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Condenan a Sacyl a indemnizar con 142.000 euros a la familia de un paciente fallecido por un infarto no diagnosticado

El fallecido fue remitido por su médico de Familia hasta en dos ocasiones al Hospital Río Hortega para que le realizaran las pruebas pertinentes
Médico. / Pixabay
Médico. / Pixabay

La Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Castilla y León ha dictado Sentencia, tramitada por los Servicios Jurídicos de la Asociación ‘El Defensor del Paciente’, mediante la cual condena a Sacyl a indemnizar con 142.787 euros la familia de un paciente fallecido por un infarto no diagnosticado en 2018.

El paciente, de 65 años, fue remitido en dos ocasiones por su médico de cabecera al hospital, al presentar un cuadro de disnea (sensación de falta de aire), para que le realizaran las oportunas pruebas para descubrir la causa. A a su llegada al Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, en el Servicio de Urgencias no le realizaron ninguna prueba para llegar a averiguar la causa de esa sensación de asfixia que refería. Fue dado de alta igual que llegó, desconociendo qué motivaba ese cuadro clínico, explicaron desde el Defensor del Paciente.

Al día siguiente, su médico de cabecera le remitió de nuevo al Hospital, dado que el paciente seguía igual, y el día anterior no se había realizado ninguna prueba para averiguar qué le causaba esa sensación de falta de aire. En esta ocasión, en el Hospital Río Hortega fue diagnosticado de ansiedad, pautándole medicación para ello. Ese día, si bien se realizaron algunas pruebas, éstas no fueron suficientes. No se estudiaron ni investigaron las causas que provocaban el cuadro clínico, que era el motivo por el que su médico le había derivado al centro asistencial, ya que no encontraba una causa que justificase sus síntomas.

Las pruebas realizadas, analítica y Rx simple, descartaron una posible causa respiratoria. “Se tenía que haber buscado entonces una causa cardiaca. La causa más frecuente de las disneas en urgencias es la causa cardiaca. Y en este caso, no existió una correcta valoración tanto de las causas cardiacas como respiratorias”.

La sentencia reprocha que el paciente había sido derivado al Hospital por su médico de cabecera precisamente para realizar un estudio de las causas de su disnea, y ese estudio no se hizo. “Dos simples pruebas rutinarias en el Servicio de Urgencias, como son la gasometría y determinación analítica de Pro-BNT, sirven para diagnosticar de forma rápida y sencilla una insuficiencia cardiaca y su causa. Estas pruebas no se realizaron al paciente, quien fue dado de alta en dos ocasiones, sin conocerse la causa de su disnea”.

Finalmente, el paciente sufrió un infarto y falleció. “Este fallecimiento se hubiera podido evitar con la realización de esas sencillas pruebas, o aquellas que hubieran resultado necesarias y útiles para conocer la causa de su sensación de asfixia. Causa que nunca llegó a diagnosticarse precisamente por no agotar los medios diagnósticos disponibles”.

A pesar de que la Inspección Médica había emitido informe favorable a la Reclamación inicial formulada por la familia del paciente, la Consejería de Sanidad y su Aseguradora se opusieron a una resolución favorable. Y ha debido de ser un juzgado quien, finalmente, dicte una sentencia que reconozca lo que informó Inspección Médica: que no se pusieron a disposición del paciente los medios necesarios para averiguar la causa de su cuadro clínico.