PREMIOS MUJER 2024

¿Cómo compartir los gastos en pareja y no morir en el intento?

Lo ideal es desde el principio abogar por crear un fondo común para depositar el dinero que se vaya a destinar a los gastos compartidos

Se comparten casa, faenas domésticas, tiempo, hijos y/o mascotas, ocio…. hasta el papel higiénico. Para la mayor parte de las parejas recién estrenadas, esta clase de cuestiones no son un motivo todavía de preocupación: “Cuando llegue el momento de la convivencia ya veremos cómo resolverlo”, piensan muchos. Sin embargo, la vida en pareja -en convivencia mutua- llega y se queda, se consolida, y al cabo de unos meses “qué es tuyo, qué es mío, qué es de ambos, qué pago yo y qué pagas tú” pasan a estar presentes en casi todos los diálogos del día a día. Lo normal es que estas cuestiones no influyan negativamente en la relación, aunque ello no sea fácil y requiera de mucha comunicación.

Por eso, lo ideal es desde el principio abogar por crear un fondo común, es decir, depositar el dinero que se vaya a destinar a los gastos compartidos en una de las mejores cuentas conjuntas sin comisiones que las entidades bancarias ofrecen a las parejas. Santander, BBVA, Sabadell… tienen en común que son bancos y que, además, ofrecen ventajosas condiciones para quienes optan por tener una cuenta bancaria común.

A continuación, te damos unos cuantos consejos que te servirán para que la economía en pareja no asiente las bases de un campo de batalla.

Administra el capital: Enfréntate a los gastos en pareja

La lista mágica: presupuesto económico

Toda buena planificación comienza por hacer una lista. Así pues, el primer consejo es realizar esa lista en la que recoger los gastos que se tengan. Cuando uno vive solo ha de correr con todos ellos, con lo cual la lista no resulta tan esencial, pero cuando se trata de convivir con otra persona es recomendable pactar quién corre con qué. Para ello conviene identificar todo aquello en lo que se invierte dinero cada mes y organizarlo en categorías. Antes que nada, la lista debe incluir las necesidades básicas, es decir, aquellos gastos imprescindibles que sí o sí se cumplen cada mes. Una vez dispuestos, el siguiente paso es hacer lo mismo pero con los gastos secundarios: aficiones, hábitos de compra… Por ejemplo:

  • Gastos imprescindibles: Vivienda (hipoteca/alquiler), transporte (combustible del coche, de la moto, bonos de autobús/metro/tren…), facturas de luz y agua, impuestos locales, alimentación y productos de higiene, facturas de teléfono e Internet, seguros de hogar/vehículos/médicos…., cuidado de niños y mascotas.
  • Gastos secundarios (hábitos de consumo): Cuidado físico (cuota del gimnasio, coste de las clases de yoga o pilates, tratamientos de belleza/medicina estética…), ropa, espectáculos, comidas y cenas fuera con amistades, mobiliario y decoración para la casa, vacaciones y escapadas, viajes de entretenimiento o por trabajo…

De todos estos gastos, algunos serán personales. Los que así sean, es conveniente que cada uno corra con sus propios gastos. En cuanto a aquellos aspectos que se repitan en la lista de ambos, habrá que establecer quién corre con qué gasto común, o en qué medida corren los dos con el mismo gasto (haciendo una partición justa y equivalente para ambas partes). Por ejemplo: Si Juan va al gimnasio y Ana, a la peluquería, cada uno de ellos correrá con lo suyo. Ahora bien, si están conviviendo en la misma casa, el coste de la hipoteca o del alquiler es por ambos, puesto que ambos cohabitan. En este caso, Juan y Ana habrán de ver cómo hacer frente al gasto. Lo más usual es que se divida el coste de la hipoteca/alquiler en dos partes, y cada uno se hace cargo de una mitad. Pero hay circunstancias, parejas, para las que esto no es posible, porque a lo mejor una de las dos personas está en paro o no cobra tanto como el otr. Aquí entra en juego el consenso: uno puede pagar el alquiler, y el otro, la luz y el agua.

Estas soluciones dependen de cada pareja. Lo que sí puede ayudar, a la hora de mantener el dinero organizado, es que cada miembro tenga su propia cuenta bancaria, para el dinero que destina a sus gastos personales, y luego ya una cuenta común, en la que estaría el dinero que se destinaría a los pagos que hagan conjuntamente.

Crea una cuenta conjunta

A la hora de abrir la cuenta bancaria en común es importante que ésta admita la cotitularidad, de forma que los dos miembros de la pareja puedan operar con ella. La cuenta común puede necesitar o no la autorización del otro.  Esto depende de cómo se configure desde el principio. Si la cuenta es de carácter “solidario”, no se requiere la autorización del otro para operar con ella.. Si, por el contrario, es de carácter “mancomunado”, la autorización del otro titular es indispensable para que la operación que quiera realizarse se efectúe. Se escoja la que se escoja, sí es importante que los recibos puedan domiciliarse y que las tarjetas sean independientes a cada titular. Por último, conviene siempre tener en cuenta a la Agencia Tributaria (Hacienda) en estos casos en lo que hay dinero de por medio. Así pues, en este enlace dispones de más información sobre tener una cuenta bancaria en pareja sin que ello suponga un problema con Hacienda.