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Sistema d’Hondt y circunscripciones: ¿cómo se reparten los escaños?, ¿cuántos votos cuesta conseguir un procurador por la provincia de León?

Repasamos con ejemplos históricos el comportamiento del sistema electoral en la autonomía, que celebrará nuevas elecciones en menos de un mes
Cortes de Castilla y León / Ical

El próximo 13 de febrero, los ciudadanos de las nueve provincias que conforman Castilla y León están llamados a unas elecciones anticipadas para elegir los representantes que ocuparan los 81 escaños que conforman las Cortes de dicha Comunidad Autónoma. Un total de 13 de ellos serán electos por la provincia de León.

Esto último no siempre ha sido así: en el año 2011 o 2015, por ejemplo, la circunscripción de León repartía 14 procuradores, uno más, del total de 84 que conformaban por aquel entonces las Cortes. Los cambios son debidos a la despoblación, pues el sistema electoral de esta autonomía determina que se asignen un mínimo de 3 procuradores a cada provincia más otro por cada 45.000 habitantes (y uno más a mayores si la última fracción supera los 22.500). A menos población, menos procuradores.

Para decidir a qué partidos se asignan los próximos representantes en las Cortes, una vez se han contabilizado los votos, aquellas candidaturas que han superado el 3 por ciento del total de votos válidos emitidos entran al reparto, el cual se realiza por sistema d’Hondt. Esto quiere decir que si un partido o coalición obtiene el 2.99 por ciento de los votos en una de las circunscripciones, no será tenido en cuenta para el reparto aunque dicho monto de votos pudiera suponerle uno (cosa harto improbable, en cualquier caso, cuando se reparten, como en León, 13 escaños).

Cabe recordar que ese porcentaje, esa barrera de entrada, se calcula sobre el voto válido, que suma el voto dirigido a las candidaturas y el voto en blanco (excluye el voto nulo), lo que hace que el voto en blanco, en la práctica, suba el listón que deben superar los partidos pequeños para, por lo menos, ser considerados en el reparto.

El sistema d’Hondt (que es un sistema que proporciona una lista ordenada), que se usa para repartir los escaños entre las candidaturas que han superado ese 3 por ciento de voto válido, funciona generando una serie de cocientes. Los votos de cada partido son divididos por 1, 2, 3 y así sucesivamente, y una vez ordenados (de mayor a menor) los cocientes de todos los partidos, se consideran elegidos los (en este caso de la circunscripción de León) 13 más altos.

Para ilustrar esto podríamos ver la tabla de cocientes de las últimas elecciones autonómicas en León. Se trata de la tabla con los resultados definitivos, los que sirvieron para asignar procuradores, no los de la noche electoral, igualmente ajustados, que fueron impugnados (y que habían dado un reparto de escaños diferente).

Fuente: JCyL

 

En la tabla podemos ver cómo se repartieron los procuradores por la provincia de León en 2019. El número 13 es el que se asignó a Podemos-Equo por su primer cociente, 14.469 (su total de votos entre 1). En la lista de cocientes de los restantes partidos, todos los cocientes que superan esa cantidad aparecen remarcados en amarillo; así, el PSOE obtuvo 6 procuradores (su sexto cociente es 15.380), el PP, 4 procuradores, etcétera; hasta sumar 13.

En verde, aparece remarcado el que sería el siguiente cociente en conseguir escaño, que es el segundo de Ciudadanos. Como puede verse, la distancia a la que quedó Ciudadanos de conseguir su segundo escaño fue mínima, no más de unos 183 votos. De haber obtenido ese número de apoyos más, el total de sufragios naranjas dividido por dos (el segundo cociente de Cs) habría sido superior al total de votos a Podemos, por lo que el reparto habría determinado que la formación liberal se habría llevado dicho procurador (como ocurrió la noche electoral, en los resultados que fueron impugnados).

En el caso del PP, para haber arrebatado ese escaño a Podemos, habría necesitado 738 votos más (para que al dividir su total entre cinco, ese cociente fuera mayor que el de Podemos).

Es por esta manera de funcionar del sistema d’Hondt que se puede hacer un cálculo, primero, de cuántos votos necesita un partido para conseguir al menos un diputado en una circunscripción: y, después de las elecciones, una vez contabilizados los votos, qué cantidad de estos faltaron para que los resultados hubieran sido de otra manera.

¿Cuántos votos se necesitan para obtener un procurador?

La primera cuestión, la de los votos necesarios para obtener representación, siempre dependerá de la participación en los comicios, la dispersión del voto en distintas candidaturas y del número de escaños que se reparten, aunque una mirada histórica suele dar unos márgenes aproximados entre los que se ha ido moviendo el asunto.

En 2019, como se veía en el cuadro (remarcado en rojo), el último procurador se consiguió con 14.469 votos (un 5,5 por ciento). Si nos vamos a los resultados de 2015, cuando en León se repartían 14 escaños, el último de estos fue el quinto que logró el PSOE con un cociente de 14.422 (que en votos sería un 5,47 por ciento del total); y en 2011, las elecciones anteriores, cuando también se repartieron 14 escaños, el último fue el octavo del Partido Popular con un cociente algo más alto, 15.810, lo que en votos sería el 5,59 de los válidos. En este ejemplo, el más antiguo de los tres, con el último cociente más alto, el voto estaba más concentrado en las dos grandes formaciones del bipartidismo (y el sistema d’Hondt, en la práctica, favorece a las formaciones que concentran el voto).

9 provincias, 1 comunidad: ¿por qué no valen todos los votos lo mismo?

Aunque el sistema d’Hondt es un sistema mayoritario, es decir, a medida que crezca el número de escaños que se listan va a favorecer ligeramente a las formaciones más votadas, no deja de ser un sistema proporcional. Cuando encontramos situaciones en las que un partido que ha obtenido más votos tiene menos escaños que otro que tuvo menos, es debido a que la elección se hace por circunscripciones, en el caso de Castilla y León, nueve (una en cada provincia)

Esta situación, que partidos con más votos se quedaran fuera y, en cambio, otros con menos consiguiera representación, ocurrió, por mentar ejemplos recientes de elecciones autonómicas, a Izquierda Unida en 2007 y a Unión Progreso y Democracia en 2011 y 2015, cuando dichas formaciones quedaron sin representación a pesar de tener más votos que UPL. Mientras los leonesistas concentraban todo su voto en una única circunscripción, logrando pasar el mínimo legal, entrar al reparto y conseguir escaño, ni la coalición izquierdista ni el extinto partido magenta hacían lo propio en ninguna provincia, aunque sumaran más votos en el global. En 2019, se repitió esta situación con Izquierda Unida de protagonista, que volvió a quedar fuera esta vez con más votos que tanto la UPL como un nuevo actor, la formación Por Ávila, consiguiendo estas dos segundas representación.