Hemos empezado este apasionante viaje desde los confines del universo y poco a poco nos vamos acercando a nuestro planeta, el que hemos llamado el planeta Tierra, en el que trataremos de ir descubriendo alguno de sus apasionantes secretos. Uno de los primeros datos asombrosos de nuestro planeta es que tiene unos 4.600 Millones de años de antigüedad, y se estima que se formó a la vez que el sistema solar.
El inicio del sistema solar se cree que se produjo a partir de una masa de gran densidad compuesta de gas y polvo estelar que colapsó por la ondulación gravitacional de eventos cercanos como podrían ser una explosión de una estrella cercana o supernova (es como si tuviéramos mucho polvo flotando sobre la superficie de un estanque en el que estamos haciendo girar el agua en una corriente circular continua y al tirar una piedrecita al agua, las ondas que se generan en la superficie hicieran remolinos que provocasen que se empezasen a formar grumos en esa masa de polvo flotante). Al colapsar se formó un disco protosolar, es decir, un disco de polvo y gas estelar que giraba a gran velocidad y en cuyo centro se comenzaba a formar la estrella que ahora luce en nuestros cielos y a la cual llamamos el Sol.
El centro de gravedad de este disco atrajo casi todo el material del mismo (sobre el 99,8 % del total) hasta que la presión fue tan grande que el Hidrógeno comenzó a fusionarse y a generar el siguiente átomo de la tabla periódica, el Helio. En este proceso comenzó una reacción nuclear que irradiaba cantidades enormes de energía y ese fue el comienzo de nuestra estrella.
El resto de gas y polvo estelar se arremolinaba en el disco girando y girando hasta que, debido a diferentes turbulencias, se fue agrupando en sitios preferentes aumentando así su masa. Poco a poco, atrajo a más material por efecto de la gravedad y estas zonas fueron las cunas de los protoplanetas (las semillas de los planetas) y de las protolunas (las semillas de las lunas). El material sobrante se convirtió en asteroides, cometas, meteoroides y pequeñas lunas poco redondeadas.
Mas allá de los planetas conocidos (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y (el anteriormente clasificado como planeta, hoy en día como planeta enano, Plutón), se encuentra la nube de Oort.
En 1950, el astrónomo holandés Jan Oort propuso por primera vez la idea de esta esfera de cuerpos helados para explicar los orígenes de los cometas que tardan miles de años en orbitar el Sol. Estos se llaman cometas de período largo y la mayoría se han visto solo una vez en la historia registrada. Los visitantes más frecuentes del sistema solar interior se denominan cometas de período corto.
Se estima que la nube de Oort rodea al sistema solar hasta unas 1.000 o 10.000 Unidades Astronómicas (UA) de distancia (una UA es la distancia del Sol a la Tierra, que es aproximadamente de 150 millones de kilómetros) y podría estar compuesta de cientos de miles de millones, incluso trillones, de cuerpos helados. De vez en cuando, estos cuerpos helados comienzan una larga caída hacia nuestro Sol debido probablemente, a algún evento desconocido que altere su orbita inicial.
Dos ejemplos recientes son los cometas C/2012_S1 (ISON) y C/2013_A1 (Siding Spring). ISON se desintegró al pasar muy cerca del Sol. Siding Spring, pasó muy cerca de Marte y se cree que no regresará al sistema solar interior hasta dentro de unos ¡740.000 años!.
Dato curioso: a su velocidad actual de alrededor de un millón seiscientos mil kilómetros por día, la nave espacial Voyager1 de la NASA probablemente no alcance la Nube de Oort hasta dentro de unos 300 años. Y tardará unos 30.000 años en atravesarla.
Otro de los misterios de nuestro sistema solar es el denominado “Planeta X”. Hasta ahora solo es una probabilidad matemática que este misterioso planeta exista, pero los investigadores del instituto de tecnología de California (EE.UU.) Caltech, han encontrado esta evidencia matemática que propone la existencia de un planeta del tamaño de Neptuno circulando en una órbita muy alargada y que va más allá de Plutón. Se calcula que este supuesto planeta denominado por los investigadores “planeta Nueve”, podría tener unas 10 veces la masa de la Tierra y tener una órbita media 20 veces mayor que la de Neptuno. ¡Le podría llevar entre 10.000 y 20.000 años terrestres dar una vuelta completa alrededor del Sol!
Esta hipótesis surge de la observación de las órbitas de algunos objetos pequeños en el denominado cinturón de Kuiper (que es una zona más allá de Neptuno en la que existen un montón de pequeños cuerpos helados), las cuales se explicarían mejor con la existencia de este hipotético “planeta Nueve”. No obstante, y hasta que los astrónomos no encuentren mediante observación directa este supuesto planeta, no será más que una de las abundantísimas teorías que los científicos manejan sobre la naturaleza de las cosas.