Te voy a acompañar en este viaje a las profundidades de tu forma de ser. Sí la tuya. Es paralela a la mía… Allá en el infinito nos dirían que venimos del mismo lugar al ser paralelos, aunque le insistamos en que somos diferentes… Somos copias querido lector… En esta profundidad tuya (la mía) vamos a encontrar por qué te duelen algunas cosas y otras no, por qué te cuesta tanto algo y otras cosas son fáciles. Pasarás de victima a héroe, lo mínimo que mereces para ti en vida.
Todo comenzó en tu más tierna infancia…
Por aquel entonces ocurrió esto en tu aprendizaje sobre la vida: te enseñaron todo. Lo hicieron personas a las que también enseñaron otros… y así consecutivamente. La pregunta es lógica: ¿Tenían certeza sobre lo que te enseñaban? La respuesta es igual de lógica: no es posible. Sólo lo suponían (como sus antecesores) y se dedicaron a transmitir (que no verificar) lo aprendido y enseñado. Así nació tu forma de ser querido lector/a. Esa persona eres tú.
PRIMERO: VÍCTIMAS DE VÍCTIMAS
Según la escritora estadounidense Louise L. Hay, somos “víctimas de víctimas”. La señora Hay sostiene (con la certeza de la curación a sus semejantes) que los valores que se transmiten a las personas son incompletos cuando no alcanzan un estadio aún peor: ser incorrectos. Los padres, tutores o figuras que son referencia para los niños sí transfieren con amor lo que saben, aunque ese amor ha eludido la responsabilidad de educarles también en otra idea mucho más honesta: “sólo es su versión” de la vida, no la vida misma.
Tan difícil es querer acertar en la vida con unas creencias incompletas, cuando no incorrectas, que muchas personas construyen la base de su personalidad con “errores” fatales. Entre ellos, el amor a su propia persona, el respeto a la propia integridad. Es muy común entre los homo sapiens sapiens. Esa es la base de todo sentimiento que oprime… pero no te lo enseñaron… ¿Es comprensible el maltratarse con malos augurios o sentimientos? Claro que no. Cualquier otro ser vivo no lo comprendería, pero nosotros sí lo hacemos. Louise Hay te enseña esto:
“Si no te amas total, entera y plenamente, es porque en algún momento aprendiste a no amarte. Pero puedes desaprenderlo. Empieza a ser amable contigo ahora mismo. El comportamiento de los niños es un reflejo del de los adultos. Examina qué te impide amarte y disponte a liberarte de ello. Serás un maravilloso ejemplo”
SEGUNDO: CONVIÉRTETE EN TU HÉROE
Lo cierto es que no te enseñaron todo lo necesario. ¿Por qué? Porque no lo sabían todo. ¿Tú sabrías todo para enseñar a otro semejante? Tampoco. Él o ella adolecerían de tus errores, amados u odiados, pero errores ante todo. Comprenderlo es sanar en tus profundidades… No puedes culpar a nadie de no saberlo todo. Es imposible que sea su responsabilidad saberlo todo, nadie pudo desde el origen de los orígenes. Solo te cabe aprender del “error” y comenzar a vivir como un héroe/heroína. Sólo es necesario un sentimiento: perdonarte a ti y a ell@s. Una vez resuelto el conflicto de culpar, libérate de muchas de sus creencias. Algunas son así:
* “La vida es dura” (Es cierto para ellos si su vida fue así. Ésa no tiene por qué ser la tuya)
* “Los sueños, sueños son”. (Sí, para tus “tutores” al parecer fue así. Por eso te lo transmitieron creyendo que tú tenías que ser ellos. Error)
Podríamos seguir, pero cualquiera de esas creencias no superaría ni el más básico análisis sobre la realidad de las cosas porque son sólo una visión subjetiva de la realidad. Por eso mismo no son verdades. Son ideas transmitidas con amor, que no certezas. Tú debes convertirte en los héroes/heroínas que ellos no supieron ser. Para eso es fundamental librarte de las creencias que actúan por ti, y tú creyendo que eras libre. Uno de los héroes de la vida es mi recurrente Carl Gustav Jung. Él dice textualmente que “nacemos originales, morimos copias”. Sé original, yo siempre te he visto así. Hazlo tú también.