PREMIOS MUJER 2024

Celso, el alcalde que tendió puentes

Hay veces que las acciones de los hombres, nos hacen reconciliarnos con la visión lejana y dantesca que tenemos de la justicia. Una de las cuatro virtudes cardinales que hace bueno a quien las reúne. La justicia. Ese noble y complicado servicio, de dar a cada uno lo que le corresponde. El equipo de gobierno de Ponferrada ha invocado el principio de “justicia histórica”, para reconocer la labor realizada por dos alcaldes,-que lo fueron de Ponferrada-, en complicadas épocas de mandato: la República y los primeros años de la Democracia en España. La figura alegórica de la diosa Temis con la balanza de la imparcialidad y equidad como principios, vuelve a la mente de muchos y más, cuando la política anda de por medio. Juan García Arias, se llamará una calle junto al Museo del Ferrocarril y Celso López Gavela, pondrá nombre a uno de los Puentes que él mismo mandó construir, y que la demagogia bautizó como “Puente de los Faraones” como si hubiera supuesto a las arcas municipales, lo mismo que la construcción del Puente de Manhattan.
El gobierno de Celso López Gavela, con todos los hombres y mujeres que tuvo de concejales, contribuyó a hacer la vida más fácil y a acercar los problemas de los ciudadanos a su administración más próxima, el Ayuntamiento. Años de generosidad política, de debate sereno, de gran capacidad para llegar a pactos, de menos tensión que la actual entre los sucesores, al primer sillón municipal. Fueron 16 años de evolución de Ponferrada, de cambio total, de recuerdo de episodios históricos, como la gran movilización de los ciudadanos para impedir la quema de aceites tóxicos del aceite de colza desnaturalizado en la central térmica de Endesa, el hito que supuso la creación de la comunidad de Castilla y León; la moción de censura que superó el primer alcalde socialista, los momentos difíciles del intento de golpe de Estado del 23-F, la auténtica revolución y evolución de las Fiestas de la Encina, la habilitación de los parques y jardines. Una suma de acontecimientos que dijeron adiós a un pueblo que carecía de todo.
Y es el pueblo, por decisión del Ayuntamiento y por unanimidad, – esa otra virtud tan desligada de la política- el que devuelve ahora y ¡en vida!, como tienen que hacerse las cosas, el reconocimiento a una labor que está por encima de siglas políticas… porque Celso, fue siempre reconocido como el alcalde que tendió puentes al diálogo y al respeto, para contribuir en mucha medida a la Ponferrada que hoy vivimos.