PREMIOS MUJER 2024

El fin de año: una fiesta descolocada en el tiempo

Casualidades y caprichos marcan nuestras vidas

Ya faltan muy pocos días (incluso pocas horas), para que un año mas se repita el ritual. Las uvas en la mesa, las copas de champan dispuestas, la televisión con la imagen de la Puerta del Sol de Madrid (o algo similar) y cuando nuestros relojes señalen las 24 h. exactas del día 31 de diciembre daremos por finalizado este año que es (oficialmente ) el número 2013, después del Nacimiento de Jesucristo. Nadie pone en duda que en efecto el año oficialmente y a todos los efectos prácticos termina exactamente a las 24 horas justas del próximo día 31 de diciembre.

Sin embargo por suerte hoy todos tenemos unas nociones aunque sean muy básicas de astronomía (¡¡ no confundir con astrología¡¡) y por ello tal y como figura en aquellas enciclopedias de las escuelas de nuestros pueblos de hace décadas, sabemos que a lo largo del año hay 4 instantes singulares que corresponden a otras tantas posiciones de la Tierra respecto al Sol. Se trata de los dos solsticios (verano e invierno) y de los dos equinoccios ( otoño y primavera); pero mira por donde el fin de año no cae en ninguna de esas 4 fechas en las que nuestro planeta adopta una posición singular respecto al Sol. El solsticio de invierno suele acaecer en la actualidad en torno al 21 de diciembre, pero no en el 31. Dando una vuelta de tuerca mas al asunto podemos buscar otros dos días singulares a lo largo del año, aquellos en los que el Sol esta mas cerca (perihelio) o mas lejos (afelio) de nosotros; pero estos tampoco coinciden con el 31 de diciembre. El perihelio tiene lugar entre los días 1 y 5 de enero y el afelio entre el 2 y el 7 de julio.

¿A cuento de que viene pues dar por finalizado el año el 31 de diciembre?¿ No sería lo mas lógico hacerlo coincidiendo con alguna de las fechas singulares señaladas?. Hay que tener en cuenta que los instantes de solsticios y equinoccios no coinciden año tras año en el mismo día y esto quizá sea un inconveniente, para fijar el inicio del año en ellos. Esta sin embargo no parece una razón de peso. Por lo que yo he averiguado el motivo es otro.

Rebuscando por la Red he visto un artículo de un tal Luis Carlos de Hita Ledo, en el que figura una razón que me parece bastante convincente. Según el precitado autor cuando Julio Cesar implantó el calendario Juliano (la base del que hoy aún seguimos utilizando, llamado Gregoriano), quería que el año comenzase coincidiendo con el equinoccio de primavera o el solsticio de invierno. En aquella época (hace mas de 20 siglos), el solsticio de invierno ocurría hacia el 24 de diciembre y por ello era cuestión de cambiar el fin de año sólo unos 6 dias,….pero el Senado Romano se opuso porque tradicionalmente iniciaba su año oficial el 1 de enero. Julio César, mandaba mucho,…pero en esta ocasión cedió y así dio pie a que 20 siglos después tengamos dos fiestas importantes muy próximas (la Navidad y el Fin de Año). Ello es así porque los romanos de entonces en el solsticio de invierno celebraban una fiesta, que venía a significar algo así como el triunfo del Sol o de la luz sobre la oscuridad. Es lógico que así fuese porque a partir del solsticio de invierno los días empiezan a crecer y el Sol discurre  por el firmamento cada vez mas alto en el Hemisferio Norte.

La Iglesia aun no existía en tiempos de Julio Cesar, pero décadas después hizo su aparición y consideró que la verdadera Luz del Mundo era Jesucristo y por eso decidió celebrar su Nacimiento el 24 de diciembre. Aprovechó para ello la antigua celebración pagana, pero claro está el día y año del nacimiento de Jesús aún sigue siendo un tema sin determinar 20 siglos después. Al parecer nació a mediados de abril y unos cinco años antes de lo que se considera oficialmente, como por otra parte es bien conocido.

Total que si a las dos fiestas ya señaladas (Navidad y Fin de Año), añadimos la de Reyes, tenemos completado el trío sobre el que a apoya actualmente toda la parafernalia de las llamadas Fiestas Navideñas. De las tres yo pienso que la mas descolocada es la del Fin de Año. Opino que Julio César tenía mas razón que el Senado Romano y que lo lógico hubiese sido colocar el fin de año coincidiendo con el solsticio de invierno. No obstante ahora pretender cambiar todo esto es muy complicado.

Las Navidades tienen un origen claramente religioso, pero por suerte o por desgracia, lo que prima en nuestros días es el poder económico. La Navidad se sostiene y se afianza debido al mismo (compras, comidas, regalos,…..), pero no es mi intención analizar este tema. Si lo es aprovechar el quite para desear a todo el mundo un feliz año 2.014,…… incluyendo a los catalanes.

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Bembibre 28 de diciembre de 2013.

Rogelio Meléndez Tercero