La brecha digital es un concepto ideado para definir las diferencias en el uso y en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación por parte de distintos colectivos. En sus distintas vertientes, esta brecha divide a los habitantes de entornos urbanos de los que viven en el medio rural, pero también separa a las nuevas generaciones, más familiarizadas con el uso de dispositivos digitales, de las más veteranas, que luchan por no quedarse atrás en un mundo que cambia de manera cada vez más acelerada. “Esto es muy importante para nosotros, todos tenemos nietos que sólo tocando ya les sale todo y no queremos quedarnos anclados y que no puedan dirigirnos la palabra”, explica Charo Osorio, una de las participantes en el programa de formación Ciberaulas Expert Click que se desarrolla en varias localidades bercianas para tratar de reducir esa distancia.
Esta iniciativa se lleva a cabo gracias a la colaboración de los distintos ayuntamientos con las fundaciones Cibervoluntarios y de la Asociación Española de Banca (AEB) y pretende acercar el uso de nuevas tecnologías a los mayores residentes en zonas rurales, así como capacitar a este colectivo en habilidades digitales para que navegue con seguridad y confianza por internet y pueda llevar a cabo operaciones cotidianas, especialmente las relacionadas con la sanidad, las administraciones y la banca en línea.
Además, los talleres formativos sobre herramientas digitales también cuentan con el apoyo de la asociación Alzheimer Bierzo, que integra las actividades en el marco de su proyecto ‘Quédate’, con el que aspiran a fijar población en el medio rural. “Su proyecto encajaba con nuestra acción en el mundo rural y lo podíamos ofrecer de manera gratuita”, recuerda la presidenta de Alzheimer Bierzo, Ana Pilar Rodríguez, que explica que los talleres suelen impartirse a grupos pequeños “para que todos puedan acceder a las nociones básicas”.
En su primera edición, el año pasado, las sesiones se centraron en el funcionamiento de los ordenadores y en la creación de una cuenta de correo electrónico y se desarrollaron en poblaciones como Bembibre, Fabero y Vega de Espinareda. Este año, las clases se han trasladado a Arganza y a Cubillos del Sil y sus contenidos tienen que ver más con los teléfonos y dispositivos móviles y con las diferentes aplicaciones.
En total, entre 40 y 50 vecinos de la comarca se han beneficiado de estos programas diseñados especialmente para personas mayores pero abiertos a colectivos de mujeres y jóvenes y a todos los vecinos del medio rural. “No cerramos la puerta a nadie”, resume Rodríguez, que explica que en toda España se impartirán 200 talleres formativos gratuitos de cuatro horas de duración para 1.000 beneficiarios.
Acciones básicas
El manejo básico de los distintos modelos de ‘smartphone’ y de las aplicaciones que más les pueden interesar forman parte del contenido básico que Miguel Ángel Rodrigo, voluntario de la entidad BBVA, trata de impartir en estas sesiones. “Las que más les llaman la atención son las sanitarias y las de localización, pero también las redes sociales”, subraya. En ese sentido, alguna de las acciones que enseña a los asistentes consisten en mandar mensajes de voz por Whatsapp o pedir cita en el Sistema Público de Salud. “Son cuatro pasos, que si te los aprendes es muy sencillo”, asegura a sus alumnos. Con la banca a distancia hay menos suerte. “La verdad es que no les gusta, prefieren la atención presencial en la sucursal del pueblo”, reconoce.
Tras impartir el año pasado los talleres de iniciación a la informática en Bembibre, Miguel Ángel comenta que “con el teléfono es diferente porque todos tienen uno para comunicarse con sus hijos”. “Con los ordenadores era más frustrante, porque no los tocan todos los días ni tienen uno en casa, pero la vida diaria les presenta más incentivos para utilizar el móvil”, explica. Además, “todos más o menos están un poco tutelados por su familia” en cuestiones de contrato, compañía o modelo de terminal, asegura el profesor voluntario, que recalca que no ha detectado “ninguna dificultad especial” en el aprendizaje de su particular grupo de alumnos. “El nivel de conocimiento con respecto a una persona joven es diferente, pero también es diferente entre ellos o en el nivel de los ‘smartphones’ que tiene cada uno”, concluye.
Del otro lado de la clase, todos intentan demostrar que la fuerza de voluntad no es un problema. “Aprender un poco siempre es bueno, aunque sean cosas simples, no aspiramos a comernos el mundo con esto, como los que sois jóvenes”, explica Charo. “Somos más torpes, pero nos hablamos unos con otros para intentar ayudarnos, por lo menos tenemos interés, ¿no?”, se defiende. Todos valoran el trabajo altruista de Miguel Ángel, al que definen como “una joya”. “Yo aquí también lo paso bien, no vengo a sufrir”, les confiesa el profesor.
Proyectos contra la España vaciada
Estos talleres formativos son una de las acciones que Alzheimer Bierzo lleva a cabo en 16 poblaciones del medio rural berciano en las que, una vez a la semana, un técnico de la asociación trabaja de forma activa con los vecinos. El colectivo también promueve, como en este caso, las alianzas con otras asociaciones y entidades y tiene en marcha un programa para fomentar la actividad física en cada pueblo, al menos una vez al mes.
Por otro lado, la asociación trabaja en la creación de una aplicación, de la mano de la Fundación Botín, que incluya entre sus funciones un ‘chat’ que facilite el cuidado y atención a estas personas, poniendo en contacto a los cuidadores y a los familiares que estén lejos para tener un seguimiento de su estado personal. El operativo también busca agrupar otras funciones como la venta de productos agrícolas de kilómetro cero a través del contacto directo entre clientes con agricultores, apicultores y ganaderos o promover los paseos culturales por la comarca.
Además, la entidad también lleva a cabo el proyecto ‘Mirada Rural’, que busca implicar a distintas instituciones y asociaciones de mujeres para poner freno al problema de la España vaciada. “Las mujeres tienen que ser las que tomen la iniciativa de este proyecto porque ellas son las que pueden repoblar”, explica Rodríguez, que recuerda que el último Congreso Nacional de Alzheimer se cerró “hablando del Bierzo, poniéndolo como ejemplo a seguir”. “Tenemos que seguir llevando cosas a los pueblos sin que las pidan y a coste cero, para que los vecinos sigan sintiendo que forman parte de la sociedad. El problema de las personas mayores es que se sienten poco atendidos y que ya no importan a la sociedad, y en cierto modo, tienen motivos para verlo así”, lamenta.