PREMIOS MUJER 2024

Un segundo castillo para Ponferrada

Ayuntamiento y Fundación Fustegueras negocian para la recuperación y disfrute público del castillete neogótico de San Blas y sus tres hectáreas circundantes de bosque, jardines y zonas de recreo a orillas del Boeza, un conjunto cuya historia comenzó en los albores del siglo XX y ha corrido pareja a la de la ciudad
El castillo de San Blas emerge entre la floresta, evocando tiempos pasados

Violeta R. Oria  Camino de Molinaseca, en el término de Campo, en la primera curva a la derecha,  dos torreones neogóticos asoman entre la floresta, cerca de la ribera del río. El lugar llama poderosamente la atención. Su romántica decadencia hace volar la imaginación, recordando a cada uno aquello que, basado en el imaginario popular y en el suyo particular, asocia con esta estampa.”Casa de cuento de hadas”, “Castillo de Walt Disney”… el lugar ha recibido diversos nombres a lo largo del tiempo y hasta ha inspirado parte de la trama de una novela negra.

Se trata del segundo castillo de Ponferrada -después del de los Templarios-, mejor dicho, de un castillete, el de San Blas, que  muy pronto, de prosperar las conversaciones entre el Ayuntamiento de Ponferrada y la Fundación Fustegueras, propietaria  del edificio,  podría abrirse al disfrute de los ciudadanos, junto a la finca de tres hectáreas en la que se ubica.

“Creemos que es un espacio que tenemos que proteger, al borde del Camino del Santiago, un lugar de esparcimiento precioso y que lamentablemente está sumido en el abandono”, señalaba hace unos días el concejal de Cultura, Santiago Macías, anunciando la voluntad del Ayuntamiento   para que la Fundación Fustegueras les permita llevar a cabo el mantenimiento del castillo y del bosque que lo rodea durante unos años, sin ceder la propiedad, para realizar actividades culturales o de otro tipo.

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Y es que el Ayuntamiento ha recogido el guante lanzado por la plataforma ciudadana ‘Salvemos el Castillo de San Blas y su entorno’, nacida en febrero de este año en Facebook y que  agrupa a  1.738 personas que demandan la recuperación de esta zona. “En la actualidad, el Castillo de San Blas está en ruinas y la finca, abandonada. Han desaparecido la casa y el molino y por el momento nadie ha puesto remedio. Consideramos que este inigualable paraje pertenece a todos los ponferradinos y por tanto merece un cuidado (…). Todavía estamos a tiempo de rescatarlo del olvido”, se afirma en este perfil.

Desde la Fundación Fustegueras, varios miembros de su Patronato, consultados por este periódico, han acogido bien la idea del Ayuntamiento, eso sí, puntualizan, a título individual. “Es el Patronato el que tiene que decidir en su próxima reunión”, afirman, un encuentro que a día de hoy todavía no tiene fecha. El alcalde, Samuel Folgueral, es uno de sus miembros del Patronato, en representación de la ciudad, por lo que se espera que plantee el asunto en esa reunión. “Al fin y al cabo”, señala uno de los integrantes del patronato, “el deseo del fundador era que la propiedad fuera disfrutada por los ponferradinos”.

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Construido por Daniel Valdés y donado por Fustegueras, dos solteros sin descencia

El apellido de los Valdés es conocido en El Bierzo y especialmente en Ponferrada como sinónimo de riqueza y propiedades. “Esta familia fundada por un dinámico y emprendedor asturiano de la pequeña hidalguía que emigrara a la provincia de León a fines del siglo XVIII llegaría a lo largo del siglo XIX a acumular un ingente patrimonio de la mano de sus dos figuras principales, Antonio Valdés Barrio (junto también a su padre de igual nombre) y su hijo Daniel”, explica el blog http://bergidense.blogspot.com.es/

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Daniel Valdés

Daniel Valdés (1847-1908)  logra acrecentar el ya vasto patrimonio familiar, y es quien construye el castillete de San Blas, también conocido como Castillo de Valdés. “Tras haberse formado como abogado accede igualmente a diferentes cargos políticos siguiendo así mismo la trayectoria paterna hasta llegar a ser senador (logrando por birlibirloque su votación como representante de la provincia de Santiago de Cuba)”, se señala en bergidense.blogspot.

El blog también explica que su fallecimiento  en 1908 –el año que se produce el nombramiento de Ponferrada como ciudad- conduce a una larga crisis con su herencia. Sin haber formalizado testamento y sin dejar hijos su matrimonio con María Encina, hija de importantes empresarios ferreros, sus propiedades se dividen entre su hermana Mexista y su viuda. “A partir de las hijas de su hermana comienza un largo paso entre los hijos de estas que conllevan finalmente a la figura  de Miguel Eugenio Fustegueras Álvarez-Valdés (1895-1961), personaje pintoresco que fallece igualmente soltero y sin herederos en 1961, con un testamento complicado que conduce a largos litigios y procesos “.

El testamento de Fustegueras, del 6 de marzo de 1961, especificaba que “después de que fallezca el usufructuario, D. Francisco García Rubio, se hará con mis bienes lo siguiente: Véndase todo el caudal de Madrid y el de Ponferrada, a excepción hecha de la casa que habitamos en Ponferrada (calle Diego Antonio González, 25) y la finca llamada de San Blas. Véndase también todas las joyas, plata, ropa, muebles y cuanto de valor se encuentre, menos el salón de la citada casa de Ponferrada y los retratos de familia. Con el capital que se obtenga de esas ventas se fundará en la casa de Ponferrada un ‘Asilo de Ancianos’ de ambos sexos, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encina para los naturales del partido de Ponferrada, y si alguno natural de Madrid viviera mas de diez años en Ponferrada, también será admitido. La finca llamada de San Blas se conservará para que con su huerta, jardín y tierras se siembre lo necesario para el consumo del asilo hasta donde alcance”.

La residencia Nuestra Señora de la Encina no se inauguró hasta 1996, y para aquél entonces el castillo de San Blas ya se había sumido en el abandono, como otros tantos inmuebles donados a fundaciones altruistas que guardan lo mejor que pueden las propiedades, tratando de darles el uso establecido por los patronos,  pero que no cuentan con recursos prácticamente de ningún tipo más allá de lo donado por el fundador.

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La finca

La finca de San Blas incluye, además del castillete neogótico, un gran jardín, un bosque de pinos piñoneros, laures, olivos y chopos, un estanque y un embarcadero sobre el Boeza. Del que en su día fue un molino de agua solo se conservan unas pocas ruinas después de que los vándalos le prendieran fuego hace ya años.  Como curiosidad, cabe destacar que  el caño que alimentaba el molino fue utilizado por los vecinos de Campo para bombear agua y crear regadíos, un proyecto que no cuajó pero del que quedaron como testigos los restos de unos motores y una pequeña presa.

Fotos: ‘Salvemos el Castillo de San Blas y su entorno’,

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