PREMIOS MUJER 2024

El tiempo entre costuras

Son las diez de la noche y el cansancio es grande. La jornada ha sido larga, aunque interesante. El compromiso de fidelidad con los lectores nos obliga a encender el ordenador portátil para elaborar esta columna, aunque no haya muchas ganas. La otra dificultad es decidir el tema a tratar. Hemos dejado detrás de puertos, túneles y montañas los quehaceres de cada día para adentrarnos en tierras Asturianas, a orillas del Mar Cantábrico, concretamente en Ribadesella, acompañando a un grupo de alumnos de religión de varios institutos del Bierzo, conscientes de que no solo se aprende estudiando, sino también viajando. Acabamos de cenar.

La mañana, además del viaje, estuvo ocupada en una interesante lección de historia, visitando dos joyas del arte prerrománico asturiano: las iglesias de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. ¡Qué tendrá la Iglesia que en cada época ha creado lo mejor del arte y de la cultura! Y, además, se ha esmerado en conservarlo.

La tarde ha sido una gozada para los chavales, y también para los profes, remando por el río Sella. De ahí el mencionado y consabido cansancio. No hace falta ir a países lejanos para poder disfrutar de un paisaje como éste que tenemos tan cerca. Esperemos que mañana (hoy o ayer para los lectores) la subida a los lagos de Covadonga y la visita a la Santina reafirmen esta afirmación.

La verdad es que recogiendo estas breves pinceladas del día que ahora acaba ya tenemos medio artículo. Pero ¿el título? Muy fácil de entender. El hotel que nos acoge, de estilo modernista, en el que se conserva un letrero que dice que las habitaciones tienen agua corriente y calefacción, nos retrotrae a esas estampas de la serie tan exitosa de “El tiempo entre costuras”. No vamos a decir que cualquier tiempo pasado fue mejor y que nos hubiera gustado vivir en otra época, pero hoy el arte medieval, la naturaleza casi como de los tiempos del Paraíso y este hotel con escaleras y piso de madera nos han hecho olvidar no solo la rutina de las clases, sino las luchas de la campaña de las elecciones europeas o los casos de corrupción. Y, por supuesto, nos han permitido escribir esta columna y poder descansar.