PREMIOS MUJER 2024

Centros universitarios

Bercianistas y socialistas se han lanzado a un cruce de acusaciones contra la Universidad de León, pues creen que con la excusa de la crisis, el rector José Ángel Hermida “pretende quitar de un plumazo un campus que no quieren y en el que no invierten”, en palabras de Iván Alonso, secretario del PB. La socialista Ángela Marqués amenaza con que los socialistas no consentirán que la situación económica sirva “para desmantelar el campus de Ponferrada, que creemos que puede debe tener un espacio en el mapa de titulaciones de Castilla y León”. Tarsicio Carballo exige más titulaciones y el rector, por último, clama contra el gobierno del PP por los recortes y el aumento de las tasas universitarias. Es dificil en este clima, donde los argumentos racionales brillan por su ausencia, entrar en un debate sobre los centros universitarios en el Bierzo.

La creación de centros universitarios en la comarca fue una reclamación de determinados sectores sociales e intelectuales de desde los años setenta. A comienzos de esa década un grupo de entusiastas comenzó a reivindicar la creación en el Bierzo de un Colegio Universitario, en el que se impartiera, de acuerdo con el decreto 2.551 de 21 de julio de 1972, el primer ciclo de los estudios universitarios, de facultades y escuelas técnicas. Alegaban para ello la población de la comarca (unos 140.000 habitantes más otros 60.000 de alrededores, Laciana, Valdeorras), el número de 15.000 estudiantes de Enseñanza Media en los dieciseis centros entonces existentes, y la lejanía del Bierzo con respecto a todas las universidades. Enviaron un escrito al rectorado de Oviedo, a cuyo distrito universitario pertenecía entonces el Bierzo, que respondió negativamente.

Hacia 1975 el Ayuntamiento de Ponferrada, a través de la Comisión de Instrucción Pública, que presidía Ovidio González Canedo, redactó un nuevo texto con nuevas razones y argumentos en favor del Colegio, y habló con diversas autoridades pero el tema quedó congelado, pese a que en las páginas de la revista Aquiana hubo en 1975 un verdadero alarde de opiniones en defensa de ese centro. Allí escribieron Telmo Barrios, Aniceto Núñez, Ignacio Fidalgo, Ovidio González, el procurador en Cortes Afrodiso Ferrero y algunos otros. Todos, o la mayoría, eran partidarios del mencionado Colegio Universitario, pero nada se hizo por entonces, ni tampoco años después, en la transición democrática, pese a la insistencia del Partido del Bierzo, especialmente de su presidente Tarsicio Carballo, que hizo de los centros universitarios una de sus principales reivindicaciones.

Por esos años y posteriores se crearon en Ponferrada la Escuela de Magisterio, la Escuela de Enfermería y la UNED, pero no fue suficiente para el activismo berciano, que exigía una descentralización de la recientemente creada Universidad de León, desgajada de la de Oviedo. En 1989 hubo los primeros contactos serios con el rector de la Universidad de León, con resultado negativo pues aquél se escudaba en que sus interlocutores no le presentaban una propuesta concreta. Posteriormente el ayuntamiento de Ponferrada, presidido por Ismael Álvarez, con el apoyo de la Corporación para el Desarrollo del Bierzo (César Garnelo), la FELE (Manuel A. Fernández Arias), los partidos políticos y organizaciones sociales, lograron comprometer, en 1995, a la Junta de Castilla y León, a su presidente, Juan José Lucas, y a la Consejera de Cultura, Josefa Fernández Arufe, para que apoyaran la idea y la financiaran. Ese mismo año, el rector Julio César Santoyo recibía a una comisión a la que sólo ofreció buenas palabras.

La presión popular con más de 30.000 firmas de apoyo recogidas por el Diario de León en 1995, lograban por fin que en 1996 el Consejo Interuniversitario aprobara la concesión de dos titulaciones para el Bierzo: Industrias Agrarias y Alimentarias, y Explotaciones Forestales. La Universidad de León creaba un segundo Campus en Ponferrada y en él se volcó con decisión el rector Angel Penas. En el curso 96-97 comenzaron las clases en los locales rehabilitados del antiguo hospital “Camino de Santiago”, en los que se invirtieron 140 millones de pesetas. Con ciertas reticencias y dudas, en el año 97 se anunció la inversión de 4.000 millones de pesetas de los fondos Miner para la construcción de nuevos edificios. En el curso 2000-2001 comenzó la nueva titulación de Enfermería y en el 2001-2002 Fisioterapia, y posteriormente la Escuela Técnica de Topografía.

El alumnado en los primeros años del siglo XXI llegó a alcanzar a más de 1.100 alumnos, pero la crisis los ha reducido en torno a los setecientos en estos momentos. Algunas titulaciones, como Enfermería, Fisioterapia, e Ingeniería Forestal tienen un número de alumnos aún tienen un número aceptable de alumnos pero otras han disminuido considerablemente. Por otro lado, algunas de estas titulaciones se imparten en otras unviseridades de Castilla y León, por lo que la competencia con un centro pequeño y alejado, como el de Ponferrada, va en su detrimento. No es un problema de este campus, 15 de los 36 grados que imparte la universidad de León tienen menos de 50 alumnos en primer curso, y algunos menos de 15, especialmente en la facultad de Filosofía y Letras. Los campus no pueden ofrecer todos lo mismo, ni puede haber campus en todas partes, mal que nos pese, porque el país no puede soportarlo económicamente. La demagogia no es buena consejera, luego pasa lo que ahora vemos, que no hay alumnos y el coste de los que hay es insostenible.

Si, ya sé que todos queremos campus en nuestras ciudades pero eso tiene poco sentido. Alemania, con casi el doble de población que España, tiene la mitad de campus que nuestro país. Es una locura que no puede mantenerse mucho tiempo. La racionalidad y el sentido común exigen que se fusionen, como los ayuntamientos, pero en ambos casos se choca con un chovinismo que no se mira más que su propio ombligo. No hay ninguna universidad española entra las primeras 150 de mayor calidad en el mundo; pero eso de la calidad no va con nosotros, lo que queremos es tener un título, barato a ser posible y sin salir de nuestra casa, aunque luego el cincuenta por ciento de los universitarios no encuentre trabajo, ni siquiera emigrando. Desconozco la solución (tal vez una política de becas), pero en el debate hay demasiado corazón y poca cabeza. Los políticos, que deberían introducir criterios serios y racionales, son los primeros que se ponen a la cabeza de las manifestaciones pidiendo lo imposible. Gobernar es otra cosa. Lo único que genera todo esto son sentimientos de agravio entre territorios, y en el mejor de los casos melancolía.