A veces es necesario ponerse ante un espejo para reconocerse. La política madrileña tiene esa virtud. A veces, hasta que las cosas no pasan en Madrid parece que no existen o que no se reconoce su gravedad.
El nombramiento de Toni Cantó como director de la Oficina del Español en Madrid ha generado una ola de indignación y estupor que se ha extendido, cómo no, más allá de Madrid. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que es bastante unánime la sensación de que se están riendo en nuestra cara, que se burlan de la gente sin pudor ninguno. Y lo peor de todo, podríamos asegurar que lo hacen porque saben que no tiene consecuencias, que no supone ningún coste político real. Podríamos concluir que piensan así envalentonados por los últimos resultados de las elecciones madrileñas.
El flamante director de la oficina creada ex profeso para él, quiso dejar claro que esto no era un chiringuito. Era demasiado sonrojante no intentar justificarse ya que había enarbolado la bandera como destructor de chiringuitos y pretendió ejercer como enemigo acérrimo de enchufismos para colocar a los amiguetes. Pero el argumento elegido desveló todavía más la burda artimaña. Resulta que el chiringuito es él. La oficina no tiene infraestructura. Él y su cara son suficientes para justificar el gasto de 75.800 € anuales. Tendremos mañanas de flashes y tardes de gloria con el desarrollo de sus actividades, al tiempo.
Mientras en Castilla y León pasan cosas que ni reconocemos ni conocemos en esta esquina del noroeste. Estoy segura que muchas personas medianamente informadas no sabrán de los sobrecostes del hospital que de Burgos, ni de los casos de corrupción vinculados a los gobiernos de la comunidad autónoma que ya están en los tribunales con petición de elevadas penas por prevaricación, malversación, tráfico de influencias…
Y seguro que casi nadie se ha enterado del penúltimo desprecio que la Junta le ha hecho al Consejo Económico y Social. Resulta que esta prestigiosa institución realiza muy interesantes análisis de diagnóstico sobre la situación de nuestra comunidad con un montón de datos, estadísticas y recomendaciones. La Junta ha obviado su buen hacer para encargar a una consultora de fuera de la comunidad un informe de diagnóstico sobre la situación económica y social de Castilla y León. ¿Por qué quiere pagar la Junta por una información de la que ya dispone? ¿Será desprecio, soberbia, ignorancia o qué será? Tal vez si nos colocamos ante el espejo madrileño podamos vislumbrar la respuesta.
Angela Marques muchos estamos de acuerdo con tu opinion sobre el carguito al señor Cantó. Pero tambien recordamos cuando a ti se te premio con un carguito que no te correspondia como el que te dieron en el Museo de la Energia dw Ponferrada y del que disfrutastes un tiempo hasta que alguien entendii que tu no pintabas nada en absoluto en dicho museo.