más recomendable es: construir una nueva navidad teniendo en cuenta una serie de estrategias y recursos que nos pueden ayudar a sobrellevar estas fiestas.
Planifica cada uno de los días es mejor saber qué nos toca hacer cada día que afrontarlo sin ningún plan. Así controlas tú el día y no al revés. Puedes tener un plan A con más actividades sociales y otro B con más tiempo para el descanso.
Establece nuevas tradiciones. Si las tradiciones familiares se sienten demasiado dolorosas, considera la posibilidad de crear nuevas costumbres que se adapten a tu situación actual. Esto puede incluir una cena más íntima, la realización de actividades que tu ser querido disfrutaba o incluso la creación de un espacio para recordarle, como encender una vela en su honor.
Permítete sentir. Es fundamental reconocer y aceptar tus emociones. La tristeza, la nostalgia y la añoranza son reacciones naturales ante la pérdida. No te sientas obligado a ocultar tus sentimientos; en lugar de eso, permítete sentir. Hablar sobre tu ser querido y compartir recuerdos puede ser una forma reconfortante de honrar su memoria.
Busca apoyo. No enfrentes el duelo solo. Habla con amigos, familiares o grupos de apoyo que puedan entender lo que estás pasando. Compartir tus sentimientos con otras personas puede aliviar la carga emocional y ofrecerte consuelo.
Cuida de ti mismo. Durante las fiestas, es fácil descuidar el autocuidado. Asegúrate de dedicar tiempo a actividades que te hagan sentir bien, ya sea leer un libro, dar un paseo o practicar la meditación. Escuchar a tu cuerpo y atender tus necesidades emocionales y físicas es esencial para sobrellevar el duelo.
Recuerda a tu ser querido. Dedica un momento especial para recordar a la persona que has perdido. Puedes escribir una carta, hacer un álbum de fotos o simplemente sentarte en silencio y pensar en los buenos momentos compartidos.
‘Si algo nos enseña una pérdida es la importancia de una relación significativa… dediquemos nuestro amor a los que se han ido pero también a los que se quedan’, asegura Noemy Álvarez a modo de conclusión.