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Cuatro de cada diez contratos firmados en Castilla y León el año pasado fueron a tiempo parcial

R. Travesí/ ICAL El 40,1 por ciento de los contratos suscritos el año pasado en Castilla y León fue a tiempo parcial, lo que supuso casi seis puntos más que la media nacional (34,6 por ciento) y sitúa a la Comunidad con la quinta tasa más alta de España, solo superada por Ceuta (47,2), Melilla (46,5), Madrid (43,2) y Canarias (42,7). Son datos que recoge el Informe del Mercado de Trabajo Estatal, relativo al ejercicio anterior, que publica el Servicio Público de Empleo (Sepes).
El estudio señala que el tipo de jornada de los contratos a tiempo parcial va “ganando terreno” a los de jornada completa a lo largo de la última década. Se trata de una característica del mercado laboral español puesto que en 2004 la distribución era del 77,2 por ciento de completa sobre el 22,1 de parcial mientras que en 2013 se situó en el 64,5 (9,5 millones) y el 34,6 por ciento (5,1 millones).
La distribución por provincias constata mayores diferencias puesto que el informe del Ministerio de Empleo y Seguridad Social refleja que el porcentaje de contratos a tiempo parcial se dispara hasta el 56,2 por ciento en la provincia de Salamanca. Se trata del nivel más alto de todo el país mientras que Jaén concentró el 15,8 por ciento. El análisis que hace Sepes es que en las zonas donde la agricultura tiene una mayor presencia se realizan mayor proporción de contratos a tiempo completo.
Además, la tónica es que una práctica cada vez más habitual que no tiene visos de cambiar. El año pasado, la contratación a tiempo completo aumentó un 3,11 por ciento y con jornada parcial, el 5,2 por ciento.
También se mantiene otra tendencia como que los mayores porcentajes de jornada completa corresponden a los hombres y las de tiempo parcial se concentran más en mujeres. No en vano, a lo largo del último año, las féminas tuvieron el 45,7 por ciento de sus contrataciones por horas mientras que el tiempo completo fue del 73,4 por ciento en el caso de los hombres.

La contratación por horas ha sido, tradicionalmente, una modalidad vinculada al trabajo de las mujeres. Y es que es un acuerdo laboral que permite compaginar la vida familiar y laboral y por tanto una de las medidas de conciliación más extendidas tanto en España como en Europa. Pero la crisis ha motivado un cambio de esta realidad puesto que tal y como señaló un reciente informe de Randstad, con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, los contratos a tiempo parcial entre los hombres aumentaron un 46 por ciento entre 2007 y 2013, frente al incremento del 3 por ciento entre el sector femenino.

Este trasvase de contrataciones de tiempo completo a parcial ha venido en parte impulsado por algunas medidas que se introdujeron a raíz de la reforma laboral, con el objetivo de dar mayor flexibilidad al mercado laboral. En la actualidad, en algunos países europeos esta modalidad ya se ha convertido en una herramienta básica de generación de empleo.
Por ejemplo, Holanda tiene la tasa de contratos a tiempo parcial más alta del mundo (49 por ciento) y cuenta con un siete por ciento de desempleo. En Alemania, está en el 27 por ciento pero, a diferencia de España, solo un 16 por ciento de esos trabajadores estaría dispuesto a ampliar su jornada si pudiera. Esta modalidad de contrato ya alcanza el 20 por ciento en nuestro país, con el segundo puesto en la Unión Europea, solo por detrás de Holanda.
El secretario de Formación y Empleo de Comisiones Obreras en Castilla y León, Saturnino Fernández, asegura que el contrato por horas es positivo, siempre y cuando sea voluntario para conciliar o a la hora de compaginar los estudios con un empleo. Pero, advierte, que no es algo que ocurre con la gran parte de los españoles que “está obligado a coger cualquier trabajo antes la necesidad y la falta de oportunidades”. A su juicio, el contrato parcial se ha convertido en la modalidad “estrella de forma involuntaria” y considera que los empresarios “se aprovechan de los beneficios que tienen para ellos”.
Fernández denuncia que el contrato por horas ha traído mucha flexibilidad y, por tanto, fomenta las irregularidades y el fraude, puesto que los empresarios contratan al empleado por más horas de las recogidas. “Es imposible de controlar por parte de la Inspección de Trabajo porque el horario es variable y son habituales las horas complementarias”, asevera.
“Precariedad total”
En definitiva, según este responsable sindical, el contrato a tiempo parcial es sinónimo de “precariedad total” no solo por las condiciones laborales sino también por que conlleva menos prestaciones sociales a la hora de una baja, cobrar el paro o disfrutar de la jubilación. Además, los trabajadores se ven forzados por conseguir un segundo empleo para obtener un salario digno.

La secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo, subrayó hace unas semanas que es “mucho mejor” tener un contrato a tiempo parcial que estar en las listas del paro. “El contrato a tiempo parcial no deja de ser una vía de acceso al mercado laboral y una vía para dar oportunidades a las personas”, insistió tras recordar que cuando una economía sale de la recesión después de casi siete años. Además, precisó que estar inscrito en la lista del paro es una pérdida de valor.

El secretario regional de Formación y Empleo de CCOO lamenta esas desafortunadas declaraciones que califican de “demagogia barata entre personas con un buen sueldo”. Recuerda que el trabajo es un derecho constitucional y que el contrato a tiempo parcial es, sin duda, la peor entrada al mercado de empleo.

En todo caso Hidalgo recordó que el contrato a tiempo parcial tiene “todas las garantías” para el trabajador y dijo no entender que se asimile a la precariedad. Además, se mostró esperanzada en que las empresas aumenten su actividad y conviertan ese tipo de contrato a uno de tiempo completo.

Movilidad laboral
El Informe del Mercado de Trabajo Estatal también hace referencia a la movilidad entre comunidades autónomas por la contratación. A lo largo del año pasado, Castilla y León repitió la tónica habitual de ser una región exportadora de mano de obra. La Comunidad registró 49.089 contratos de personas de otras regiones mientras que hubo 72.659 castellanos y leoneses que formalizaron trabajos en otros lugares. Es decir, un saldo negativo de 23.570. Como es habitual, el principal destino es la Comunidad de Madrid.
En cuanto a los flujos interprovinciales, el estudio del Ministerio resume que la mayoría de provincias mantuvo en 2013 su carácter emisor o receptor del año anterior. Únicamente hubo dos provincias en España que cambiaron aunque en cantidades poco significativas. Curiosamente son las dos de Castilla y León. Fue el caso de Palencia que pasó pasado a ser receptora, cuando desde 2001 había sido una provincia emisora, y el caso de Segovia, que pasó a ser emisora, pero el año anterior había sido una excepción en la década ya que tradicionalmente había sido también una provincia emisora en términos de contratación.
Afiliados con menos de 24 años
El trabajo del Servicio Público de Empleo permite comprobar con detalle el número de trabajadores afiliados por tramos de edad el año pasado. De las 829.662 personas dadas de alta en la Seguridad Social en la Comunidad, el 3,6 por ciento era menor de 24 años. Un porcentaje que aumenta hasta el 24,1 por ciento al incluir el tramo hasta los 34 años. Los trabajadores de 35 a 44 años son los que registran mayor porcentaje de afiliación (240.245) pero muy cerca de los 239.179 del tramo entre 45 y 54.