EBD Decenas de entrenadores y jugadores gallegos se reunieron este sábado en el Gran Hotel de Lugo en un claustro organizado por la Federación Gallega de Baloncesto (FGB). No faltó a la cita el técnico del Embutidos Pajariel Bembibre PDM, Chiqui Barros, que fue uno de los cuatro ponentes seleccionados por el organismo para impartir una de las conferencias de este primer encuentro.
El encargado de abrir la reunión fue el consejero delegado del Breogán de Lugo, Alberto Fernández, que destacó la importancia del baloncesto en la ciudad y valoró las dificultades que se encuentran los entrenadores a la hora de trabajar, pues los consideró “la parte débil”, debido a que son los primeros afectados por los malos resultados. Reivindicó, asimismo, la apuesta del club lucense por el baloncesto de base.
En su emotiva exposición, Chiqui Barros empezó destacando el papel capital que tuvieron en su carrera como entrenador personas como su padre, Antonio Barros, Luis Ruibal y Evangelino Piñeiro, así como dos de sus ayudantes, Héctor Piñeiro y Raquel Álvarez. A continuación, entró ya en materia para iniciar su disertación acerca del baloncesto. Abordó la formación del entrenador, no como un autodidacta al 100%, sino como alguien que evoluciona leyendo y viendo entrenamientos, “recogiendo lo bueno del jugador”, lo que hace que avance como preparador.
Prosiguió su alocución centrándose en la “adaptabilidad”, como punto de partida para permitir el ensayo-error y hablar de un método flexible y abierto, con el que se trata de generar confianza. “Trabajas lo mismo, pero de forma diferente”, concretó el ferrolano, que remarcó la importancia de adaptarse a la situación, a la estructura del club y ser consciente de que se está “en la casa de otro”. Dio prioridad a la capacidad de empatía y de asumir la realidad, para poner el foco en la consecución de objetivos en función de la organización.
Insistió el técnico de la escuadra del Bierzo Alto en la necesidad de entender el lugar al que vas, resaltando el papel primordial de los medios de comunicación y la afición. Entonces, subrayó la importancia de tener “la mente abierta”, donde, en lugar de comparar, el entrenador se debe adaptar a la familia para centrarse en su trabajo.
Ahondando en la función de un técnico, Barros resaltó la necesidad de que sea un “generador de ilusiones” con una acertada gestión de la plantilla, para que el valor del colectivo sea mayor que el de las partes. En ese punto, el ferrolano se refirió al entrenador como el centro de una estructura circular, en la que debe seducir, ser cariñoso y más exigente con la gente que quiere.
Otro de los aspectos que subrayó Barros fue que sea un “especialista en el arte de observar”, dominando su oficio y anticipándose a los sucesos. Y para concluir, puso especial atención en la confianza, como punto clave para que todos los componentes del equipo logren sumar al colectivo. Ese aspecto hace que puedas delegar tantas funciones como sea posible, algo a lo que el ferrolano suele dar mucha importancia.