PREMIOS MUJER 2024

El gran líder mundial

Si hoy tuviéramos que dar a alguien el título de líder más importante del mundo, tanto por el puesto que ocupa, como por sus características personales, parece que el Papa Francisco se llevaría todas las de ganar. Realmente, a pesar de que las críticas a la Iglesia se han convertido en un deporte nacional, no tenemos constancia de ninguna crítica a este Papa por parte de aquellos más dados a meterse con a Iglesia, sino todo lo contrario. En todo caso estas críticas pueden venir de esas personas de las que se dice que son más papistas que el Papa.

¿Debemos sentirnos muy contentos los católicos por esto? Digamos que sí y no. Pablo VI fue un papa fuera de serie, acaso el gran Papa del siglo XX, y sin embargo ha sido un gran incomprendido y para muchos un perfecto desconocido. Otro tanto podríamos decir de Pío XII. O del mismísimo Jesucristo, que fue condenado a muerte con el griterío del pueblo pidiendo que lo crucificaran. Por eso decimos que el que aplaudan o critiquen a uno no es decisivo a la hora de valorar a una persona. Hay decisiones valientes y necesarias que pueden ser impopulares.

Dicho lo que precede, nos unimos a la alegría de quienes consideran la elección del Papa Francisco como una buena noticia para la Iglesia y para el mundo. Pero seríamos injustos si pensáramos que con él se ha producido un cambio sustancial con relación a sus predecesores. En realidad la principal diferencia no está en el mensaje que unos y otros nos transmiten, que es fundamentalmente siempre el mismo, sino en la habilidad para comunicarlo y en los gestos que lo acompañan. Pero para un cristiano adulto en la fe y bien formado la fe cristiana y la Iglesia son siempre valoradas, independientemente de quien sea el papa o el cura que predica. No obstante, siendo realistas, tenemos que reconocer que la forma de presentar las cosas cuenta mucho.

Ahora bien, no podemos olvidar que la llegada del cardenal Bergoglio a la Sede de Pedro no habría sido posible sin la humildad y generosidad de Benedicto XVI que supo renunciar en el momento oportuno. Pero, sobre todo, hemos de pensar que Dios manda en cada momento el Papa que la Iglesia necesita. Tras la muerte de Juan Pablo II estuvo a punto de ser elegido Bergoglio, que en ese momento no quería ser papa y se inclinó por Ratzinger. Sin duda fue un acierto. No había llegado su momento. Y hubiera sido una enorme pérdida para la Iglesia el que antes no hubiera sido papa Ratzinger. Es cierto que su elección no fue bien recibida por todos, pero como Dios y el tiempo ponen las cosas en su sitio, ahora muchos se han dado cuenta de que el rechazo a Benedicto XVI era totalmente injusto.

Y, puesto que este artículo se titula “Líder mundial”, para ser más exactos tenemos que decir que el liderazgo de los papas no radica tanto en sus personas cuanto en quien los envía y a quien representan: a Jesucristo. El Papa y los obispos y los curas podrán hacerlo mejor o peor,  pero lo que realmente importa es el anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo, de tal manera que él sí que es verdaderamente el más importante líder mundial, el más influyente y el más querido. Si él no estuviera, los demás sobrarían.