Cuando un amigo se va…
En la madrugada del sábado 5 de mayo ha fallecido José María Íñigo,
historia de la televisión en España, gran amante de la música, del
turismo y la gastronomía, socio y amigo de FEPET (Federación Española de
Periodistas y Escritores de Turismo). Todos los compañeros que le hemos
querido y admirado durante años lamentamos este último viaje que ha
emprendido sin avisar.
Su actividad en radio y televisión es bien conocida desde los años 70
cuando se hizo el dueño de TVE, con programas como Fiesta,
Directísimo o Estudio abierto y de la radio con El gran musical o
Los 40 Principales, pero su pasión por el turismo no lo es tanto.
Precisamente ha sido Pepa Fernández, directora de No es un día
cualquiera, de Radio Nacional de España (RNE), la que comunicó su
fallecimiento. José María colaboraba todos los sábados en su programa
hablando de turismo.
Algunos de los que formamos FEPET conocemos a José María desde hace 30
años cuando, además de sus muchas actividades en radio y televisión se
atrevió a editar en 1987 una revista de viajes, “Viajes y Vacaciones” en
la que contó con su fiel e inseparable Antonio Aradillas, cura e
infatigable periodista de la vieja guardia (jamás utilizó un ordenador).
La crisis y el retraso en los pagos de algunas administraciones
públicas, que eran sus mejores clientes, obligó al cierre de la revista,
pero casi de inmediato, Íñigo se pasó a la prensa on-line y creó “Ganas
de viajar [1]” y otras webs relacionadas con los viajes y la
gastronomía.
Trabajador infatigable durante toda su vida, es autor en ocasiones
junto a Aradillas de más de una veintena de libros, algunos tan
insólitos como las guías turísticas del Metro de Madrid y Barcelona. En
una ocasión que viajamos juntos a Gibraltar, mostraba la guía que había
escrito sobre la colonia y comentaba hace falta imaginación y tenacidad
para escribir 400 páginas sobre este trozo de tierra.
Pero, además de gran profesional, José María ha sido sobre todo una gran
persona, siempre dispuesto a colaborar, a ayudar y un rostro sonriente
ante sus millones de admiradores. Nunca le hemos visto un mal gesto, o
una negativa ante las personas de todas las edades que le pedían un
autógrafo o una foto, algo que le ocurría cada pocos minutos. Hace poco
viajamos juntos a Budapest, en el vuelo inaugural de Iberia entre Madrid
y la capital húngara. Íbamos en la primera fila y embarcamos los
primeros. Las casi 200 personas que entraron después le saludaron con
cordialidad hasta el punto de que las azafatas tuvieron que pedir que
aligeraran el embarque. Durante el vuelo, algunas decenas más se
acercaron a fotografiarse con él. Cuando llegamos a Budapest, comentamos
que allí, al menos, pasaría desapercibido. Craso error. Ya en el hotel,
de la cadena española Iberostar, varios turistas lo reconocieron a
acudieron de inmediato a saludarlo. También por las calles, grupos de
españoles se fotografiaron con él. Siempre sin un mal gesto y con esas
sonrisa encantadora que tenía bajo su amplio bigote.
Hace tres semanas le pedimos un artículo sobre trenes para una revista
amiga y él escribió que era su medio de transporte favorito, pese a lo
mucho que había utilizado el avión. Durante tres años tuvo un programa
en la televisión de Puerto Rico y tenía que volar cada semana, estar en
San Juan 24 horas, hacer el programa y regresar a Madrid. _Tengo más
horas de vuelo que muchos de los pilotos_ solía decir.
_Me habría encantado_ escribía para la revista _compartir el Orient
Express entre París y Estambul durante más de ochenta horas con Marlene
Dietrich, Lawrence de Arabia, Mata Hari o la mismísima Agatha Christie.
De momento me he conformado con una magnífica cena a bordo haciendo el
trayecto Zurich… Zurich. Cuando tenga el tiempo suficiente, tal vez me
anime a conocer el Train Suite Shiki Shima, la nueva joya futurista de
Japón, con dos vagones observatorio para ver el paisaje por los lados y
por el techo, 17 suites privadas, algunas de ellas incluso con bañera y
un vagón restaurante con un chef estrella Michelin al frente._
Lamentablemente, ya no podrá cumplir ese sueño.
Ahora, José María ha emprendido su último vuelo y allí donde esté
seguirá son su sonrisa, con su humor, entrevistando de nuevo a todos los
personajes famosos que conoció y hasta al último ángel. Hoy, querido
Íñigo, sentimos pena porque nunca más disfrutaremos de tu compañía y
amistad, y sentimos envidia de esos ángeles porque tú estás a su lado.