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En Tedejo ya suenan las campanas

Este pequeño pueblo de Folgoso de la Ribera inaugura la restauración de su ermita, impulsada y costeada por sus vecinos
Acto de inauguración de la ermita de Tedejo después de su rehabilitación (C. Sánchez/Ical)

 

ICAL Con unas campanas “remozadas” y un pórtico y un campanario renovados, la ermita de Tedejo presenta una nueva imagen tras la restauración que han llevado a cabo los propios vecinos de este pequeño pueblo, perteneciente al municipio de Folgoso de la Ribera. Hace un año que sus habitantes impulsaron esta actuación, ante el estado de abandono y ruinoso del templo, que amenazaba incluso con venirse abajo.

“Muchos pensarán que se trata de una pequeña obra, humilde. Nosotros creemos que humilde si, pero pequeña no “, señaló uno de los vecinos, Pedro Álvarez. Y es que esta obra ha sido costeada íntegramente con los recursos propios de la Junta Vecinal de Tedejo, que no son muchos, por lo que han sido necesarios “cinco años de ahorro de la práctica totalidad de los ingresos para poder acometerla”.

“Más de cinco años ahorrando, más de cinco años mirando la espadaña y pensando: aguanta, que en cuanto podamos tú seras la primera. Más de cinco años mirando al tejado del porche con la incertidumbre de si se derrumbaría o llegaríamos a tiempo de su restauración”, añadió Álvarez. Pero llegaron a tiempo para su rehabilitación, para que esta ermita dedicada a los mártires San Sebastián y San Fabián resista en pie otros tantos siglos más.

Detalle de una de las campanas (C. Sánchez/Ical)
Detalle de una de las campanas (C. Sánchez/Ical)

El proyecto de restauración también es “grande” porque ha contado con el trabajo desinteresado de algunos vecinos del pueblo. Ese es el caso de los trabajos en las campanas, dirigidos por su “guardián”, Odonell Álvarez, que a sus 83 años ha recuperado el segundo de los bronces de esta pequeña iglesia -la primera de ellas la arregló hace ya unos 15 años-.

Cuando se iniciaron las obras en la espadaña, se bajó la campana mayor -de sonido más grave y vinculada a los actos religiosos- para reemplazar su antiguo cabezal de madera, que ya estaba muy deteriorado. Así, aprovechando los planos de la restauración que años atrás se había realizado de la campana más pequeña -que se utilizaba para el concejo- , se construyó un nuevo cabezal en madera de castaño y se repuso el sistema de “engarzado” del conjunto al campanario con barras metálicas.

Además, también se bajó la campana más pequeña para barnizar su cabezal de madera y limpiar el metal de ambas, que ahora presiden majestuosas el campanario y que volvieron a “repiquetear” con fuerza para celebrar el fin de los trabajos de restauración y para orgullo de Odonell Álvarez, quien siempre ha estado dispuesto a “echar una mano” al pueblo y que recuerda las veces que, muchos años atrás, de chaval, se subía en verano a la darle la vuelta a las campana cuando había tormenta.

A ‘tentenube’

Algo que también recordó su hijo Pedro, que explicó que la campana pequeña era la que, según la creencia popular, se colocaba boca arriba “a tentenube” para proteger al pueblo de las “temidas tormentas”, sobre todo en época de cosechas y de recogida del fruto. Pero ese no era el único uso de ese bronce “civil”, también convocaba los concejos que se celebraban a la puerta de la ermita y llamar a la ‘vecera’ de los rebaños de ganado.

La campana mayor tenía un carácter más religioso y servía para llamar a las diferentes celebraciones que se llevaban a cabo en la ermita, desde la festividad de los Santos Mártires el 20 de enero al rezo del rosario en Cuaresma o la celebración del Vía Crucis. “En la medianoche del Sábado Santo, los mozos pugnaban por hacer repiquetear las campanas, anunciando la resurrección y la llegada de la Pascua florida”, explicó.

Y es que este modesto templo era sentido por los habitantes de Tedejo “como uno de los centros vitales de los quehaceres diarios y de los acontecimientos extraordinarios”. “Una parte importante de nuestra historia que no queremos olvidar sino que reivindicamos”, aseveró Pedro Álvarez, que citó al escritor Gil y Carrasco para decir que “un pueblo que entierra su historia está condenado a pasar frío, mucho frío”.

Entre el pórtico y el campanario

Además de las campanas, las obras también han supuesta la recuperación del pórtico de entrada y el campanario. En la fachada, se procedió a la consolidación de la fábrica de sillar de la entrada, irregular en su práctica totalidad, eliminando los restos del revoque antiguo y limpiando la piedra para proceder a su rejuntado con cemento tintado, intentando respetar lo máximo posible el que pudo ser su aspecto primitivo.

El alar o tejado que cubre la entrada también fue restaurado con la consolidación de la viga de madera que los soporta, retirando el resto de la estructura de madera, que fue sustituida por una nueva. “La fachada del antepecho también fue recuperada dejando a la vista la piedra de sillar y dando realce al arco de medio punto que sirve de acceso, así como los dinteles de las dos ventanas laterales, ambos en fábrica de sillar irregular”, aclaró Álvarez.

Finalmente, la intervención se centró en la espadaña de la ermita, que estaba construida con ladrillo amorterado en su práctica totalidad, a excepción de los apoyos exteriores que eran de piedra. Los técnicos del Consejo Comarcal les indicaron que era conveniente mantener la estructura de ladrillo a la vista porque es una “singularidad” de este tipo de edificios, pero el grave deterioro que presentaba hacían “económicamente inviable” su restauración. Así, finalmente optaron por hacer un revoque a la estructura de ladrillo con el mismo rejuntado utilizado para el sillar, dando una visión de unidad arquitectónica y dejando la espadaña “completamente protegida”.