PREMIOS MUJER 2024

Cristina, una ponferradina en Milán: “Antes de irme a dormir miro por la ventana y las luces en las casas son un símbolo de resistencia”

Lleva desde el 24 de febrero confinada en su casa en Italia y lamenta ver que no haya una concienciación total sobre la importancia de quedarnos en nuestros hogares, de portarnos bien, para que esto acabe y, entre otras cosas, ella pueda venir al Bierzo a abrazar a sus padres
Cristina es una Ponferradina que vive en Milán y lleva 2 meses confinada en su casa. / EBD

Cristina es de Ponferrada y lleva 2 años en Milán. En Italia en general un poco más. Se declara tímida y reservada y nos cuenta cómo allí la situación es muy grave, convencida de que así puede ayudar a crear concienciación.

Pregunta. Las personas como tú, que estáis fuera de casa, debéis de estar sufriendo esto doblemente, por vosotros mismos y por lo que veis que está sucediendo en España

Respuesta. Es como si estuviera viviendo un déjà vu, porque en Italia también hemos empezado con “esto no es nada, es una gripe, estamos superpreparados” y al final ha habido un desbordamiento de todo. Como un tsunami. Es frustrante. Incluso hubo iniciativas en Milán y en otras ciudades para que no se parara la actividad.

En Italia se lo tomaron de esa manera. Luego han empezado a poner decretos de restricciones aunque hay gente irresponsable que sigue saliendo. Al principio, empezó en el norte y se cerraron las zonas llamadas rojas en Lombardía, hasta que llegó un momento que todo el país fue zona roja. Pues en las horas previas a ese decreto (tras el primer foco en la zona de Lombardía, se sucedieron decretos hasta que al final llegó un decreto mucho más rígido que declaraba toda Italia zona roja -y se filtró-) mucha gente se fue a coger los trenes para irse al sur.

Entiendo la frustración y la rabia de estudiantes y gente que es del sur y quiere volver a sus casas… yo también tengo familia y estoy sufriendo mucho pero no he cogido un vuelo para irme a España poniendo en riesgo a la gente que quiero. Solamente la responsabilidad nos puede salvar. Y el respeto a los demás.

Y en España hay muchas cosas que están sucediendo igual que en Italia en el momento inicial. Hay mucha gente que no puede quedarse en sus casas: los transportistas que se encargan de que tengamos suministros, está el personal de supervivencia, teleoperadores que están con mucha gente alrededor trabajando y no se puede quedar en casa, la gente que está en los supermercados, y muchos otros más… y por no hablar del personal sanitario, que está desbordado. Si nosotros tenemos la opción de quedarnos en casa, ¿por qué no hacerlo?

Sigo viendo gente que sale a correr, que sale a pasear el perro 5 veces. Si tú puedes quedarte en casa, hazlo. Pienso en mi abuela: vivió la Guerra Civil, con hambre y mil penurias, y a nosotros solamente nos piden que estemos en casa en esta “guerra”, cuando hay gente que incluso que no la tiene. Es nuestro modo de combatir.

P. ¿Desde cuándo lleváis así en Italia?

R. Yo llevo desde el 24 de febrero prácticamente encerrada en casa. He tenido que salir por obligación un par de veces. Altos y bajos, mucha impotencia. Preocupación. Miedo. Es difícil tener la mente fría e intentar que los días pasen lo más tranquilamente posible. Yo en mi caso tengo la preocupación por mi familia, mis padres, están allí, no puedo cuidar de ellos… Tienes que intentar por todos los medios controlar la mente, entretenerte, porque si no esto acaba contigo. Lo bueno es ver que la humanidad, que es lo que realmente va a curarnos, empieza a florecer con esta primavera que no podemos tocar: estos aplausos a las 8, la gente que canta, toca la guitarra, como en mi barrio, o pone carteles… es esperanzador: todavía hay gente que piensa en los demás y además intenta transmitir energía.

Antes de irme a dormir siempre miro por la ventana y las luces que están dentro de las casas son un símbolo de resistencia. Aunque, claro está, no es suficiente. Hay que cumplir con lo que se nos está pidiendo que es quedarnos en casa.

P. Hace unos días compartiste un mensaje contando lo que estaba pasando en Bérgamo, que era tan grave que era incluso difícil de creer… ¿es oficial?

R. Es oficial. Hubo gente que me dijo “eso no puede ser verdad”, “esos camiones no pueden estar debajo de la casa de quien hizo la foto”. Había mucha gente que me decía que eso no podía estar pasando. Eran camiones que llevan los féretros de personas para las que no había espacio en el cementerio. Habían muerto 330 personas esa semana en Bérgamo. Hay gente muriendo sola, no pueden ver a los familiares. Una mujer contaba que no podía ver a su padre y cuando murió lo metieron en una caja y le dijeron “el funeral dentro de 3 semanas y no sabemos dónde”. Viendo esta noticias y los mensajes oficiales de los boletines, la distancia, lavar las manos, no salir… y hay a quien no le entra en la cabeza y cuando les muestras una imagen te dicen que es “exagerado”.

Fotografía que ha circulado en los wwhatsapps de italia con camiones militares en las calles de Bérgamo. / EBD

 

Por eso hay momentos de cabreo. Me considero empática y tolerante, pero… ¿veis esta foto? No es un desfile, no se está celebrando nada ni es una película. Son camiones militares que transporta gente muerta que hace nada respiraba y tenía familia. Son 330 y no son solo números.

P. El lema en Italia es “andrà tutto bene” (todo saldrá bien), ¿qué sientes al escucharlo?

R. No te negaré que he llorado mucho escuchando esa frase y viendo todo lo que está sucediendo. Pero a día de hoy, que mucha gente que dice esa frase se comporta de forma irresponsable. Andrà tutto bene si te quedas en casa y proteges tu propia vida y la de lo demás. El derecho a arruinar tu vida termina donde está el mío de respirar cada día. El andrà tutto bene por un lado me obliga, hace que me obligue a pensar que saldremos de esta. Que esto nos podrá regalar un poco de humanidad, a ver si este “golpe”, por no decir esta ostia, tan grande nos diese un poco de humildad y valorásemos desde las personas que tenemos cerca a los que vienen de otros lugares del mundo a buscar algo mejor. Me obligo a pensar que puede mejorar. Mientras sucede, la cosa parece Navidad y todos somos muy buenos pero es algo que no tiene que enseñar una lección de vida.

Por otro rabia y angustia porque mucha gente que dice esta frase, la vida de los demás les importa muy poco. Pero sí: Esto tiene que servirnos para valorar más la vida y las pequeñas cosas que la vida nos regala. Cosas que normalmente no se ven, una vecina me saluda con la mano desde el balcón. antes del encierro no la conocía y ahora eso me da esperanza.

P. ¿Qué es lo primero que harás cuando esto se acabe?

R. Quisiera poder abrazar a mis padres. Poder volver a sentarme en un banco, con ellos al lado, a mirar la vida “aburrida” y “monótona” y las cosas cotidianas. Hablar con ellos. Necesito que la gente se porte bien para que esto pare y poder volver a abrazar a mi gente; volver a mi casa y que haya abrazos esperándome.

Diciendo esto solo quiero ayudar. Quédate en casa. Sigue respirando. Yo quiero quedarme en casa. Y seguir respirando. Vivir.