Endesa confirmó este miércoles el cierre de la central térmica de Compostilla, situada en Cubillos del Sil (León) en 2020, junto con la de Andorra, de Aragón, en la actualización de su Plan Estratégico 2019-2021 en la que uno de los ejes que se marca la compañía es avanzar en la “descarbonización” del mix de generación, según recoge el documento.
En concreto, la eléctrica no contempla ninguna nueva inversión en Compostilla y la planta aragonesa para instalar nuevas técnicas, a diferencia de lo que ocurre con As Pontes (La Coruña), que opera con mineral de importación, una vez finalizada la actuación en la planta térmica del Litoral, en Almería.
Asimismo, el valor neto contable de las centrales térmicas de Compostilla y Andorra, a 31 de octubre, era de 108 y 93 millones de euros, respectivamente. Además, a esa fecha, existía una provisión para el desmantelamiento de las dos plantes por importe de 178 millones. Esta decisión de la empresa obedece, según la compañía, a la “aceleración de las políticas energéticas hacia una economía sin emisiones de carbono” en España, por lo que apuesta por la generación de electricidad “libre de emisiones”.
La empresa, por tanto, apuesta por un crecimiento significativo en renovables. Así, trabajará para mantener una generación libre de emisiones que garantice la seguridad del suministro y por las inversiones medioambientales
Beneficios e inversión
Endesa eleva al alza su previsión de beneficios al tiempo que mantiene una política de altos dividendos. Contempla un mayor esfuerzo inversor, sobre todo para dar un nuevo salto en renovables, se ha marcado como objetivo alcanzar un beneficio neto de 1.400 millones este ejercicio.
El objetivo es alcanzar 1.500 millones de beneficios en 2019, 1.600 millones en 2020 y 1.800 millones en 2021. Este avance supone un crecimiento anual medio del siete por ciento, un punto porcentual más que el ritmo que marcaba el anterior plan. En conjunto, serán unos 6.300 millones de euros de beneficios en el periodo 2018-2021. En términos de resultado bruto operativo (ebitda), el avance es paralelo. Se quiere pasar de un ebitda de 3.400 millones este año a los 4.000 millones en 2021.
En cuanto al dividendo, Endesa comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que para 2018 mantiene su objetivo de entrega de 1,33 euros por acción, lo que supone un 100 por 100 de pay-out (parte del beneficio que se destina a retribuir al accionista). Éste se mantendrá durante el ejercicio 2019 y 2020. Sin embargo, el consejo de Endesa decidió aminorar la marcha y “procurará que el dividendo ordinario por acción que se acuerde repartir con cargo a ese ejercicio sea igual al 80 por ceinto del beneficio ordinario neto atribuido a la sociedad dominante”.
Así, el dividendo en su conjunto para el periodo 2018-2021 supondrá unos 5.940 millones de euros con cargo a esos ejercicios. Enel controla el 70 por ciento de la compañía española, presidida por Borja Prado.
El volumen de inversiones para el periodo de cuatro años que van de 2018 a 2021 se ha fijado en 6.400 millones. Es una cifra mucho más elevada si se compara con los 5.000 millones del plan anterior, también de cuatro años, de 2017 a 2020. De los 6.400 millones, 2.000 millones se destinarán a renovables.